Expreso de Hogwarts

El tren disminuyó la velocidad hasta detenerse por completo en la Estación de Tren de Hogsmeade. Los alumnos comenzaron a bajar de a montones y la plataforma pronto estuvo llena de ellos. Los de primer curso se dirigieron a los botes acompañados de un adulto que los guiaba, mientras que todo el resto se dirigió a empujones a los carruajes. Todos querían llegar lo más rápido posible al Gran Salón, donde podrían disfrutar de una rica comida en el Banquete de Bienvenida y estar calentitos y cómodos.

Subí al tren para volver a casa aquel fin de semana antes de San Valentín y disfrutar un poco de Londres. Mis padres estaban de viaje fuera con todas mis hermanas, por lo que planeaba visitar un poco la capital antes de volver a mi ciudad natal y pasar un par de días sin hacer nada más que leer en el jardín ó alguna actividad parecida. Vagué por los pasillos hasta hallar un compartimiento vacío. Entré y cerré la puerta, aunque cualquiera que quisiera entrar podía hacerlo.

[Compartimiento 5, vagón 8]

Una vez dentro de ese pequeño habitáculo, subí el bolso que llevaba a la rejilla portaequipajes, a pesar de que era lo suficientemente pequeño como para llevarlo a mi lado en el asiento. No había empacado demasiadas cosas porque solo eran tres días antes de volver al colegio. Ni siquiera me había molestado en traer el baúl, y el bolso estaba relleno casi completamente de libros para pasar el rato. El viaje hasta la estación de trenes se me hizo ameno ya que recorrí los distintos lugares leyendo. Apenas el tren se detuvo bajé de un salto y me dirigí a la boletería muggle para comprar un pasaje de tren a Manchester, justo lo que había planeado no hacer. Había cambiado mi jornada por completo.

Estaba aburrida, entonces había decidido tomarme las vacaciones por mí sola. Tal vez cuando estaba allá me iba a encontrar a Kelly, que él también se había ido. Subí rápidamente al expreso, para conseguir asiento, y lo logré. Quería un compartimento en el que esté yo sola, aunque fue difícil de conseguir. No lo logré, me tuve que sentar un par de raros que habías llegado después de mí. Tenía la fila de asientos para mi sola, por lo menos, asique tomé asiento allí y me recosté lentamente, tratándo de dormirme para llegar más rápido al Callejón Diagon.
Unas horas más tarde, llegué al Callejón, dispuesta a caminar para comprar las mejores cosas en mi tienda preferida; Sortilegios Weasley. Allí iba a poder encontrar todas las cosas que quería para hacer bromas, más las que tenía que habia comprado en Zonko, otra tienda que me gustaba muchísimo.
Bajé del tren, y caminé hacia el Caldero Chorreante.

De regreso a Hogwarts, pensé agobiada. Todavía seguía estando triste, cada tanto mis ojos se ponían lacrimógenos, y me sentía furiosa. No sabía dónde desquitarme. Necesitaba verlo otra vez y volverle a gritar en la cara. Ya no sabía qué hacer. Como estaba de mal humor, iba a tratar mal a todos. Estaba sola. Aún no lo podía creer, sentía que no había pasado. Aunque lo recordaba perfectamente; cada palabra que él me había dicho. Y como él se drogaba ahora, iba a estar muy feliz, y yo aca como una tonta, llorando a escondidas. Parecía que no le importaba. Enrealidad no parecía, era así. Pensando en todo esto, me dio mucho sueño, y no había nada mejor que una siesta. Me recosté en el asiento y me dormí hasta que el tren llegó a Hogwarts.

Subí al tren todavía un poco confusa por lo que había sucedido el fin de semana. Por primera vez en toda mi vida escolar, me sentía incómoda sabiendo que volvería al castillo y que lo vería allí. ¿Cómo iba a ser nuestro encuentro entre clases? Durante todos los días que había tenido para pensar había decidido que lo más correcto era olvidarlo, pero, ¿sería capaz? Yo creía que sí porque después de todo no habíamos llegado a nada importante. Caminé entre los pasillos un poco nerviosa por encontrármelo allí mismo, pero luego recordé que se había ido a la capital de Finlandia y dudaba que hubiera vuelto. Esto me relajó un poco y cuando encontré un compartimiento en el que solo había una sola persona, me metí dentro.

[Compartimento 5, vagón 4]
La chica que se hallaba allí parecía tener rastros de lágrimas en su cara y su expresión transmitía un poco de tristeza a pesar de que estaba dormida. Claro que yo no iba a molestarla, por lo que tomé asiento junto a la ventana frente a ella y me dediqué a reflexionar sobre mis propios asuntos. Necesitaba consultarlo con alguien, por primera vez quería que alguien me diera su consejo para tomar una decisión. La única amiga que tenía era Anne, por lo tanto me prometí contárselo apenas la viera. Me dormí el resto del viaje y me desperté recién cuando el tren llegaba a la estación de Hogsmeade.

Me subí al tren con un bolso en lugar del baúl habitual ya que era sólo una semana lo que estaría lejos de Hogwarts. Moría de ganas de ver a mi mamá y hablar con ella, porque aunque ambas estábamos en el colegio nunca nos cruzábamos y yo siempre andaba ocupada con los deberes. Ahora, por fin tenía una semana para relajarme.

[Compartimiento 3, vagón 2]
Busqué un compartimiento vacío y me senté en el asiento junto a la ventana, arrojando el bolso a mi lado. Intenté dormirme para que así el viaje pasara más rápido y lo logré fácilmente. Me sumí en un sueño algo intranquilo, pero no llegaba a ser pesadilla. Desperté abruptamente cuando estábamos por llegar a la estación.

Subí al Expreso cargando con mi baúl, contenta de volver a casa, aunque estaba segura de que extrañaría Hogwarts. No ver a Alice y Ethan todos los días iba a ser duro. Con Paul me pasaría lo mismo, aunque un poco menos porque no lo veía tan seguido. Siempre andaba ocupado. De todas formas pensaba escribirles a los tres absolutamente todos los días y esperaba que al menos mis dos mejores amigos pudieran venir a visitarme un tiempo a casa. Tal vez podían pasarse un par de semanas y así no estaría tan solitaria. Lo bueno del verano era, además, que podía ver a mis amigas muggles y ponerme al día con todo lo ocurrido durante mi ausencia. Sonreí por tan feliz pensamiento y recorrí los pasillos en busca de un compartimiento vacío. Finalmente hallé uno al final del corredor.

[Compartimiento 3, vagón 4]

Abrí la puerta corrediza y me adentré en el compartimiento. Luego de varios intentos logré subir mi baúl a la rejilla portaequipajes y me dejé caer, algo cansada, sobre el asiento que se hallaba junto a la ventana. Ojalá mis amigos me encuentren, pensé esperanzada. Había tratado de buscarlos para viajar juntos, pero no los había visto por ninguna parte. Descansé la cabeza en el vidrio y miré los diferentes paisajes que se sucedían, apreciándolos.

[Compartimiento 3, vagón 4]
Estaba intentando poner el baúl en la rejilla cuando apareció Ethan y me ayudó. Lo abracé y le devolví el beso en la mejilla - ¡Hola! - saludé contenta. Justo había deseado encontrármelo a él o a Alice y había pasado. Vi como su cara se transformaba en una máscara de enojo y lo miré inquisitivamente, arqueando las cejas, para saber que le pasaba. Asentí con la cabeza cuando me dijo que teníamos que hablar y palmeé el lugar a mi lado para invitarlo a sentarse. Él lo hizo de inmediato y me tomó la mano, algo que me sorprendió.
- ¡Eth! ¿Qué es tan grave? - pregunté divertida y solté una risita, aunque algo nerviosa por lo que pudiera contarme. Cuando comenzó a hablar de Paul abrí la boca para recriminarle el hecho de que lo insultara, pero luego la cerré pensando que debía haber alguna razón, pues ya habíamos acordado que no me gustaba que lo tratara así.
Mi cara cambió completamente a una de incredulidad total cuando Ethan comenzó a hablar - ¿Qué? - pregunté bajito, sin saber bien por qué susurraba - Por favor - supliqué. Quería que me narrara todo con detalle para poder entenderlo bien y aclararme las ideas. Escuché con atención toda la historia, sin mediar palabra por la sorpresa y el dolor. Rompí a llorar cuando llegó a la parte en que le devolvía el beso a Holly. Continuó diciendo que luego de eso le había pegado y se había ido. Solté una débil y breve carcajada por lo del orgullo Hollyhead. Me sorbí la nariz y le sonreí a Ethan, con los ojos empañados de lágrimas - No te preocupes, no valía la pena entonces estar con esa chica - comenté. Luego enterré la cabeza en su hombro y continué llorando, intentando calmarme pero sin éxito. Realmente me había sorprendido mucho de Paul, yo siempre había confiado en él ciegamente y nunca me había esperado algo así. Sabía que no había sido la peor de las traiciones pero yo lo había querido mucho y no me parecía que me merecía algo así.

Secó mis lágrimas y yo esbocé una triste sonrisa. Me alegraba tenerlo allí para apoyarme, y ayudarme a superar este pequeño inconveniente. Estaba decidida a olvidar a Paul y seguir con vida. Después de todo, tenía sólo 16 años y habíamos salido nada más que unos cuantos veces. Era mi primera experiencia amorosa y no podía esperar que durara para siempre, aunque tampoco me gustaba que terminara tan amargamente. Hubiera sido mejor que rompiera conmigo porque ya no sentía nada o algo por el estilo - Claro, ya encontrarás alguna que no - le aseguré y lo abracé con más fuerza. Parecía estar enojado, por lo que me aparté un poco y lo miré - No vale la pena estar enojado por ella, ¿lo sabías? Tal vez no le interesabas tanto como tú a ella... No creo que lo haya hecho de mala... Al igual que supongo algo así le debe haber a P-Paul... - balbuceé, intentando hablar claro para que me entendiera bien. Ethan se quedó a mi lado mientras lloraba, e internamente se lo agradecí enormemente. Era tan buen amigo... Asentí y luego sacudí la cabeza cuando me pidió perdón - No importa, prefiero saberlo. Seguro tiene alguna explicación... pero de todas formas prefiero dejarlo. Y es mejor si tengo todo el verano por delante para superarlo y será más rápido si no tengo que verlo todos los días - respondí. De verdad quería convencerlo de que no me había molestado - Además, me alegra que hayas sido tú quien me lo dijo porque puedo confiar en que dices plenamente la verdad - añadí.
Seguí llorando un largo rato más, en completo silencio, y al mirar por la ventana mientras me enjugaba las últimas lágrimas me di cuenta de que el paisaje había cambiado completamente. Saqué un pañuelo y me sequé la cara, hasta que finalmente no quedaba ningún rastro más de que había llorado en mi cara más que mis ojos rojos y un poco hinchados. Intenté despejar mi cabeza y me volví hacia mi mejor amigo - Mmm... Y, ¿cómo te ha ido en las distintas asignaturas este año? - le pregunté para entablar una conversación trivial, sin tocar temas difíciles. Además, me interesaba saber qué tal le estaba yendo en su vida académica.

Subí ansiosa al tren, ya que no podía esperar a contarles a Sabino y Fabian los avances que había hecho en nuestra investigación sobre la muerte de Madeleine. De paso, ellos se darían cuenta de que mi idea no había sido tan estúpida como estaba segura de que pensaban y que revisar documentos viejos y 'aburridos' servía de mucho. Caminé por el vagón 2 hasta toparme con un compartimiento vacío.

[Compartimiento 5, vagón 2]
Entré al compartimiento y subí el baúl a la rejilla portaequipajes con un pequeño esfuerzo. Me senté del lado de enfrente a donde había dejado mis cosas, contra la ventana, y observé el paisaje. Luego miré al pasillo, y a través de las ventanas de éste le eché un último vistazo al castillo. Estaba concluyendo mi ante-último año allí, en unos meses cuando volviera estaría comenzando último curso, y por lo tanto serían las últimas veces que pisaría Hogwarts, al menos por un tiempo. Pensar en eso hacía que se me encogiera el estómago. Decidí apartar el tema de mi mente y concentrarme en lo que les contaría a mis dos mejores amigos. Esperaba que me encontraran rápido porque no daba más de la alegría y, lo admito, sentía un poco de autosuficiencia.