Calles de las afueras

**Percy Weasley** Dom Feb 12, 2012 4:22 am

Aquí las casas están más espaciadas y estas calles apenas son transitadas. Hay también terrenos valdíos y quintas ó estancias.

**Kelly Harris** Dom Feb 12, 2012 6:55 am

Estaba en Londres, pero no en esa parte en la que los negocios alegran a los jóvenes al pasar o la zona de parques recreativos. Estaba en la zona más vacía y oscura de Londres. Hacía un tiempo, había hablado con un colega sobre el tema y me había recomendado a un vendedor con buenos precios. Ahora lo estaba buscando.
Caminé por la calle hasta donde mi colega me indicó. Había un callejón oscuro y desolado. No se escuchaba nada ni siquiera el latir de mi corazón desesperado. Mi vida no tenía cura, pero, había una forma para aliviar el dolor y obtener algo de bienestar. Lo único que se escuchaba en el callejón eran mis pasos. El lugar estaba bastante sucio. Caminé hasta el final sin salida y me paré frente a la puerta que me había indicado.
Al final de ese callejón, en la esquina derecha, había una puerta de metal bastante gastada. Según mi colega, todo lo que debía hacer era tocar y comentarle el motivo de mi visita al traficante. Así lo hice. Acerqué el puño a la puerta y le di unos golpes no muy fuertes. Sonó bastante y a los segundos un hombre la abrió. Tenía el cabello oscuro bastante largo, ojos claros y era bastante delgado, en realidad descomunalmente delgado. ¿Así terminaría yo? Me pregunté por unos instantes. Ya, nada importaba.
-Hola- lo saludé y enseguida le pregunté -¿Lars?-
El hombre me inspeccionó, estaba nervioso pero sabía que no era un policía, era demasiado joven para ser uno de ellos. El hombre asintió.
-Quiero un poco de lo que vendes- le informé en susurros.
Él me comprendió y me hizo pasar adentro.
El lugar era bastante horrible y sucio. Había olor a noches de alcohol y drogas. Le sonreí. Él me miró atentamente y por fin abrió la boca.
-Dime niño, ¿Qué quieres específicamente?- me preguntó y me sonrió también.
-Tengo de todo, me entraron algunas cosas nuevas también- afirmó con la sonrisa todavía en sus labios. Pude notar el estado de sus dientes, le faltaban algunos y estaban grises, gastados y llenos de sarro. Los tenía chuecos y uno partido.
-Quisiera Metanfetamina y Cocaína, pero una dosis bien grande, que me dure- le expliqué mientras observaba el lugar en donde Lars vivía.
-¡Buena elección!- me felicitó y se fue en busca de lo que le había pedido. En todo ese tiempo en el que estuve allí, me pregunté si de verdad quería hacer eso, si de verdad necesitaba ser un chico de quince años drogadicto. Pero ya, nada me importaba. Ni siquiera era yo mismo, no tenía decisiones, ni personalidad propia. Era una marioneta, así que, como no podía luchar contra eso, era mejor buscar algo que me brindara esa satisfacción que no encontraba por ninguna parte.
En ese momento, Lars llegó con todo lo que le había pedido. Me contó lo que costaba y se lo pagué sin protestar.
-Espero que seas cliente habitual- me dijo y sonrió –Con la cantidad que te di, creo que no te voy a ver en meses- afirmó y me saludó con una inclinación de cabeza.
-Eso espero, Lars- le dije con una sonrisa y me retiré por el mismo callejón por el cual ingresé.
¿Arrepentimiento? Lo sentía muy leve. Era difícil de explicar lo que se sentía haber comprado droga, era difícil de explicar que me estaba ‘regalando al diablo’. Pero ya, no tenía más opciones. Así que, caminé por las calles como un joven normal, sin intentar esconder la cantidad de droga que llevaba encima.
Sentía un creciente deseo de estrenarla en ese instante. Aún así, dudaba mi futuro paradero. No podía volver con mis padres, no quería volver con ellos. Me quedaría en algún lugar. ¿Algún Hotel? Era una buena idea, ya iba a encontrar alguno en el cual poder drogarme tranquilo y dormir, además de ducharme.

**Margaret Parker** Dom Jun 03, 2012 5:10 pm

Me alejé unos cuantos metros de la casa de Elliot antes de permitir que un par de lágrimas resbalaran por mis mejillas. Yo no era una persona que llorara con facilidad, y menos que se lo permitiera a sí misma. Incluso llorar por algo por lo que tenía absoluto derecho no me agradaba en lo absoluto. Me dije que solo sollozaría un poco, pero al final consideré que valía la pena llorar ahora para sentirme mejor luego. Lloré todo el tiempo que me tomó caminar cinco cuadras, y luego me detuve a pensar. Quizá me permitiera llorar un poco más una vez estuviera en mi casa, sola, y cayera realmente en la cuenta de lo que había pasado. Mi futuro había cambiado radicalmente en unos pocos minutos, y ahora lo único que podía hacer era volver a reconstruirlo desde una perspectiva distinta. Continuaría trabajando y buscaría otra cosa en la que concentrarme. Me enjugué las lágrimas, había derramado muchas más de las que me hubiera gustado, pero me repetí que tenía justificativo, y que me ayudaría a superar las cosas. Había ocasiones en las que no podía negar que llorar era sano. Mi mayor preocupación en aquellos momentos tenía que ser el lugar donde pasaría la noche. ¿Volvería a Nueva York, a esta hora y sin tener un traslador? No me atrevía a aparecerme en un lugar tan lejano, ya que temía sufrir una despartición. Por ello, preferí dirigirme al Caldero Chorreante y dormir allí. Afortunadamente al otro día era sábado, por lo que podría regresar a casa en lugar de ir a trabajar. Continué caminando un par de cuadras más. Allí estaba oscuro y podría desaparecerme sin que nadie lo notara.

**Connan Martigan** Vie Jun 08, 2012 8:53 am

Caminaba por Londres, la temperatura era baja y mis pasos resonaban en los callejones oscuros. El aire era helado y cuando me entraba por la nariz, me congelaba el pecho. En el medio de la oscuridad, me apoyé contra un paredón mientras me encendía un cigarrillo. Me lo llevé a la boca justo cuando escuché a alguien acercarse. Supe que era mujer ya que reconocí el sonido de los tacones contra el asfalto. Dirigí mi mirada hacia allí antes de empezar a acercarme, en una calle tan desolada ¿Quién escucharía los gritos de una señorita? Sonreí con maldad mientras me acercaba y cuando ya estaba lo bastante cerca me di cuenta que era la rubia que me había encontrado unas cuantas veces en toda mi vida. Solté una risa macabra y la observé con una sonrisa en los labios.
-Que casualidad, preciosa- dije dándole una calada a mi cigarrillo. –Hacía mucho que no nos veíamos. Ya estaba empezando a extrañarte a ti y a tu billetera- me reí con maldad. Me acerqué un poco más
-¿Cómo te estuvo tratando la vida, cariño?- pregunté intentando ver mejor sus rasgos, los cuales no podía identificar con claridad ya que estaba muy oscuro. –Increíble- murmuré divertido pero sin demostrarlo, siempre solía encontrarme con ella, sea cual sea la situación.
-El destino quiere que estemos juntos, rubia- dije apoyándome contra la pared y fumando un poco más.

**Margaret Parker** Vie Jun 08, 2012 9:14 am

Venía abstraída en mis pensamientos, y fue por ello que no noté que alguien me seguía hasta que estuvo a mi lado. Me quedé helada al oír esa voz, tan conocida y terrorífica a la vez - ¿En serio son casualidades? - pregunté, mordaz. ¡No podía tener tan poca suerte! Bufé cuando mencionó mi billetera y sacudí la cabeza. Por supuesto que quería dinero, después de todo, todas las veces que nos habíamos cruzado me había robado.
Se interesó por saber que era de mi vida, pero yo no estaba de humor para seguirle su jueguito de siempre. Lo único que me apetecía en aquel momento era llegar al Caldero Chorreante y quedarme dormida lo más rápidamente posible. Él continuó hablando y yo volví a soltar un bufido - Bueno, no estás tan desacertado. Ya no tengo novio - le informé, sólo para saciar un poco sus ganas de molestar y poder largarme cuanto antes - ¿Qué tal si me robas y ambos nos vamos a casa? Me estoy helando - espeté.

**Connan Martigan** Vie Jun 08, 2012 9:31 am

Preguntó burlona si en realidad eran casualidades –Sí- respondí ensanchando la sonrisa –Puras casualidades- dije fumando más.
-No es que te esté siguiendo, rubia- le informé ásperamente. –Simplemente, me encontré contigo por casualidad- sonreí con satisfacción. –Tenemos una conexión… ¿Cómo se dice? Magnética- me permití un comentario algo divertido.
Me dijo que no estaba tan desacertado, que ya no tenía novio. –Qué lástima- exclamé fingiendo tristeza. –Y ahora que estás… Mädchen ¿No te apetece un poco de amor?- pregunté acercándome más –Ya somos como amigos- murmuré jugueteando con las puntas de su cabello. Le sonreí seductoramente - Ich bin gut im Bett- bromeé y solté una carcajada mientras apoyaba mi mano en su cadera.
Sugirió que le robara y que nos fuéramos, ambos. –Ya- dije –No me apetece robarte por ahora- dije y le sonreí con maldad. –Busco otras cosas…- me reí.
-Vamos- ordené –Está helado, sé que quieres un hombre al cual abrazar en esta noche tan… fría- comienzo a reírme.

**Margaret Parker** Sáb Jun 09, 2012 11:14 am

- Bueno, al menos algo bueno ha ocurrido hoy. Puedo dejar de ser paranoica - bromeé con ironía, pues en realidad nunca me había planteado seriamente el hecho de que me siguiera. Para mí era simplemente mala suerte. Solté una seca y forzada carcajada por su comentario sobre la conexión magnética. Ya estaba divagando demasiado.
De un segundo para el otro se me acercó y me tocó el cabello. Comencé a preocuparme, hasta ese momento no había visto venir algo así, pero ahora que intuí su intención no podía entender como no me había dado cuenta antes. Esperaba que solo fuera un chiste, y no tener que pasar ningún momento desagradable. Además, a todos esos pensamientos, que bastaban para ponerme un poco nerviosa, también se sumaba el hecho de que dijera cosas en un idioma que yo no manejaba, el alemán. Me aparté bruscamente cuando sentí su mano en mi cintura - No me apetece amor por el momento, gracias - respondí cortante. Escuché sus siguientes palabras y negué con la cabeza - Lo siento, no soy de ese tipo de chicas.

**Connan Martigan** Dom Jun 10, 2012 10:12 am

Actuaba como siempre, fingiendo y ocultando lo que realmente sentía. Notaba ello porque se respiraba en el aire, en la atmósfera. Cuando apoyé mi mano en su cintura, ella la retiró y negó diciendo que no le apetecía amor. Le di otras caladas al cigarrillo, exhalando el humo en su rostro. Dijo que no era de ese tipo de chicas. Solté una risa, bastante fría. –No- negué –Nunca dije que lo fueras- respondí. Me llevé la mano al bolsillo y saqué un atado de cigarrillos. Se los extendí -¿Quieres?- pregunté con una sonrisa malvada en los labios.
-Nunca tuvimos tiempo para presentarnos- dije observándola -¿Cómo te llamas, rubia?- pregunté. No iba a decirle mi nombre verdadero de todas formas así que no importaba si no me respondía. Me estaba yendo bastante bien en Londres y no iba a arruinarlo contándoles a todos mi nombre.

**Margaret Parker** Dom Jun 10, 2012 11:30 am

Tosí por el humo y lo fulminé con la mirada - Sigue fumando y el mundo se librará de ti antes de lo esperado - comenté con frialdad. Le dirigí una mirada de suficiencia y esbocé una pequeña sonrisita.
- Pero me estás invitando a actuar como ellas - repliqué. Se terminó el paquete de cigarrillos que tenía y sacó uno nuevo. Me ofreció uno, pero negué rápidamente con la cabeza - Ni en sueños. No soy tan tonta - respondí. Su malévola sonrisa me irritaba. Unos minutos más tarde, quiso saber mi nombre. Sopesé unos segundos la idea de contárselo o no, y las consecuencias que mi elección traería. Finalmente, decidí que no habría problema en decírselo. Después de todo, seguíamos cruzándonos sin conocernos, por lo que con respecto a eso no marcaría ninguna diferencia. Además, estaba segura de que había un montón de mujeres llamadas como yo en Londres, y ni pensar alrededor del mundo - Margaret - dije al fin - ¿Y el tuyo? - pregunté con indiferencia, solo para mantenerlo entretenido y con la cabeza lejos de otros temas.

**Connan Martigan** Mar Jun 12, 2012 7:25 am

Me reí con frialdad cuando dijo que mientras más fumara, más rápido moriría. –No te preocupes, que me quedan unos cuantos años antes de morir- me pongo serio –Y unos cigarrillos no me harán nada- le doy otra calada y la miro, burlón.
Dijo que yo la estaba invitando a hablar como ellas, sonreí –No pierdo nada con intentarlo, rubia- contesté y la observé, intentando saber que pensaba. No aceptó mis cigarrillos, como supuse. Era aburrida, demasiado inflexible. No me gustaban las mujeres así, las señoritas debían ser más ... ¿Cariñosas? Y tampoco tenía ganas de intentarlo a la fuerza, no estaba tan desesperado. Dijo llamarse Margaret, pero para mí fue como un dato irrelevante ya que no tenía pruebas de que lo que estuviera diciendo fuera cierto, podría estar inventándose el nombre. Inocentemente, me preguntó mi nombre. –Till- dije y le extendí la mano para que la estrechara. Fue extraño presentarnos luego de habernos visto unas tres veces. No tenía ninguna forma de asegurarme que Margaret era su verdadero nombre, y si lo fuera, no me serviría para casi nada. Casi, repetí en mi mente pensando todas las extorsiones que podía realizar pero que no haría, porque, simplemente no me faltaba dinero. Para intentar ser amigable, le pregunté algo personal -¿Por qué ya no sales con el flacucho ese?- intenté fingir interés, aunque en el interior sí me interesaba saber más cosas sobre ella, más cosas que podría usar a mi favor.

**Margaret Parker** Miér Jun 20, 2012 2:47 pm

- Eso no lo sabes - respondí con una sonrisa de suficiencia - Claro, uno no, pero cien podrían marcar cierta diferencia - repliqué con el mismo tono que antes. De todas formas, no era mi problema. No entendía por qué me molestaba siquiera en explicarle a un adulto los daños que el cigarrillo podía infligir en su organismo, y menos tratándose de aquél que me hacía la vida imposible. Para mí era mejor que muriera y punto.
- Cierto - admití - Aunque supongo que luego de nuestros desafortunados encuentros me conocías lo suficiente para suponer cuál sería mi respuesta - dije. En realidad, luego de todas las veces que nos habíamos visto estaba segura que él había podido deducir que yo no quería que me conociera realmente. Me dijo un nombre, y yo puse los ojos en blanco. Con lo desconfiada que era, no me lo creí ni un segundo - Eso te lo acabas de inventar - comenté - Pero no importa, tampoco es que me interese demasiado. Ni a ti te sirve saber mi nombre ni a mí el tuyo.
- No es asunto tuyo - espeté, aunque no con mucha violencia para no desencadenar una mala reacción por parte de "Till". Era un tema demasiado personal como para contárselo, pero aun así para contentarlo, decidí hacer mi mejor esfuerzo por mentir. Tampoco se me daba tan mal - Si tanto quieres saber... Ya no sentíamos nada por el otro - O al menos, así tendría que ser a partir de ahora, y yo intentaría cumplir mi parte.

**Connan Martigan** Sáb Ago 04, 2012 10:12 am

Hizo algunos comentarios inteligentes en cuanto al tema de los cigarrillos y el riesgo de vida. Pero, a pesar de que sabía que hacía mal, no me importaba en lo más mínimo y además de todo, si quisiera dejarlo, no podría. Nisiquiera intentaba mantener un régimen saludable pues no era mi estilo.
Comentó que pensaba que con tantos encuentros podría adivinar su respuesta -Sí, pero hay veces que prefiero intentarlo antes de pensarlo dos veces- yo sentía que si pensabas mucho las cosas, se arruinaba lo espontáneo, se arruinaban las sensaciones... Volví a darle una calada al cigarrillo mientras la observaba, la descifraba. Cuando le dije que me llamaba Till, me acusó de que me lo acababa de inventar. Solté una carcaja seca -Pues sí, tienes razón. ¡Que más da!- miré hacia otro lado. Un gato negro caminaba por los callejones de Londres, se frotó el lomo contra la pared antes de esconderse en la oscuridad de nuevo. -Si quieres te cuento mi nombre real- volví mi mirada a ella, haciéndome el interesante. 'Margaret' era casi tan fría como el hielo y eso me agradaba de ella. Además, tenía ganas de arriesgarme un poco y contar algo de verdad.
Y cuando comencé a interesarme en la relación con el flaco ese, ella me contestó con arrogancia como me lo esperaba. Me hacía gracia que esté siempre a la defensiva. Aunque sin volver a insistirle ella terminó confesándolo, mostraba que necesitaba hablarlo con alguien. Al parecer, ninguno de los dos sentía nada más. -Y cuéntame, Margaret, ¿Soy acaso el primero en saberlo?- pregunté, pues, me daba esa impresión ya que si no, no creo que me lo hubiese contado. -Yo diría que te busques un hombre un poco más... ¿Cómo decirlo?... relleno, quizás- le expliqué y solté una carcajada fuerte que resonó en los callejones oscuros, helados y desérticos.

**Margaret Parker** Sáb Ago 04, 2012 3:19 pm

- Entonces, agregaré otra cualidad más sobre tu personalidad a la lista mental: impulsivo - comenté y sonreí burlonamente. Era algo inofensivo, dudaba que lo ofendiera, ya que él mismo lo había dicho. Lo acusé de inventarse el nombre y él rio como respuesta, pero me admitió que yo tenía razón - Al menos en algo pensamos parecido. ¿Qué más da que sepas mi nombre? Aunque no pueda decir que probablemente no volveremos a cruzarnos, ya que nuestro historial de encuentros ha demostrado que eso no es verdad, hay miles de Margarets en el mundo - repliqué. Me ofreció contarme su nombre real, pero tampoco me moría por saberlo. Me encogí de hombros - Lo dejo a tu elección.
Me preguntó si era el primero en saber sobre la ruptura, volví a encogerme de hombros - Podría ser - respondí, sin muchos ánimos de hablar del tema con él. ¿Qué le importaba lo que me pasaba a mí? ¿Le gustaba hablar con sus víctimas antes de hacerles algo? Quizá se regodeaba con algunas al verlas tartamudear por el miedo. No era mi caso. Solté una carcajada bastante fría por su comentario - ¿Tú dices? - pregunté, sin dar demasiados detalles sobre mi estereotipo de hombre perfecto. Tampoco es que tuviera uno, pero si ya conocía a uno de los chicos con los que había salido, no tenía por qué darle más información. No era asunto suyo. Me froté las manos con fuerza, ya era bastante entrada la noche y comenzaba a tener frío.

**John Whilmore** Mar Jul 30, 2013 11:58 am

¿Qué hago acá?, me decía en mi mente, ¿Dónde diablos estoy?. No conocía en absoluto el lugar en el que me encontraba, nunca antes había estado ahí. Esto te pasa por despistado, me decía una y otra vez en la cabeza. Había sido tan tonto como para tomar el traslador equivocado desde El Callejón Diagon y terminar en las afueras de anda a saber donde. Y como si fuera poco, no había una persona en la calle, seguramente todos ya estaban refugiados en sus hogares a punto de cenar; debía admitir que estaba un poco asustado, primero porque me encontraba en un lugar completamente desconocido para mí en medio de la noche y no traía mi varita. ¡Cómo pude olvidarla!. Y segundo, tenía en mi bolsillo algo de 20 galeones que rechinaban al caminar.

Para mi suerte, a unos metros de distancia, vi a una chica. - Aleluya - Dije para mí. Rápidamente me acerqué a ella, aunque a medida que lo hacía me iba arrepintiendo. Se trataba de una chica con corte punk, toda vestida de negro. Admitía que me daba desconfianza, pero si pegaba la vuelta ahora quedaría descortés y algo sospechoso. Tal vez podía decirle: "Lo siento, te confundí con alguien más", pero probablemente sería lo menos creíble del planeta. Tu eres el hombre aquí, John, vamos hombre. Finalmente llegué a destino:

- Hola - La saludé - Me preguntaba si me podrías decir dónde estoy. Tomé un traslador por equivocación y la verdad estoy un poco perdido. - Solté una pequeña risa al final para mostrarme amigable, esperaba que hubiera funcionado.

**Joanne M. Holt** Mar Jul 30, 2013 1:16 pm

Me hallaba apoyada sobre una medianera en una calle algo oscura y completamente vacía. No sabía qué estaba esperando, simplemente no me apetecía ir a ningún lugar en aquel momento. Saqué de mi pequeño bolso un cigarrillo y lo encendí con mi varita. Le di una calada y liberé el humo lentamente, me relajaba. No tenía miedo de estar allí sola, sabía que nadie podía hacerme daño. En realidad, el resto del mundo debía temerme a mí, no yo a ellos.
Al cabo de un rato apareció un muchachito con aspecto de inocente, guapo, que se acercó lentamente a donde yo estaba y me habló. No parecía tener más de 17 años. Quizás 16.
- Hola - respondí, dedicándole una sonrisa coqueta. No tenía nada que hacer, por lo que podía divertirme un rato con el chico - Pobrecito, ¿estás perdido? - dije con un leve dejo de burla en mi voz. Ni siquiera estaba segura de si lo notaría - Bueno, si no me equivoco estamos en las afueras de Londres - respondí, soltando una risita y dándole otra calada al cigarrillo. Volví a exhalar el humo con lentitud - Y dime, ¿cómo te llamas? - quise saber. Por lo general yo era una mujer más bien callada, reservada, pero en ese momento me sentía con ánimos de juguetear con el muchacho un ratito. El pobre no tenía idea de lo que le esperaba, y eso me divertía.

**John Whilmore** Mar Jul 30, 2013 1:42 pm

En cierta forma cuando empezamos a hablar, sentí que me estaba tomando el pelo, y creo que no me equivocaba. La había tratado cordialmente, creo que merecía lo mismo. Después de todo, ¿cuántos años mayor que yo podía tener? Tres, cuatro, no más.

- Un poco - Admití más distantemente a su primera pregunta. Esta tiene una pinta de loca, apuremos el trámite. Me dijo que me encontraba en las afueras de Londres, ¿cómo había hecho para terminar allí?. Seguramente ella se burlaba en el interior, fumando su cigarrillo con ese olor tan desagradable que tenía, pero la verdad era que hacía unas pocas semanas me había venido a vivir a Londres y aún no terminaba de conocerla del todo; a continuación preguntó mi nombre. No sabía si responder a la siguiente pregunta, la chica cada vez me caía peor, creo que había metido la pata en haber ido a pedirle indicaciones, haber tocado el timbre en alguna casa hubiera sido lo mejor. Finalmente decidí decir: Liam... - Era el primer nombre que se me había venido a la cabeza. - ¿y el tuyo? ¿Eres de por aquí? - Pregunté con curiosidad. Tal vez la estaba prejuzgando y todo había sido producto de mi cabeza y mi apuro por volver al Callejón.

**Joanne M. Holt** Miér Jul 31, 2013 11:50 am

Solté una risita cuando el chico contestó que estaba un poco perdido, el hecho saltaba a la vista. Hasta aquel momento había continuado semirecostada sobre la pared, pero en ese momento decidí pararme y darle un poco de acción al asunto. Comenzaba a ponerse divertido.
- En realidad, Liam - pronuncié su nombre con un cierto deleite burlón que sólo yo comprendía, pues no podía estar segura de que fuera el verdadero, pero era probable que el muchacho creyera que yo me tragaba completamente su nombre. Después de todo lo que me habían enseñado mis mentores criminales, desconfiaba de cualquier dato, incluso dado por algún compañero o aliado, y ni en sueños le daría mi nombre tampoco - no soy de ningún lugar en particular - terminé la respuesta a su pregunta, sonriendo maliciosamente. No me apeteció darle más información.
Lentamente comencé a dar una vuelta a su alrededor. Le di una última calada al cigarrillo y lo arrojé a la calle. Contemplé al humo salir de mi boca y luego volví a dirigir mi atención a "Liam". Era robusto y un poco bajito, con una linda carita. Ya estaba a la mitad de la vuelta cuando me decidí a hablar - Bueno, bueno. Eres bastante guapo, debo admitir - pronuncié las palabras algo despacio, procurando no arrastrarlas - ¿Qué te llevó a perderte en un lugar taaaan oscuro y solitario? - pregunté, fingiendo un tono de lástima. Toqué su cara con uno de mis dedos suavemente - No deberías haberte aparecido por aquí siendo tan bonito - agregué, era hora de que sintiera un poco el peligro que lo acechaba. Era mi parte favorita, ver como el terror afloraba en los ojos de las víctimas de a poquito. Casi podía ver como sus mentes empezaban a planear posibles formas de huir, pero rara vez lo lograban. Por cierto que mis maestros me habían instruido más que bien en el arte de la ilegalidad.

**John Whilmore** Dom Nov 10, 2013 10:19 am

Esta chica cada vez me transmitía más y más desconfianza. Estaba pensando que tal vez no había caído en el juego de nombres, pero eso era lo que menos debía preocuparme en ese momento: Lejos de casa, cargando bolsas y con una completa desconocida que no sabía que intenciones tenía, pero podría haber asegurado que no eran muy buenas. Un segundo, me dije en mi cabeza, yo soy el hombre aquí. Pero claro, si tuviera mi varita hubiera sido diferente, si solo la tuviera conmigo... - ¿De ningún lugar? ¿Cómo es eso? - Pregunté confundido.
Comenzó a girar a mi alrededor. ¿A esta que le pasa? - pensé. La seguía con la mirada, me había empujado a la calle. La observé fijamente hasta que comenzó a hablar. Ahora resultó que era atractivo para ella. Oh, dios, me quiere violar. - Gracias - Dije sacándomela de encima. Le iba a decir que era igual para ella, pero no quería mentir. Tenía lindas cejas, eso era verdad. A continuación me preguntó cómo había llegado hasta ahí. - Fue por un error, pero me parece que no es de tu incumbencia. - Ya me estaba resultando molesta y un poco inquietante su actitud hacia mí. Decidí ponerle fin al asunto. - Si, ¿no? Creo que ya debería ir yéndome. Fue un placer... creo. - Me di media vuelta y empecé a caminar. Esperaba encontrar alguien más que me ayudara, sino tendría que caminar bastante, bastante...

**Joanne M. Holt** Dom Nov 10, 2013 11:15 am

- Simplemente no tengo una residencia permanente. Voy a donde quiero, cuando quiero, ¿me explico? - respondí con impaciencia. Me aburrían un poco las preguntas con respecto a mi persona, con excepción de aquellas cuyas contestaciones atemorizaban a la víctima. Ésta no era una de ellas.
Agradeció mi cumplido y yo solté una risita - También eres educado. Me gusta - mascullé. A decir verdad, el muchacho me caía bien; era guapo, no me había faltado el respeto y contestaba a prácticamente todo lo que yo decía. Le perdonaré la vida, decidí, pero en los siguientes minutos dudé respecto a mi resolución. Al parecer el chico estaba comenzando a temer por su seguridad y eso provocaba que me respondiera de forma menos cordial. Comenzó a alejarse, pero rápidamente lo seguí y me paré enfrente suyo, obstruyéndole el paso - Quieto, precioso - ordené - Todavía no hemos terminado - No iba a escapar de mí tan fácilmente.
Suponiendo que el chico ya estaría lo suficientemente asustado, resolví pasar a la acción. Examiné durante unos segundos sus ojos y luego apoyé suavemente mi varita en su mejilla, hundiéndola de a poquito - ¿A dónde te dirigías cuando llegaste aquí? - quise saber antes de proseguir.

**John Whilmore** Dom Nov 10, 2013 1:16 pm

Para mi que era una chica superada. Se creía que hacían lo que quería cuando quería y como quería, y que por lo tanto el mundo se acomodaba a ella. Alguien tenía que enseñarle que no era así - Ah, que bien por ti. ¿Y tus papis no te retan? - Comenté sarcásticamente. Después de decirlo, automáticamente quise retractarme. En realidad, una parte de mi esperaba que no se lo hubiera tomado muy a mal, o seria hombre muerto. Pero por otro lado no me arrepentía, me molestaban las personas que se llevaban al mundo por delante y estaba frente de ellas.
Más adelante también me dijo que era educado. Educado, lindo, ¡esta chica me quiere poseer!. - Cuantos cumplidos, tu pareces... pareces... Tienes lindas cejas - Fue lo primero que me salió. Me ponía incómodo tantos halagos y tenía que hacerle algún cumplido por cortesía.
Cuando me disponía a irme se cruzó en medio de mi camino. ¿Qué hace ahora? . Me dijo que todavía no habíamos terminado - ¿Terminar? ¿terminar qué? - Abrí un poco los ojos cuando puso su varita en mi mejilla. Diablos, pensé, esta chica está loca. Decidí, a pesar de que lo estaba, no mostrar mi miedo. No estaba muriendo por dentro, pero me preocupaba lo que podría llegar a pasar después. Me preguntó a dónde iba antes de llegar ahí - Ya te dije que no te incumbe, no es tu asunto. En serio, ¿qué quieres? - Quería saber sus intenciones.

**Joanne M. Holt** Dom Nov 10, 2013 5:39 pm

- No es de tu incumbencia. ¿Los tuyos no te enseñan a no meterte con desconocidos? - repliqué con un dejo de furia en la voz. ¿Quién se creía que era para hablar de mis padres? Ellos habían muerto hace ya muchos años, y yo no los mencionaba absolutamente nunca, al igual que a mis abuelos. No iba a permitir que un chiquillo estúpido hablara de ellos tan a la ligera.
Puse los ojos en blanco ante su débil cumplido - ¿No se te ocurre nada mejor para salvarte de una muerte segura, niño? - dije y solté un bufido. Comenzaba a impacientarme de verdad.
Ignoré su primera pregunta cuando lo detuve para evitar que se escabullera de mí y respondí directamente la segunda, aún con mi varita apoyada en su mejilla - Mira, Liam - pronuncié con tono burlón - Vamos a dejar las cosas en claro, ¿vale? Contestarás a todo lo que yo pregunte y no volverás a moverte - espeté - Hazlo fácil, ambos la pasaremos mejor - añadí, dedicándole una sonrisa maliciosa - ¿Llevas billetera o algún objeto de valor? - me interesé mientras sacaba un puñal de uno de los pliegues de mi túnica de bruja, y reemplazaba mi varita en su mejilla por él. Sostuve la varita con la otra mano. No me sentía tan cómoda utilizándola así, pero serviría para evitar que volviera a intentar huir.

**John Whilmore** Miér Nov 13, 2013 10:11 am

- De hecho, no me metí contigo. Fue todo lo contrario. - Era la verdad. No había querido ofenderla, pero tampoco me iba a rebajar a pedirle disculpas. Después de todo, la futura victima en el asunto seguía siendo yo. Era mi único método de autodefensa.

Lo que dijo me provocó gracia, por el hecho de que una chica me estuviera amenazando con matarme, y solté un bufido por accidente. A veces tenía la mala costumbre de hacer un "pfff" con mi boca ante de empezar a reír. Había sido un acto fallido. - Es que no me gusta mentir. - Pensándolo bien, ella podría ser la excepción. Debo admitir que me aterra un poco.

Ignoró una de mis preguntas, pero se dispuso a explicarme que lo que iba a ocurrir. Oh, dios. Me dijo que tenía que contestar a todo lo que ella me preguntara y que no debía moverme. ¿Qué hago ahora? Bien, lo tengo. Puedo inmovilizarla y luego... Ah, no, olvidé mi varita. A continuación me preguntó si traía algún objeto de valor conmigo. Decidí ser sincero: - Tengo 20 galeones, eso es todo. - Esperaba que fuera suficiente para ella. Por lo general no cargaba con objetos valiosos o mucho dinero en su caso, por miedo a que me pasaran cosas como esta.

**Joanne M. Holt** Mar Ene 07, 2014 1:52 pm

- Pues deberías ir aprendiendo que a veces las mentiras pueden salvarte la vida - espeté, irritada. Este chico tenía que empezar a reflexionar seriamente sobre los pensamientos que le convenía verbalizar. Aun así, estaba divertida por su actitud; no demostraba demasiado miedo, pero yo sí sabía que debía tenerlo. Todo el grupo de los martiganos no éramos simples ladronzuelos de barrio.
Unos minutos más tarde, lo tenía acorralado y con mi puñal en su mejilla, además de la varita en la otra mano. Respondió a mi pregunta con rapidez, por lo que sonreí satisfecha. Quizás ya se hubiera dado cuenta de que realmente corría peligro y que no era una broma - Bueno, bueno, no está mal para un muchachito caminando solo. Dámelos - ordené, pero luego suavicé un poco el ambiente con una sonrisa ligeramente amistosa. Aguardé en silencio a que hiciera lo que le había pedido. Sopesé qué acciones podía realizar a continuación, no estaba segura de qué era lo más conveniente para mí - ¿Estás completamente seguro de que no tienes nada más? - pregunté, haciendo más presión con el puñal en su mejilla. Probablemente sentiría poco dolor, un poco menos que el pinche de una aguja, pero la idea simplemente era que se sintiera amenazado. Me pareció que con aquello bastaba por el momento.

**John Whilmore** Miér Ene 29, 2014 7:37 am

En mi vida nunca le había tenido miedo a muchas cosas, pero que te apuntaran con un puñal en la mejilla estaba dentro de las cosas que no me gustaban experimentar. Por suerte sostenía su arma ligeramente, el filo del cuchillo apenas se sentía en mi mejilla. Parecía como si tratara de asustarme, pero no tuviera intenciones de lastimarme. Me pidió que le entregara los 20 galeones. Tratando de mover lo menos posible la cara, por mi seguridad, alcancé hasta mi bolsillo derecho, a la altura de la rodilla, donde guardaba mi dinero. Lo agarré con decisión y extendí la mano. - Aquí tienes. - Y antes de que pudiera extender la mano para agarrarlo, deje que cayera en el piso. Tal vez era una cuestión de táctica pero no lo sabía. Pensé en correr, pero quedaría como un cobarde. Podría noquearla, sabía un poco de defensa personal, pero no sería propio de un caballero lastimar a una dama, por más loca que fuera.

A continuación, apretó aún más el puñal contra mi mejilla generándome un poco de dolor, no muy fuerte, pero seguro comenzaría a sangrar en cualquier momento. Me preguntó si llevaba algo más conmigo. - A no ser que quieras mi ropa, no. - Esa idea quedó resonando en mi cabeza. Era algo provocativa. Bueno, ella era bastante sexy, a pesar de ser martigana. No estaba insinuando que... Suficiente. - Ya tienes lo que quieres, ¿dejas el cuchillo? Me lastimas. - A veces me sorprendía a mí mismo con la naturalidad con la que me tomaba este tipo de cosas. ¿Pedirle que dejara de apuntarme con un cuchillo? Qué idiota podía ser. R.I.P. John Whilmore.

**Joanne M. Holt** Miér Ene 29, 2014 4:10 pm

Vi cómo cuidadosamente intentaba llegar hasta su bolsillo y sonreí con suficiencia, no quería que la daga lo lastimara más de la cuenta. Me tendió el dinero de forma no muy amigable, y lo dejó caer. No sabía si planeaba que yo me agachara para recogerlos y así huir o hacerme daño, pero de todas formas no planeaba darle la oportunidad. Con una sacudida de mi varita los galeones volaron derechito a un bolsillo interior de mi túnica. Era de color negro, con cortes extraños y bastantes bolsillos. Sabía dónde se encontraba cada uno de los objetos que llevaba en ellos, para ser más rápida y eficaz a la hora de sacarlos y usarlos (en caso de que la situación lo requiriera).
Hizo un comentario divertido sobre la ropa, y yo solté una risa amarga, que no demostraba alegría en absoluto - No lo sé, ¿tú quieres quitártela? - le pregunté en tono juguetón, algo pervertido. No estaba segura de si le agradaría la idea, pero simplemente tenía ganas de divertirme un rato, ya fuera metiéndole más miedo o de otra forma también bastante placentera. Su insolencia al pedirme que deje el cuchillo devolvió la irritación a mi cuerpo. ¿Quién se creía que era? Había que bajarle un poco el autoestima a este muchachito - En un segundo - repliqué, molesta, y le hice un corte que le atravesaba toda la mejilla al bajarlo. No era demasiado profundo, pero sí lo suficiente como para que doliera. No corría riesgos de desangrarse, pero tampoco le gustaría la sensación, de eso estaba segura. Esbocé una pequeña sonrisa malévola mientras lo observaba a los ojos en silencio, con el puñal ya abajo pero aún apuntándolo con la varita. Volví a tomar a ésta con mi mano hábil, y guardé la daga en mi túnica.