Sauce Boxeador
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Sauce Boxeador
En un rincón de los jardines de Hogwarts se encuentra un gran árbol que posee control de sus ramas y las mueve, generalmente para atacar a cualquier ser vivo que se acerca. El árbol alberga la entrada a un pasadizo secreto hacia la Casa de los Gritos.
Minerva McGonagall- Directora de Hogwarts
- Mensajes : 311
Fecha de inscripción : 19/07/2011
Re: Sauce Boxeador
''Si usted recibe ésto:
¡¡Felicidades!!
Ha sido invitado a la mejor fiesta del año.
Habrá comida, música, mujeres bonitas y lo mejor de todo...
El cumpleañero más atractivo de los alrededores.
ADVERTENCIA: Está casado, así que ¡Cuidado con la rubia!
Espero verte allí,
No me falles (ésto va enteramente a CERBERUS ''CERBA'' BORTON)
El abrazo más grande y cálido que pueda darte alguien te desea...
Elliot Camberlain''
¡¡Felicidades!!
Ha sido invitado a la mejor fiesta del año.
Habrá comida, música, mujeres bonitas y lo mejor de todo...
El cumpleañero más atractivo de los alrededores.
ADVERTENCIA: Está casado, así que ¡Cuidado con la rubia!
Espero verte allí,
No me falles (ésto va enteramente a CERBERUS ''CERBA'' BORTON)
El abrazo más grande y cálido que pueda darte alguien te desea...
Elliot Camberlain''
Aquí me encuentro... Solo a excepción de un inmenso árbol que paradójicamente tiene la habilidad de MOVERSE y tirarle ''manotazos'' al aire con la intención de volarme los dientes, o en su defecto la cara entera. Pero ¿Durará, acaso,mucho tiempo ésta soledad? ¿Será interminable e insufrible ésta espera con la valiosa presencia de Mr. Sauce Boxeador? No ésta vez, Elliot querido.
Una mezcla de ''diálogo consigo mismo'' y pensamiento se desarrollaba en la retorcida y pequeña mente del Profesor de Transformaciones, Jefe de la casa Ravenclaw y por último, pero no menos importante... ¡El cumpleañero! Le sorprendía cómo pasaba el tiempo, la velocidad con la que las vidas de todos los que conocía se actualizaban y lo desgarrador que le resultaba pensar que todos ésos buenos recuerdos de meses atrás estaban firmemente atados a un pasado lejano y difuso.
Revisó con precisión las invitaciones que tenía entre las manos: Eran las que le faltaba entregar. Otra historia de las amargas píldoras del destino, mucha gente se había ido
Todo estaba preparado para la fiesta. Un toldo inmenso y de color blanco perlado se encontraba precavidamente lejos del sauce y se suponía que sería allí donde todos festejarían la hermosa noche que se les venía encima. Otra cosa que también se les venía encima era la lluvia. El cielo se lucía del tono más oscuro existente, y no paraba de llover. Las gotas eran tan grandes que cuando te caían dentro de los ojos pensabas que tendrían que ponerte uno de vidrio.
Bajo el toldo había muchas mesas de colores llamativos como el rojo y el verde, el amarillo y el azul. (Oh, casualidad ¡Las casas de Hogwarts!) y un alargado banquete parecía brillar de forma apetitosa. No podían faltar los tragos, el licor, el alcohol perfecto y necesario, los elixires, EL WHISKY. Ésos sin duda brillaban con mucha más fuerza en la mente de Elliot, parecían los faros de una nave alienígena que aterrizaba dentro de la carpa. Unos suaves acordes de guitarra comenzaron a sonar, dulces y frágiles, y le siguieron el resto de los instrumentos: No podía faltar un buen disco de música para amenizar la velada y resaltar las conversaciones. Todo se vuelve épico con un poco de música.
En ése momento sólo le faltaba esperar a que cada uno de los invitados empezara a aparecerse por allí, que vinieran con linternas y palos prendidos fuego en busca de
NdA: TODOS ESTÁN INVITADOS A VENIR. SIÉNTANSE LIBRES DE COMENTAR
Elliot Camberlain- Inactivo/a
- Mensajes : 284
Fecha de inscripción : 06/10/2011
Edad : 33
Localización : Londres, Inglaterra
Re: Sauce Boxeador
Finalmente había llegado ese día que Elliot, y en realidad yo también, veníamos planeando desde hacía unas semanas. Había salido antes del trabajo con la intención de arreglarme un poco en casa antes de partir hacia Hogwarts, donde tendría lugar la fiesta. Mi querido esposo me había preguntado alrededor de doscientas veces si estaba segura de que podía viajar hasta allí sola, al parecer seguía sin entender que yo era del tipo de gente que sobrepensaba absolutamente todo, analizando hasta el más mínimo detalle, y, por lo tanto, si no pudiera venir normalmente habría buscado otra forma de lograrlo. Sin embargo, en cierto modo me enternecía su preocupación.
El tema de la ropa también había sido un problema, pero finalmente había encontrado un lindo vestido color verde que realzaba mi pancita pero no de forma grotesca. Siempre me habían resultado desagradables las embarazadas que llevaban el vientre al aire o que usaban prendas extremadamente ajustadas al punto de parecer que ni respiraban. Mi elección mostraba (e incluso embellecía un poquito) las curvas de mi esbelto cuerpo sin ser provocativo o de mal gusto. Llevaba encima un tapado color negro con un corte precioso y en los pies unas chatitas pues no quería arriesgarse a usar zapatos de mucho taco en su estado, y menos si la fiesta transcurría en los jardines.
Arribé al lugar primero que todos, me había asegurado de que fuera así. Distinguí a mi lindo esposo a lo lejos y me dirigí a él lo más rápido que pude. Se encontraba de espaldas, lo cual me venía perfecto. Desde que nos habíamos arreglado hacía ya bastante tiempo la relación había ido de bien en mejor. De hecho, estábamos felizmente casados y esperando no uno, ¡sino dos bebés! Aunque me saliera naturalmente, todavía me resultaba un poco extraño ser tan cariñosa y amable con alguien prácticamente todo el tiempo. Se me vino a la mente un momento en el que no había sido tan agradable, en un cumpleaños anterior de Elliot en el que había tenido lugar cierto incoveniente con una ex novia que nos había separado varios meses. Descarté rápidamente ese recuerdo para no arruinar la felicidad del momento.
Me coloqué silenciosamente detrás suyo y extendí mis manos para cubrir sus ojos - ¡Feliz cumpleaños, amor! - exclamé con entusiasmo y una gran sonrisa en mi rostro, a pesar de que él no podía verla.
El tema de la ropa también había sido un problema, pero finalmente había encontrado un lindo vestido color verde que realzaba mi pancita pero no de forma grotesca. Siempre me habían resultado desagradables las embarazadas que llevaban el vientre al aire o que usaban prendas extremadamente ajustadas al punto de parecer que ni respiraban. Mi elección mostraba (e incluso embellecía un poquito) las curvas de mi esbelto cuerpo sin ser provocativo o de mal gusto. Llevaba encima un tapado color negro con un corte precioso y en los pies unas chatitas pues no quería arriesgarse a usar zapatos de mucho taco en su estado, y menos si la fiesta transcurría en los jardines.
Arribé al lugar primero que todos, me había asegurado de que fuera así. Distinguí a mi lindo esposo a lo lejos y me dirigí a él lo más rápido que pude. Se encontraba de espaldas, lo cual me venía perfecto. Desde que nos habíamos arreglado hacía ya bastante tiempo la relación había ido de bien en mejor. De hecho, estábamos felizmente casados y esperando no uno, ¡sino dos bebés! Aunque me saliera naturalmente, todavía me resultaba un poco extraño ser tan cariñosa y amable con alguien prácticamente todo el tiempo. Se me vino a la mente un momento en el que no había sido tan agradable, en un cumpleaños anterior de Elliot en el que había tenido lugar cierto incoveniente con una ex novia que nos había separado varios meses. Descarté rápidamente ese recuerdo para no arruinar la felicidad del momento.
Me coloqué silenciosamente detrás suyo y extendí mis manos para cubrir sus ojos - ¡Feliz cumpleaños, amor! - exclamé con entusiasmo y una gran sonrisa en mi rostro, a pesar de que él no podía verla.
Margaret Parker- Funcionario del Ministerio
- Mensajes : 326
Fecha de inscripción : 15/10/2011
Edad : 35
Localización : Nueva York, Estados Unidos
Re: Sauce Boxeador
Caminar estos últimos días por los pasillos del colegio implicaba escuchar por todos lados las maravillosas conversaciones acerca de la fiesta en honor a nuestro queridísimo profesor Camberlain. Estaba fascinada con algunas especulaciones que había oído: algunos decían que no podían esperar a ver a todos los profesores emborrachados, otros decían que seguramente Elliot haría una aparición "super guay" montado en un Colacuerno Húngaro y otros más solamente morían por ver a McGonnalgal en una fiesta.
Me paré frente al espejo de mi habitación y terminé de darle los últimos toques a mi vestido. Era muy simple: blanco con encaje y llegaba hasta unos centímetros más arriba de la rodilla. Desvié mi mirada por un instante de mi atuendo y observé el paquete envuelto que reposaba en uno de lo sillones. La parte más difícil había sido el regalo. Habían pasado mil y una ideas por mi cabeza, una mejor que la otra según lo que suponía, pero la duda me había llevado a terminar es lo seguro: nada mejor que una botella con el mejor whiskey que pude conseguir. No me consideraba una persona amante de la bebida, por lo que no había tenido la oportunidad de probarlo. Simplemente esperaba con ansías a que fuese delicioso. Tomé el obsequio, guardé mi varita en mi bolso y una vez que todo estuvo listo emprendí mi camino hacia el Sauce Boxeador.
Elliot había sido muy afortunado pues le había tocado la noche más maravillosa posible para celebrar su cumpleaños. A medida que me acerba al Sauce podía divisar con mayor claridad la carpa iluminada donde la fiesta se llevaría a cabo. Ya a poco pasos de distancia distinguí a la hermosa pareja Camberlain gozando de la noche. Por un instante me recordaron a los viejos iempos en los que Edward y yo éramos así: recién casados y plenamente enamorados. Recordar esas cosas generaba una angustia en mi inexplicable por lo que decidí dejar de lado esos pensamientos y poner todas mis energías en lo que valía la pena.
- ¡Buenas noches a los dos! - Saludé - Elliot querido, te deseo el mejor de los cumpleaños. La decoración es exquisita. - Me acerqué y lo felicité con un abrazo. - Espero que te guste, lamentablemente no soy una buena catadora así que luego tendrás que contarme que tal está. - Le dije entregándole mi regalo. A continuación posé mi atención en su novia. - Margaret, tu es très belle. ¡Cómo ha crecido esa barriga! ¿Cómo está el bebé? - La última vez que la había visto apenas tenía una leve ondulación y ahora su vientre había aumentado proporcionalmente a los meses. Me causaba mucha ternura verlos así.
Me paré frente al espejo de mi habitación y terminé de darle los últimos toques a mi vestido. Era muy simple: blanco con encaje y llegaba hasta unos centímetros más arriba de la rodilla. Desvié mi mirada por un instante de mi atuendo y observé el paquete envuelto que reposaba en uno de lo sillones. La parte más difícil había sido el regalo. Habían pasado mil y una ideas por mi cabeza, una mejor que la otra según lo que suponía, pero la duda me había llevado a terminar es lo seguro: nada mejor que una botella con el mejor whiskey que pude conseguir. No me consideraba una persona amante de la bebida, por lo que no había tenido la oportunidad de probarlo. Simplemente esperaba con ansías a que fuese delicioso. Tomé el obsequio, guardé mi varita en mi bolso y una vez que todo estuvo listo emprendí mi camino hacia el Sauce Boxeador.
Elliot había sido muy afortunado pues le había tocado la noche más maravillosa posible para celebrar su cumpleaños. A medida que me acerba al Sauce podía divisar con mayor claridad la carpa iluminada donde la fiesta se llevaría a cabo. Ya a poco pasos de distancia distinguí a la hermosa pareja Camberlain gozando de la noche. Por un instante me recordaron a los viejos iempos en los que Edward y yo éramos así: recién casados y plenamente enamorados. Recordar esas cosas generaba una angustia en mi inexplicable por lo que decidí dejar de lado esos pensamientos y poner todas mis energías en lo que valía la pena.
- ¡Buenas noches a los dos! - Saludé - Elliot querido, te deseo el mejor de los cumpleaños. La decoración es exquisita. - Me acerqué y lo felicité con un abrazo. - Espero que te guste, lamentablemente no soy una buena catadora así que luego tendrás que contarme que tal está. - Le dije entregándole mi regalo. A continuación posé mi atención en su novia. - Margaret, tu es très belle. ¡Cómo ha crecido esa barriga! ¿Cómo está el bebé? - La última vez que la había visto apenas tenía una leve ondulación y ahora su vientre había aumentado proporcionalmente a los meses. Me causaba mucha ternura verlos así.
Elisabeth Marie Fouine- Profesor de Hogwarts
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 09/09/2011
Edad : 49
Re: Sauce Boxeador
Llevaba esperando este día desde que había pasado mi propio cumpleaños. Aunque la feliz pareja se había encargado de toda la logística para que el día saliera a la perfección (probablemente Margaret había organizado 90% y Elliot únicamente el restante 10% referente al alcohol), yo mismo había hecho ciertos planes en mi mente, a los cuales podría llamar sorpresas. Me había encargado de hechizar una pequeña bolsita con un encantamiento ampliador para meter todo dentro y que nadie sospechara nada. Estaba seguro de que Elliot se partiría de risa/emoción al verlas. Otro detalle que había planeado a la perfección era mi traje, quería verme absolutamente perfecto (aunque, a decir verdad, siempre me veía así) con la cantidad de facha adecuada para resaltar, pero no más que el querido cumpleañero.
Una vez listo, revisé por última vez no olvidar ninguna de mis pequeñas pero graciosas sorpresas y finalmente me dirigí a la fiesta. Estaba tan entusiasmado que tenía que contenerme para no correr. Sabía que estaba llegando demasiado puntual, pero me parecía lo mejor para poder disfrutar de un rato con mi amigo antes de que llegara toda la masa de invitados salvajes. Divisé a lo lejos a tres personas: Elliot, probablemente Maggie y una tercera que llevaba vestido, por lo que de seguro era mujer. Me alegré al descubrir que era Elisabeth, la profesora de Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras. Desde que la había conocido en el trabajo me había caído de maravillas, y siempre que me la cruzaba charlábamos un rato.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMIGO MÍO!!!!!!!!! - grité animadamente cuando llegué a su lado, dándole un abrazo de esos que te dejan sin respiración (siempre manteniendo una postura y actitud muy masculina, vale aclarar) - Finalmente llegó la fiesta del año, aunque me cueste admitirlo pues no la he organizado yo - bromeé con una gran sonrisa - Te deseo la mejor de las noches - finalicé. A continuación me volteé hacia Margaret y le di un delicado abrazo - ¡Mi querida cuñada! Con mis futuros sobrinos - saludé, haciendo un gesto con la cabeza en dirección a su prominente barriga - Y Elisabeth, tanto tiempo. Estás muy bella hoy - dije por último, dándole también un cálido abrazo a ella y terminando con la tanda de saludos - ¿A qué hora piensan que va a caer el grueso de la gente? - pregunté, expectante. Ya quería que arrancara la fiesta, y por sobre todo, deseaba con todo mi ser que asistiera la bella amiga de Mag, Bonnie.
FdR: Puede que el rol no sea del todo coherente o bien escrito, tenía demasiadas ideas en la mente y seguro se mezclaron un poco jajaja. Por las dudas aclaro que Will es 100% heterosexual.
Una vez listo, revisé por última vez no olvidar ninguna de mis pequeñas pero graciosas sorpresas y finalmente me dirigí a la fiesta. Estaba tan entusiasmado que tenía que contenerme para no correr. Sabía que estaba llegando demasiado puntual, pero me parecía lo mejor para poder disfrutar de un rato con mi amigo antes de que llegara toda la masa de invitados salvajes. Divisé a lo lejos a tres personas: Elliot, probablemente Maggie y una tercera que llevaba vestido, por lo que de seguro era mujer. Me alegré al descubrir que era Elisabeth, la profesora de Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras. Desde que la había conocido en el trabajo me había caído de maravillas, y siempre que me la cruzaba charlábamos un rato.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS AMIGO MÍO!!!!!!!!! - grité animadamente cuando llegué a su lado, dándole un abrazo de esos que te dejan sin respiración (siempre manteniendo una postura y actitud muy masculina, vale aclarar) - Finalmente llegó la fiesta del año, aunque me cueste admitirlo pues no la he organizado yo - bromeé con una gran sonrisa - Te deseo la mejor de las noches - finalicé. A continuación me volteé hacia Margaret y le di un delicado abrazo - ¡Mi querida cuñada! Con mis futuros sobrinos - saludé, haciendo un gesto con la cabeza en dirección a su prominente barriga - Y Elisabeth, tanto tiempo. Estás muy bella hoy - dije por último, dándole también un cálido abrazo a ella y terminando con la tanda de saludos - ¿A qué hora piensan que va a caer el grueso de la gente? - pregunté, expectante. Ya quería que arrancara la fiesta, y por sobre todo, deseaba con todo mi ser que asistiera la bella amiga de Mag, Bonnie.
FdR: Puede que el rol no sea del todo coherente o bien escrito, tenía demasiadas ideas en la mente y seguro se mezclaron un poco jajaja. Por las dudas aclaro que Will es 100% heterosexual.
William Franklin- Profesor de Hogwarts
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