Alice White

Soy mediana de estatura, de unos 1,60. Tengo los ojos verdes amarronados  y mi piel es pálida y  delicada. Tengo una figura esbelta y el pelo de color rubio claro, con leves ondas, aunque a veces lo uso completamente lacio. Me gusta vestirme con ropa muggle de estilo casual, pero en las fiestas o eventos especiales me encanta vestirme elegante. Generalmente me gusta llevar vestidos con alguna campera de jean. Me gusta variar los peinados.
Tengo la piel delicada, muy suave y te darás cuenta de que es así por solo el aspecto que lleva.

Me considero buena persona aun que tengo un carácter muy particular. Soy amante de la moda y no soy de enojarme muy seguido. Me gusta salir con amigos y estar enamorada. Me encantan las golosinas y las películas. Mi comida preferida es el sushi y mi color favorito es el turquesa. Siempre ando regalándole sonrisas a la gente y odio estar de mal humor. La gente me saca una sonrisa o una risa fácilmente y soy muy sensible. No soy muy tímida, soy más sociable y la gente se gana mi confianza fácilmente. Como me cuestan las clases, me esfuerzo y hago las tareas para lograr que me vaya bien. Esto se debe en su mayoría a que soy disléxica, es decir las letras se desordenan dentro de mi cabeza. Por eso soy mala para los idiomas. Soy fanática de las compras y amo actuar, en especial, comedias románticas o de risa. Adoro hacer bromas y utilizar el sarcasmo. A pesar de que no soy buena para lo intelectual soy buena para los deportes. Soy muy buena para aconsejar, me encanta hacerlo, siempre me dicen que soy una persona tierna, todavía no sé por qué ya que para mi no es así. Soy obediente, nada de chica rebelde, chica mala, ni todas esas modas, solo soy yo, sin ocultar nada. Soy una chica bastante transparente, mis sentimientos te darás cuenta cuáles son al estar conmigo, si estoy celosa te darás cuenta, si estoy feliz también y así con todos mis sentimientos. Te darás cuenta por los rastros en mi rostro y los movimientos que hago. No soy una persona mentirosa, la verdad es que no me sale mentir, siempre me pongo nerviosa o me río o algo así.

El 17 de Mayo de 1996, el día en que nací, era un día soleado y de mucho calor, a pesar de que aún no era verano. Mis padres estaban muy felices conmigo, me cuidaron y criaron con amor y dedicación. Ambos trabajaban por la mañana, por lo que se vieron obligados a dejarme con una niñera hasta el mediodía, cuando llegaba mamá a casa. La niñera se encargaba de mí a regañadientes, no le gustaba demasiado su trabajo, pero de todas formas lo hacía lo mejor que podía. Era una mujer de veintitantos años, soltera y que estudiaba en la Universidad. Durante la tarde mi madre se encargaba de mí, jugaba con ella a las muñecas y a tomar el té, como cualquier otra niña. Fui creciendo y comencé la primaria. Ahí fue donde descubrimos mi problema. Me costaba muchísimo más que a mis compañeros de clase leer,y lo hacía despacio y trabándome seguido. En ocasiones ni siquiera podía distinguir que palabra era. Las maestras le recomendaron a mi madre que me llevara al médico. Fuimos y este descubrió que yo padecía de una enfermedad, la dislexia. Esta consiste en que las letras se mezclan en tu cabeza, impidiéndote leer. Con el tiempo fueron haciéndome tratamientos y ayudándome a aprender a leer y diferenciar las letras, hasta que finalmente ahora si me concentro mucho puedo leer correctamente los enunciados si no son muy complicados o usan palabras muy extensas. En la primaria no tenía muchas amigas, porque, a pesar de que soy muy abierta y hago amigos con facilidad, solían dejarme de lado por mi problema. A los 11 años recibí mi carta invitándome a asistir al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Allí tuve que esforzarme aún más para aprobar las clases, y tuve que estudiar y hacer mis tareas con dedicación. Claro que los textos que escribía seguían teniendo faltas, pero no tantas como antes. Los profesores, además, entendían mi problema. Así hice algunos amigos y ahora estoy en quinto curso, el año de los TIMOs. Estos me tienen realmente preocupada ya que serán otros los que revisarán mis exámenes, otros que no sabrán acerca de mi problema. De todas formas, ya acepté que debía rendirlos e intento prepararme lo mejor que pueda.