Dragonfly Pub

Aquel día había ido al pub solo para limpiar. Lavé y enjuagué toda la vajilla que había quedado de la última vez que había abierto el lugar, ya que el jefe estaba ocupado hablando con un chico guapo que según tenía entendido había venido a presentar su material para ser el músico. Repasé todas las encimeras también y las hornallas. Luego de un rato finalmente salí de la cocina, pero no para irme a casa sino para barrer el escenario. Lo hacía de esta forma y no con magia porque así gastaba más tiempo y energía, que era justamente lo que quería. Cuando estaba terminando el chico que Erik tal vez iba a contratar se me acercó. Se presentó sin demasiados rodeos, lo cual me agradó porque no creaba silencios incómodos que yo no podría rellenar.
- Hola, Raymond - saludé y dejé la escoba a un lado - Yo soy Heather Wells. Encantada - dije mientras le estrechaba la mano.

- Sí, Erik me contrató hace alrededor de un mes. Soy la camarera - le expliqué al amable chico. Era alto y guapo, y de veras que agradecía el gran gesto de su parte de hablarme. Yo nunca me hubiera acercado por cuenta propia, a pesar de que me hacía bien hablar con la gente y dejar de estar tan sola y aburrida. Raymond había sonreído, por lo que le devolví la sonrisa con franqueza - Tengo 19 años, cumplidos hace unos meses. ¿Y tú? - le pregunté con curiosidad. No podía ser mucho más grande que yo, pero tampoco parecía de mi edad. Tal vez tuviera veinte o veintiuno como mucho - Y... Por lo que he oído Erik estaba viendo de contratarte, ¿no? ¿Cómo músico? - quise saber, pues si era así seríamos compañeros de trabajo. Me agradaba el hecho ya que podríamos conocernos mejor - ¿Qué tipo de música tocas? - pregunté. No me lo imaginaba tocando rock ni pop.

- ¿Sí? ¡Pareces más grande! - me asombré. Sonreí por la coincidencia de edades. Él me corrigió explicándome que no lo había contratado como músico en sí, sino más bien como rapero. Asentí con suavidad - La verdad es que nunca he escuchado una canción de rap, así que las tuyas serán las primeras. De todas formas obviamente que sé como son más o menos, pero nunca se me dio por escucharlas - me encogí de hombros - ¿Tú escribes las letras? - le pregunté con interés. Parecía un chico agradable y me caía muy bien. Era la persona con la que más había hablado en las últimas semanas si dejaba de lado a Erik, ya que eso era principalmente por el trabajo - No es raro en absoluto, muchísima gente se dedica a la música - le dije con una sonrisa - O al menos eso creo - finalicé algo confundida.
- Me gusta la música, pero no escucho demasiado seguido. Y no toco ningún instrumento, no - comenté al tiempo que negaba con la cabeza - En realidad en estos momentos lo que hago mayormente en mi tiempo libre es aburrirme - confesé algo avergonzada - ¿Y tú en que gastas tu tiempo, además de rapeando?

- No, no me refería a eso. Lo siento - comenté, no quería que pensara que yo lo trataba de anciano - Sólo decía que pareces de veinte o veintiuno - le dije con una sonrisa de disculpa. Escuché su historia con atención, completamente fascinada por la forma en que manifestaba sus sentimientos. Era increíble que no le diera vergüenza o incluso miedo por lo que el resto podría decir.
- Lo lamento mucho, Raymond - dije, intentando buscar alguna forma de consolarlo. Me atreví a apoyarle la mano en el hombro pero la retiré con rapidez. Me contó como se inspiraba y escribía las canciones, a lo que yo respondí con una sonrisa - Es realmente admirable, yo no podría hacerlo - lo felicité - Sí, ahora escucharé mucho rap - reí - Increíble como se pasa de 0 a 100 en unos pocos segundos, ¿no? - bromeé, algo que no hacía en mucho tiempo.
- Gracias por la oferta - contesté sonriendo - Mmm... caminar por las calles sin rumbo fijo es algo que me encantaba hacer, y a veces lo hago aún - comenté - ¿Estudiaste en Hogwarts? - pregunté con curiosidad. Si teníamos la misma edad, tal vez éramos compañeros de curso y no lo recordaba.

- Oh, supongo que he perdido un poco la práctica con los chistes - dije entre risas - Bueno, sí, pareces un poco mayor pero no mucho. No te preocupes - contesté con una sonrisa de lado. Asentí con su explicación, pero de todas formas había algo que no terminaba de cerrar en mi cabeza - Pero, en ese caso, si no te importaba no hubieras escrito la canción, ¿no? Me refiero a que en realidad ella te importaba, pero te engañó, y tú sufrías porque ella seguía siendo importante para ti. Y con la letra de la canción te descargaste y con el tiempo, olvidaste - comenté, y luego me pareció un poco grosero haberlo contradecido de esa manera, por lo que esbocé una sonrisa de disculpa nuevamente - Lo siento si te ha molestado lo que dije, en realidad solo intento descubrir como piensas - Me pareció que decirle la verdad era lo mejor que podía hacer para remendar mi error.
- Entonces debe ser que tienes el don - dije con una carcajada - Muero por escucharte - admití con una sonrisa, un poco avergonzada. Increíblemente estaba de un humor increíble, muy distinto al ánimo abatido que tenía generalmente - Sí y no. En realidad mi madre me enseñó en casa y solo estudié en Hogwarts en séptimo curso, salí Gryffindor - le conté.

- Claro. Es una de las mejores formas, mucho más preferible antes que la violencia - le dije con sinceridad. Me parecía genial. Realmente ardía en deseos de escucharlo, tanto que le había oído hablar de su rap, como lo componía, lo que disfrutaba hacerlo. Asentí con una sonrisa cuando comentó que lo escucharía porque después de todo tenía que venir a tocar.
- Y yo después de todo tengo que venir a trabajar - repliqué poniendo una cara de pesar súper exagerada. Solté una carcajada por ello, ya que había repetido las mismas palabras exactas que él pero había cambiado la acción. Volví a asentir, esta vez con gesto pensativo - Mmm... No lo sé, supongo que quien no quiera escuchar rap, no vendrá o no prestará atención. De todas formas, ¿tocarás siempre? - pregunté con interés - Claro. Yo ahora prefiero no usar la magia porque tengo tiempo libre de sobra, y no quiero apurar las cosas, pero sino la uso seguido - le conté. Miré el reloj y vi que ya había terminado mi turno de trabajo hacía rato, y que ya estaba anocheciendo. No quería llegar tan tarde a casa porque planeaba ducharme y acostarme temprano, luego de cocinar una rica comida - Tendría que irme yendo... ¡Un placer haberte conocido! - me despedí al tiempo que dejaba la escoba y tomaba mi abrigo. Me dirigí a la salida del local - ¡Nos vemos! - grité por sobre mi hombro y salí.