Biblioteca

Me hizo varias preguntas, terminando con si pensaba que era traviesa o no. Me parecía que sí pero nunca se lo diría a la cara, por lo que me quedé con la cara impasible - No... No lo sé - tartamudeé con vergüenza porque era una pregunta algo incómoda - ¿Sí? ¿Pero qué tipo de travesuras? - pregunté bajito, había ganado un poco de confianza y hablar no me resultaba tan imposible. Asentí cuando me explicó las ventajas y desventajas de sexto, eran bastante acertadas. Las de primero estaban más o menos igual, o al menos sería así para alguien como ella. A mí me encantaba, aunque las clases eran algo complicadas. Miré el reloj y me di cuenta de que era bastante tarde. Me acerqué a la mesa y tomé el libro, debía irme.
- Holly, ha sido un placer conocerte, pero ya es tarde... - me despedí y la saludé tímidamente con la mano para luego desaparecer en dirección a mi Sala Común.

Entré en la biblioteca en busca de algún libro que pudiera ayudarme con mi tarea de Pociones y recorrí el lugar con la vista para ubicar a la bibliotecaria, pero no se la veía por ninguna parte. Decidí entonces acercarme a una chica que estaba allí sentada. Cuando me hallaba a un par de metros de ella descubrí que estaba dibujando, por lo que apuré el paso y en menos de un segundo ya estaba a su lado con los ojos relucientes de curiosidad.
- Hola - la saludé con una enorme sonrisa - ¿Qué dibujas? - pregunté intrigada, y tomé asiento a su lado sin que me lo hubiera ofrecido. Me pareció algo descortés haberle lanzado así como así la interrogante, así que le sonreí a modo de disculpa - Lo siento si te he interrumpido, tan sólo quería saber si habías visto a la bibliotecaria, pero me di cuenta de que estabas trazando algo, y la curiosidad me ganó - le expliqué con franqueza - Por cierto, soy Charlotte Brandon.

Para alivio mío me sonrió en lugar de enfadarse por la interrupción. Le devolví la sonrisa con las mismas ganas y estreché su mano cuando se presentó.
- ¡Qué lindo nombre, Paula! Muy original - la halagué, en verdad me parecía precioso. Asentí cuando me preguntó si necesitaba ayuda, porque no tenía ni idea de donde empezar a buscar el libro que quería - De todas formas podemos buscar el libro más tarde, no es tan urgente - le dije al tiempo que tomaba asiento a su lado.
- ¡Es realmente hermoso! - exclamé, mirando el dibujo completamente maravillada - Es impresionismo, ¿no? - me quise asegurar. Sabía bastante del tema porque me fascinaba y había estudiado un poco - ¿Vives en Brooklyn? Eso queda en Nueva York, ¿verdad? - le pregunté - Yo por mi parte vivo en Bournemouth, aquí en Inglaterra. ¡Nunca antes había conocido a un estadounidense! ¿Cómo es que vienes a este colegio y no alguno de allí?

- ¡Gracias! - le sonreí - ¿Por qué? A mí me parece muy bonito, además de que te sienta genial - le dije con sinceridad. No podía imaginármela con otro nombre, y eso que recién la conocía - Lo que me sorprende es que es un nombre español... ¿Es por tu ascendencia o por gustos de tus padre? - pregunté, curiosa, y aguardé su respuesta expectante. No conocía a nadie que fuera de familia española.
Me quedé sorprendida cuando me contó que no recordaba mucho su pasado - Oh, lo siento mucho. ¿Puedo saber por qué? - me interesé con timidez - Lo lamento si te parece entrometido, no tienes por que contármelo - le dije y esbocé una sonrisa de disculpa. No había podido con mi genio chismoso y le había preguntado por algo demasiado personal, lo que me hacía sentir un poco de vergüenza.
- ¿En serio? ¡Qué interesante historia! ¡Genial! - exclamé sin poder contenerme porque me encantaba ese tipo de historias en las que viajaban de aquí para allá pero siempre volvían y así podían mantener a sus amigos.

- Para mí no quedan mal - le aseguré - Me parece que queda peor un nombre inglés con un apellido español, o al menos eso me han dicho - comenté con una sonrisa y solté una risita - Y... ¿conoces Italia, entonces? - le pregunté con curiosidad, era un país que me gustaba mucho. Escuché toda su historia en silencio, ya que no quería interrumpirla en medio de un relato que probablemente le costaba mucho contar. Abrí la boca con sorpresa al tiempo que me llevaba una de mis manos hacia esta para ocultarla. Mi expresión era de completo asombro y tenía los ojos como platos - ¡Eso es horrible! Lo siento muchísimo, y lamento haberte inducido a que me lo dijeras - mascullé, y sin pensármelo dos veces la abracé con suavidad. No estaba del todo segura de que le agradara, pero en este tipo de ocasiones yo nunca podía resistir el impulso de intentar consolar de alguna forma a la gente - Realmente lo siento, pero me alegro de que tus padres te hubieran ayudado tanto - le dije con una pequeña sonrisa.

- ¡Wow! ¡Qué vida! - dije riendo - ¿Es lindo Italia? ¿En qué parte viven? - me interesé. Siempre me había parecido un muy bello país, pero nunca había estado ni conocía demasiado la geografía del lugar - Aunque Londres y Brooklyn, al menos según tu dibujo, son muy bonitos también - comenté mientras le echaba una mirada más al precioso bosquejo que había hecho de la vista desde su terraza.
- Ojalá conocerlo, todos los que han ido siempre vuelven fascinados, ¿eh? - corroboré, y a mi comentario le siguió una carcajada. Me correspondió el abrazo, algo que me sorprendió de buena manera. Por lo general los ingleses eran bastante fríos y yo siempre era la loca cariñosa que abrazaba a todo el mundo. Tal vez Paula al ser de otro país era más parecida a mí, lo cual me alegraba muchísimo - Me alegro que te haya servido, puedes contarme lo que quieras aunque acabamos de conocernos - respondí con sinceridad. Le sonreí y luego rompí a reír por lo que había dicho - ¿De mí? Soy de Bournemouth, he vivido desde que mis padres me adoptaron allí, es decir, hace más de 16 años. Soy de Hufflepuff y capitana del equipo de Quidditch. ¿Qué me dices de ti?
Al ratito me di cuenta de que se me hacía extremadamente tarde y aún tenía miles de deberes por hacer, por lo que me disculpé ante Paula, la saludé con un abrazo y me fui a la Sala Común casi corriendo.

Entré casi corriendo a la biblioteca. Necesitaba buscar un libro para una redacción que debía realizar sobre las propiedades de un ingrediente y no tenía ni idea de donde buscarlo, por ello era que estaba aprovechando un descanso de media hora que tenía hasta la cena. Me interné en el mar de estanterías y rebusqué por todos los estantes relacionados con las pociones. Finalmente extraí con aire triunfante un libro que probablemente contenía la información que necesitaba. Me dirigí a una de las mesitas y tomé asiento. Comencé a hojearlo, y saqué mi pergamino para intentar hacer la tarea allí de paso también. Página tras página traté de localizar el nombre de aquel tan poco conocido ingrediente, hasta que por fin lo hallé en una de las últimas hojas. Mojé la pluma en el tintero y escribí a toda velocidad la mayor cantidad de cosas que pude, con mis palabras claro ya que al profesor Borton no le gustaba en lo más mínimo que copiáramos.

Entré a la biblioteca, distinguiendo a Charlie desde la entrada, me acerqué sigilosamente a su posición, tapando sus ojos- ¿Quien soy?- Pregunté mientras le daba un beso en su cuello.-¿Como has estado encanto?- Tomé asiento a su derecha, apoyando los pies sobre la mesa y acomodándome lo más que podía en las incomodas sillas de la biblioteca. Le sonreí de costado muy picaramente, mirándola a los ojos sin pestañar siquiera.
De pronto recordé lo de nuestra cita, que había salido todo perfectamente mal gracias al nabo de su mejor amigo.- Em… sobre lo de las tres escobas- Dije rascándome la barbilla- Bueno, estaba enojado con migo mismo, espero que no lo hayas tomado como que estaba enojado con tigo o algo por el estilo-Terminé de decir con mi voz seductora.

Estaba terminando de escribir el ensayo cuando de repente mi visión se vio completamente bloqueada por un par de manos. Sonreí ampliamente e intenté ladear la cabeza para poder verlo, ya que sabía perfectamente quien era - ¡Paul! - exclamé, alzando un poco los hombros al recibir su beso.
- Bien, gracias, ¿y tú? - respondí mientras él se sentaba cerca mío. Se repantigó en el asiento, y me sonrió. Le devolví la sonrisa contenta, pero luego sacó el tema de nuestra última cita, por lo que me quedé en silencio aguardando a que él hiciera algún comentario primero. No tenía del todo en claro lo que opinaba Paul al respecto y por ello consideraba mejor dejarlo hablar primero. Suspiré aliviada al oír que no estaba enfadado conmigo - ¡Gracias a Merlín! Me había parecido que te habías enojado, pero me alegra escuchar que no fue así - dije, sintiéndome extrañamente más liviana que antes por la confesión de Paul.

-Hola preciosa-Sonreí pícaramente- Perfectamente, ahora que te encontré.-Le guiñé un ojo. Suspiró aliviada cuando le dije que no estaba enojado con ella, sino que me había enojado por el inútil, patético, incomprensible y desagradable hermano amigo, no entendía como había actuado ese nenito de mamá, ya que ella era una amiga, y lo bastante mayorcita como para tomar sus propias elecciones, y se estaba mal que estuviese con migo era su problema, él no podía o mejor dicho no debía elegir con quien esté o no ella.- No te preocupes por eso dulzura, cuando me arte de ti te lo diré y saldré con otra- Así es como yo actúo pensé sonriente y luego de su respuesta rompí a carcajadas- Mentira, solo estaba bromeando.- Miré sus ojos intentando atraerla a mi sin que ella se diera cuanta, que se acercara despacio y se diera cuenta cuando estaba a pocos centímetro de mi rostro.- Ven quiero mostrarte algo- Le tendí mi mano esperando que la tomase, luego de echas una rápida mirada a su rostro.

Lo miré con los ojos casi saliéndoseme de las órbitas por su comentario, completamente sorprendida y algo dolida en realidad. ¿Pensaba dejarme como si fuera una muñeca si se le daba la gana? Me quedé callada, reflexionando sobre eso y sopesando si lo había dicho en serio o no. Finalmente me aclaró que era mentira, y volví a suspirar pero más despacio para que no lo notara. Me había dado un buen susto. Esbocé una tímida sonrisa y lo miré, esperando a que agregara algo más pues increíblemente yo no tenía nadar que decirle demasiado importante. Apoyé mi mano en la suya, intrigada por lo que iba a mostrarme.
- ¿Qué es? - le pregunté, impaciente. Miré hacia ambos lados en busca de algo que pudiera llegar a parecer fuera de lugar, pero no descubrí nada. Me puse de pie con Paul y esperé un poco ansiosa a develar el misterio.

Me dejé llevar por Paul, extrañada ya que se dirigía al fondo de la biblioteca. Llegamos a un lugar que se hallaba medio escondido, y miré alrededor expectante. No tenía idea de que era lo que me quería mostrar, y como si fuera una niña pequeña, estaba impaciente por saberlo. Es por ello que me quedé helada cuando comenzó a besarme, sin corresponderle el beso por la sorpresa. Luego bajó hasta el cuello, algo que nunca había hecho antes. Instintivamente me aparté y para que no quedara grosero, comencé a caminar en dirección a donde había dejado mis tareas.
- ¡Había olvidado que tengo tarea de Encantamientos! - exclamé - La profesora suplente nos dejó un poco - hice una mueca, como si el hecho me disgutara, a pesar de que me estaba salvando de un gran problema - ¿Me ayudas? - le pregunté con total inocencia. Ya reflexionaría (o más bien charlaría con Alice) sobre el tema luego.

Tiernamente ella se separó de mi y dijo algo sobre que no había terminado su tarea. Le seguí la corriente y la acompañe de nuevo a su asiento. Observé lo que hacía con mis pies descansando sobre la mesa y mis brazos cruzados sobre el pecho.- Dime, ¿En que te ayudo? Cualquier cosa, me muero de aburrimiento, la biblioteca es muy callada y tranquila, falta algo de diversión aquí- Dije poniendo caras raras. Me puse mis gafas de sol y decidí que si ella no necesitaba ayuda me dormiría una buena siesta hasta que ella terminara.

Me siguió camino a la mesa y tomó asiento en el mismo lugar que antes - En realidad no es muy difícil, pero ya sabes, los exámenes están bastante cerca y quiero sacarme de encima la mayor cantidad de tareas posibles - le expliqué y le sonreí - Bueno... - titubeé - ¿Podrías buscar para qué sirve el encantamiento Evanesco, por favor? - le pedí. Me puse de pie con rapidez y revisé las estanterías el libro que necesitaba. Finalmente lo encontré, por lo que volví sobre mis pasos y deposité el libro delante de Paul - Ahí debería estar - comenté, y solté una risita. No tenía idea de donde podría figurar la información si no era en ese volumen - ¿Tú no tienes ningún deber que hacer? - pregunté con curiosidad. Mientras tanto, mojé la punta en el tintero y me dediqué a completar las partes de la tarea que sí sabía y por lo tanto, no tenía que confirmar si lo que escribía era correcto.

La observé mientras hacía la tarea y luego de que le preguntase si necesitaba ayuda me tendió un libro para que buscase algo por ella, ojee rápidamente las hojas del libro. –Evanesco, aquí- Le di el libro. En la pagina que había marcado.-Charlie, quería preguntarte si quisieras salir con migo, ser mi novia, llevar esto a un paso más.- Solté todo de una no por vergüenza ni nada, sino porque era mi forma de ser. La miré picadamente esperando su respuesta, si me decía que no, no me importaba, iría a buscar a alguien más.- Si, tengo mucha tarea pero pienso hacerla luego.- Sonreí de costado y volví a apoyar mis botas de motociclista sobre la mesa y mis manos descansando en mi nuca.

- Genial, te lo súper agradezco - le dije a Paul con una gran sonrisa cuando me tendió el libro. Lo tomé con cuidado y lo dejé a mi lado para poder terminar la tarea - ¿Sí? - lo incité a continuar cuando mencionó que quería hacerme una pregunta, y dejé caer la pluma cuando terminó la frase. Lo miré a los ojos, extremadamente contenta, y sonreí ampliamente - ¡Por supuesto! - exclamé al tiempo que lo abrazaba con fuerza. Me encantaba abrazar a la gente, y más si era por una causa especial, como esta. Volví a acomodarme en mi asiento y finalicé mi tarea. Revisé para asegurarme de que no tenía que hacer nada más y solté un suspiro de alivio al comprobar que así era - ¿Luego cuándo? - quise saber y reí a carcajadas. Conociendo a Paul, o más bien, al Paul que era conmigo (pues no sabía como se comportaba ante el resto), estaba casi completamente segura de que sería en un muy lejano momento.