Lago Negro

Cuando nos saludamos su cara dio a entender que no le agradaban mis halagos. Wow, chica mala pensé mientras la observaba fruncir el ceño confundida. Le enseñé los dientes en una sonrisa mientras la escuchaba decir que su vida era aburrida, al parecer demasiado aburrida por lo que escuchaba. –Vamos, que lo único que necesitas es un poco de acción… quizás una buena dósis de amor, un romance navideño- me reí –Quizás pudieras pedir como regalo este año una playstation portátil así no te aburrirías tanto o quizás…- hice una pausa mientras me mordía el labio –Quizás podrías pasar más tiempo conmigo, no te aburrirías nunca, colorada- le guiñeé un ojo y solté una carcajada. Inmediatamente empecé a respirar con dificultad, me puse a toser y a intentar normalizar mi respiración. Inhala, exhala, vamos no te ahogues idiota. Me concentré en una respiración profunda, me costaba lograrla de todas formas, tenía los pulmones hechos mierda eso sin mencionar el tabique partido que continuaba de un ligero tono violáceo.
Se disculpó por ser olvidadiza, decía que no podía evitarlo. Luego comenzó a recordar, es más hasta mencionó mi nombre perfectamente. –Exacto, belleza. Kellieth Harris a tu servicio- le sonreí intentando hacerme el lindo –¿Qué hacías por aquí, muñeca?- le pregunté mientras con los brazos hacía un gesto que abarcaba el ínfimo lago negro. –Es un lugar hostíl para una chica tan delicada como tú- dije mientras enrollaba entre mis dedos un mechón de su anaranjado cabello. Era suave, como lo recordaba y daba por hecho que olería a fresas o a jazmín, pero no estaba seguro por mi discapacidad olfativa. Observé sus labios, tersos y rosados, creo que hubiera dado lo que fuera por poder lamerlos y besarlos.

Kelly tenía una sonrisa lindísima, de esas que te contagian, que si vez una automáticamente aparece la tuya. Dijo que necesitaba un romance, reí - Mmm... no estoy tan segura de eso - dudé sin quitar la sonrisa de mi rostro. - Definitivamente pediré la consola - solté una carcajada. - A ver como te gano en esos juegos de lucha, ¿Eh? - reí nuevamente. Dijo que debería pasar más tiempo con él, asegurando que no me aburriría. Reí al haber escuchado que me llamó "colorada", cada comentario que decía, hacía que me ría. - ¿Ah si? ¿Tú crees? - dije riendo intentando hacerme la difícil. El chico me caía realmente bien, era muy gracioso, tenía simpatía y se mostraba divertido. - ¿Te encuentras bien? - pregunté al ver que tosía. Asintió con que su nombre era el que yo había dicho, sonreí. - Merodeaba sin ningún propósito. - respondí a su pregunta. Dijo que era un lugar hóstil para una chica "delicada" como yo. Vamos, espera, ¿delicada? ¿de qué hablas? es decir, mi aspecto no puede verme como una chica delicada. No soy de esas muchachas "rebeldes", no me gusta esa moda, pero si hay algo que no va conmigo es la delicadeza. - ¿Delicada? ¿hablas enserio? - pregunté y reí un poco - Vamos, no puedes pensar eso de una chica como yo. Por ejemplo, te sorprenderías si vieras en desastroso desorden de mi habitación. - solté otra carcajada. Notaba como se mordía el labio, Kelly me parecía muy sexy. Jugaba con mi cabello, cosa que me encantaba en los hombres, ¿Por qué no te arranco la ropa y ya? reí por mi estúpido y salvaje comentario.

Dijo que no estaba segura sobre lo del romance. Decir que me desanimó es quedarme corto, me hizo sentir una basura. Vamos Kellieth, no puedes ni conquistar a una chica proponiéndotelo. Es más, para rematarla dijo que prefería a la consola antes que mi compañía. Me encogí de hombros divertido –Eso significa que soy un perdedor. Vamos, que ni conquistarte puedo. Prefieres una buena consola de videojuegos que mi presencia- solté una carcajada –Lo sé, doy lástima. Vergüenza ajena- la miré gracioso. Se hacía la difícil y se reía de mis comentarios. ¿Por qué se los tomaba a broma? Iban enserio todas esas frases que le dedicaba. Estaba comenzando a darme por vencido, porque las chicas difíciles me tiran abajo.
Mientras intentaba normalizar mi respiración ella pareció preocupada. Es más me preguntó si estaba bien –No del todo- sonreí algo dolorido, los pulmones me ardían –Es toda esta mierda de mi pasado que me va perseguir el resto de mi vida. Fantasmas- le eché una mirada de esas que transmiten interés. –Si supieras la cantidad de fallas en mi organismo actualmente creo que te sorprenderías para mal. El profesor de pociones tiene mejor estado físico que yo. Lo dice alguien que no puede sentir el olor a las cosas y que ayer tuvo una ataque de convulsiones- hice una mueca para expresar el desastre humano que era.
Al parecer merodeaba sin ningún propósito y además de todo se tomó mi halago hacia su delicadeza no muy bien. Me dijo que su habitación era un desastre –Vamos, pero a lo que me refiero es a que pareces tan frágil, colorada. Tu piel es blanquísima, tanto que me imagino que deberás usar miles de cremas para el Sol. Y mírate, eres menuda. No te lo tomes a mal eh que bastante buen lomazo tenés, eres muy flaca eso sí y tampoco es que seas muy alta, me haces acordar ligeramente a una niña. Aunque te veo cara de traviesa, sí…- una sonrisa pervertida se dibujó en mis labios –Pareces melosa... Pero bueno, tienes todas las virtudes que deberían tener las mujeres. Sacas mi lado sobre protector a la luz. Es como que quisiera alejarte de todo el mal que hay allá afuera–dije mientras metía mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. –Y créeme que hay varias cosas de las que cuidarse- finalicé con un guiño de ojos.

Noté como su rostro cambiaba parecía triste o... preocupado, pero luego soltó otro de sus comentarios. - ¿Quién dijo que no me puedes conquistar? - sonreí, pensé y agregué - Espera, ¿Estabas intentando hacerlo? - sonreí algo confundida. Creí que todo lo que decía, lo decía en chiste. - No dije que prefería la consola antes que tu presencia, no seas tonto, dije que cuando la tenga, te ganaría terriblemente en los juegos de lucha. - reí. Cuando comenzó a toser, dijo que no estaba del todo bien. Apoyé mi mano en su hombro, y la otra en su panza. - ¿Necesitas ayuda? - pregunté amable. Comenzó a explicarme que tenía problemas de salud, me asustó un poco. - No digas eso, todo se puede arreglar, ¿eh? - dije intentando esperanzarlo, ya que mientras explicaba parecía algo enojado con todo lo que le sucedía.
Hablamos de por qué me llamaba delicada. - Puede que tengas razón... en realidad sí, soy muy pálida, parezco un fantasma, pero me gusta como queda. No uso demasiadas cremas en realidad, no me importa demasiado. - volví a sonreír. - ¿Cara de traviesa? - golpeé ligeramente su brazo, con cara de sorprendida y luego solté una risa. Después de eso, dijo algo realmente encantador. Como si se tratara de un chico gracioso al que no le importa demasiado las cosas, pero que tiene un lado tierno y sobreprotector que no muchos conocen, era muy adorable. Sonreí mientras observaba sus hermosos ojos, eran preciosos. - No me digas eso que me sonrojas - bajé la mirada algo ruborizada sin apagar esa sonrisa que me hacía salir sin ninguna razón. - Es adorable - agregué. Kelly de a poco comenzaba a atraerme, tenía algo que me encantaba, no lograba darme cuenta bien que era, más allá de su increíble personalidad y los halagos, había algo que me gustaba.

Me preguntó si estaba intentando conquistarla. ¿En serio? ¿No había captado la intención de mis comentarios? ¿Estaría esperando a que le diga en la cara que me moría por poder besarla, que deseaba con todo mi ser abrazarla y que apoyara su cabeza en mi pecho, que hubiese matado por poder pasar mis brazos alrededor de sus hombros, o mejor aún, alrededor de su cintura? Porque podría hacerlo tranquilamente, sólo que si recibía una gran bofetada de su parte me dejaría el autoestima por el suelo además de todos mis dientes esparcidos por el césped. Así que no, no me arriesgaría a mandarme al frente tan pronto. Dijo que estaba segura que me ganaría en los juegos de lucha, solté una carcajada –Vamos, linda. No creo que me ganes en ése tipo de cosas, hago boxeo hace varios años ya. Soy bastante bueno…- me permití un auto halago. Lo tenía merecido, el boxeo era lo único que se me daba bien.
Mientras tocía puso su mano en mi abdomen mientras preguntaba si necesitaba ayuda. La tomé de la mano con delicadeza y le respondí –No, muñeca. ¿Cómo podría estar mal contigo a mi lado, eh?-sonreí divertido. –Creo que hasta podría morir feliz- solté una risa. Noté que seguía sosteniendo su mano así que la solté suavemente. Me dijo que todo se podía arreglar –Quizás la mayoría de los problemas se puedan solucionar, menos los problemas de salud. Dime ¿Tu crees que mi cuerpo volverá a ser el de un año atrás? Estoy kilos por debajo del peso saludable, mis pulmones están hechos mierda, el sistema nervioso a penas me funciona, a veces siento que me hablan o que me llaman y ¡Adivina! Estoy solo. Tengo que tomar pastillas para dormir y antidepresivos… de ahí mi buen humor, ese tipo de pastillas sirven para que esté casi eufórico todo el rato. Ah y no es todo, están las convulsiones y los sangrados de nariz constantes. Pero no te preocupes, linda, que tu presencia es como una anestecia para el dolor. Yo creo que es mejor que la rehabilitación que me dieron hace unos meses- solté una risa que fue interrumpida por un tos corta.
Me explicó que no le gustaba usar cremas y que quizás tenía razón con lo de delicada. Preguntó por mi comentario sobre su cara de traviesa y me golpeó el brazo divertida. Me reí junto a ella, era preciosa. Me escuchó con atención y luego dijo que no diga esas cosas porque la haría sonrojarse. –No tienes idea de lo linda que te ves sonrojada, colorada.- la halagué sincero. Es que se veía hermosa, con la nieve a su alrededor y esos ojos de un color entre el marrón y el verde. La palabra perfecta le quedaba justa. Dijo algo así sobre ser adorable o no sé, no escuché bien -¿Me darías un beso?- le pregunté acercándome un poco más a ella. No podía soportarlo, no podía estar un segundo más sin poder tocarla. Le sonreí de una forma casi estúpida, es que me tenía hecho un idiota.

Dijo algo así como que tendríamos que averiguar si era tan bueno como decía ser en lo referente al boxeo. –Cuando quieras le rompo la mandíbula a alguno de esos fracasados que seguro andan detrás de ti dejando un camino de baba- solté una carcajada –Que no te toquen un sólo pelo porque les corto los dedos de las manos con los dientes- volví a reírme –Con mi Sky, no- dije como dando por hecho que la preciosa chica era sólo mía.
Ella se reía con esa hermosa voz que tenía y hacía que quisiera volver a escucharla divertirse, me gustaba verla reír era como que me hacía feliz a mí a la vez. Wow, espera Kellieth ¿Te estás enamorando de la colorada? Bueno, razones para hacerlo tenía de sobra…
Se ofreció en ayudarme con cualquier problema que tuviera –Eres tan generosa, muñeca. Lo creas o no, cada vez que sonríes se me detiene la vida por un instante… pero para bien, eh? Así que vamos, te quiero ver contenta y sonriente. Eres tan linda que te comería toda- lo último lo susurré mientras recorría suavemente con mis dedos el dorso de su mano.
Nunca me sentí peor en mi vida que cuando al hacerle esa atrevida pregunta me empujara y me preguntara si estaba loco. Abrí los ojos como platos mientras sentía como si me pasaran un cubito de por las entrañas. Parecía enojada pero luego comenzó a reírse y se colgó encima de mí, rodeandome con sus piernas en la cintura y en el cuello con los brazos. No entendía absolutamente nada hasta que me besó. Le correspondí el beso primero con ternura muy suave. Disfruté el sabor de sus labios húmedos lentamente mientras le acariciaba la angosta cintura por debajo del abrigo. Después comencé a besarla con más pasión, introduciendo mi lengua en su boca buscando la suya para jugar un poco.

Solté una risa por lo que me había dicho, eso de que golpearía a todos los que "tuviera atrás". ¿Cuáles, no? es decir, puede que hayan chicos que me invitaron a salir o me han hecho cumplidos, pero no como Kelly. - Tendrás que romper muchas mandíbulas - dije egocéntrica pero en chiste, ya que sabía que no era así. - ¿Tu sky? - pregunté graciosa al escuchar lo que me había dicho. Respondió a lo que le dije sobre si necesitaba ayuda - Bueno pero en serio, si tienes algún problema o necesitas consuelo yo te ayudo. - sonreí. Cuando le hice el chiste de haberme enfadado cuando me preguntó lo del beso, noté como se ponía... nervioso y sorprendido. Abrió los ojos tan grandes como si hubiese visto un fantasma, era gracioso. Luego, nos besamos. Al principio fue un beso dulce, pero luego se tornó algo... "salvaje". Kelly comenzó a tocarme la cintura por debajo de la ropa, cosa que me daba muchas cosquillas y frío debido a que sus manos estaban totalmente congeladas. A eso no pude evitar interrumpir el beso con una risita que no me pude guardar, pero luego lo continué y el comenzó a introducir su lengua dentro de mi boca. De verdad me daba risa, él era como un chico salvaje. Sin más no resistirme, jugué con mi lengua también, y el beso comenzó a ser algo mas atrevido, pero lindo. Kellieth era hasta ahora, el mejor chico que besé entre todos mis ex-novios y muchachos con los que compartí saliva. Él era un increíble besador. Después agarré su cuello con mis manos, dejé de rodearlo, pero igualmente continué colgada de su cintura. Puede que el muchacho comenzara a gustarme.

Dijo algo así como que tendría que romper muchas mandíbulas, fruncí el ceño y refunfuñé mientras imaginaba las caras de esos idiotas, babosos y fracasados. Un recuerdo turbio de Ethan robándome a Kath se sintió como un aguijonazo en mi cerebro. –Sí, mía y sólo mía- dije regondeándome con la idea, sonriente.
Comenzó a reírse mientras la tocaba por debajo de la ropa y me reí junto a ella quizás por los leves nervios que sentía en ese momento. Volvimos a unir nuestros labios en un beso un poco más húmedo y atrevido. –Sos hermosa- murmuré entre besos, mi voz sonaba melosa. Estaba cómo quería, super a gusto. Skyler besaba muy bien, sí, la pequeña era toda una fiera. Imágenes un poco más subida de tono empezaron a reproducirse en mi cabeza y noté como el pantalón comenzaba a molestarme. Aún continuaba trazando figuras con mis dedos en su cálida piel bajo su abrigo. –Mmm.. bueno linda, si no me freno ahora se me va a ir de las manos- le dije al oído para luego pasar mi lengua por su labio inferior. –Besas muy bien ¿Ya te lo habían dicho?- pregunté deborándomela con la mirada.. Era preciosa… Me acomodé el pantalón un poco de forma disimulada mientras le dedicaba una sonrisa lasciva.

Cuando dije que era sólamente mía respondió que 'ya lo veríamos', entrecerré los ojos y apreté los labios en una mezcla de impotencia ante mis posibles rivales, y vergüenza al no tenerla comiendo de la palma de mi mano ¿Acaso tan malo era para enamorar a una jovencita?
Mientras nos besábamos, ella notó lo que yo había intentado disimular en vano y soltó una carcajada para luego abrazarme. Me reí con ella y le devolví el abrazo, la colorada murmuró algo así como que yo era un pervertido. La miré divertido y volví a abrazarla, de paso aproveché y le apreté el trasero de forma juguetona. ¿Quería un pervertido? Ahí lo tiene, regodéandose con las curvas de la bella muchachita que tenía enredada en su cuerpo como si fuese un adorable koala.
Sky dijo algo así como que pierda mis ilusiones y que le afloje al asunto. -¿Acaso estás insinuando que pretendía hacerte mía en mitad del invierno en pleno jardín?- pregunté divertido y solté una carcajada -Créeme, lo haría, si la temperatura no fuese tan baja- bromeé y me reí un rato mientras observaba su expresión.
Dijo algo que me sorprendió, me comentó que yo era el primero que le decía que era una gran besadora, y me devolvió el cumpliendo diciendo que 'definitivamente' era el chico que mejor la había besado. ¡Cómo para no esforzarme en ser ardiente en su presencia! Ese comentario me hizo infinitamente feliz, claro estaba, se notaba en mis relucientes ojos. Estaba emocionado, ella era preciosa en todas las formas posibles de serlo. -No entiendo cómo no te han dicho antes que tus labios son más gratificantes que la primera calada de un porro- dije divertido -Es la mejor, la más fuerte y sabrosa. O eso concordamos todos lo que la hemos dado- le enseñé los dientes en una sonrisa amplia. De forma suave deslicé mis dedos por su rostro, tan hermoso -Bueno, preciosa. Será mejor que me vaya... No quiero que pierdas el interés en mí, que si te sigo acosando de ésta manera terminarás hartándote de éste idiota- murmuré y me señalé con una mueca en el rostro. Iba a irme, no sin antes darle un beso profundo y lento, de esos que te dejan sin aire por la pasión que transmiten.