Casa Thompson

- Claro, nos vemos algún otro día, Lindsay - la despedí con una sonrisa. Una vez que ella se fue, miré a Emily quien aún seguía algo mojada. Tomé otro trago de los que trajo la anfitriona y lo bebí con rapidez - Genial, entonces les diré a todos que el 12 de Febrero haré una reunión en mi casa - Comenzaba a sentirme algo incómodo ya que la amiga de Emily que se iba a quedar a dormir aquella noche allí se había ido ya, y sólo quedábamos Elisabeth y yo. Acepté gustoso el café que nos ofreció y lo tomé con avidez. Estaba muy rico. Miré la hora y al ver que ya eran casi las dos de la mañana, me acerqué a las chicas para saludarlas - Bueno, creo que este bombón se va a casa, chicas. Ya estoy algo cansado y supongo que ustedes también - Les di un abrazo amistoso a cada una y me retiré en dirección a la casa, pero antes de traspasar la puerta al interior grité sobre mi hombro - ¡Nos vemos en el castillo!

Finalmente luego de dar unas vueltas por el barrio encontré la casa de Emily. Hacía un tiempo ella me había dado las indicaciones de como llegar pero no había tenido tiempo de pasarme antes. El trabajo apenas me dejaba tiempo para nada, pues salía a la mañana temprano y volvía a unas horas del anochecer a mi casa, y durante los fines de semana generalmente sólo llegaba a encontrarme con Elliot. Toqué el timbre de la casa y aguardé fuera a que mi amiga abriera. Era la más cercana que tenía y por lo tanto, dado que no me llevaba mucho con mi familia, la primera que se enteraría de la noticia al menos por boca mía. Tenía suerte de que aquel día no estaba particularmente frío y que al día siguiente comenzaba la primavera, y por lo tanto el clima no iba a volverse más gélido de lo que estaba.

Estaba en la cocina, tomando un café y mirando un poco de tele, cuando escuche que alguien llamaba a la puerta, no esperaba a nadie que yo me acordara.
Cuando abrí la puerta estaba Margaret, no la esperaba en lo absoluto.- Hola Magg, ¿Que haces aquí?- Le pregunté con una gran sonrisa, le hice señas a que pasase- Bueno, bienvenida a mi humilde morada.- Le dije donde se encontraban los cuartos por si necesitaba algo.- ¿Quieres un poco de café?- Le pregunté mientras me dirigía a la cocina y le daba un sorbo a mi taza esperando su respuesta. No tenía absolutamente nada en contra de Maggie, pero me extrañaba que se halla dado una vuelta por mi casa, quería saber a toda costa de que se trataba su visita.

Le sonreí y pasé dentro antes de responder a su pregunta.
- Hola, Emily - saludé mientras traspasaba el umbral - En realidad me pasaba a visitarte un rato, no había tenido tiempo antes y hace mucho que no hablábamos. Me imaginé que a esta hora de la tarde ya estarías en tu casa, o al menos rogué para que no te quedaras hoy en Hogwarts - dije y solté una risita - ¡No es humilde! - exclamé sorprendida. Parecía una de esas mansiones de las películas que eran exageradamente lujosas. No quería ni imaginarme como sería el baño. Aún así, todo el estilo me parecía muy propio de ella. Reí en mi mente por ese comentario y la seguí hasta la cocina - Claro, por qué no - acepté el café. Tomé mi taza con las dos manos y di un sorbo antes de hablarle - Y, ¿qué ha sido de tu vida? Hace bastante que no nos vemos - pregunté, más por cortesía que por otra cosa, ya que esas preguntas generalmente no tenían nunca una respuesta importante. Muchas veces las contestaciones eran incluso monosílabas.

-Siempre que puedo me escapo a mi casa- Le dije con una sonrisa. Reí cuando menciono que mi pequeña casita no era humilde. Acepto el café para luego preguntarme que era de mi vida.- igual que siempre, de aquí para allá, no me quedo quieta ni un segundo, pero ademas no me gusta, no soy de esas chicas que llegan a su casa y se tiran en un sillón a mirar televisión.- Sonreí- ¿Y tú? ¿Que es de tu vida, como van las cosas con Elliot?- Le pregunte mientras sacaba las tostadas de la tostadora y las ponía en un plato.- ¿Mermelada, crema de maní, que quieres para las tostadas?- Saqué las cosas de la heladera y las puse sobre el desayunador de la cocina.

- Sí, me imagino - asentí con una sonrisa - De todas formas, tengo entendido que los despachos son bastante grandes y cómodos, ¿no? - le dije extrañada, ya que al menos por lo que yo me había enterado contaban con un dormitorio - Sí, yo no soy demasiado activa pero tampoco me gusta tirarme y no hacer nada. Depende del día, si fue estresante o no, si recibí muchas quejas, si dormí bien - solté una carcajada por eso - O si estoy muy cansada - finalicé mi explicación. No tenía una rutina fija para cuando llegaba a mi casa, aunque tampoco era que me sobraba muchísimo el tiempo.
- Muy bien, por suerte. Principalmente era eso de lo que venía a hablarte, y lamento haberte caído tan de sorpresa. Eres la amiga más cercana que tengo y por lo tanto la que consideré que primero debía enterarse - comenté. Aguardé unos segundos para crear un ambiente de intriga, no lo hacía a propósito sino que me salía de forma natural - Vamos a casarnos - le conté sonriendo - Mermelada, por favor - pedí. En general las inglesas eran deliciosas.

- Si, son muy cómodos y todo, pero no hay nada como tu propia cama, tu propio baño, en definitiva, tu propia casa.- Le dije con una gran sonrisa. Dijo que debía contarme algo y que quería que sea la primera en saberlo, espero unos momento, por lo que me agarró muchísima intriga.-Dale Magg, cuenta que ha pasado, no me dejes con la intriga.- La miraba fijamente- ¡FELICITACIONES!, ya era hora de que te propusiera matrimonio, hacen una hermosa pareja.- Le dí un corto abrazo- Enserio, felicitaciones. Bueno, pero ahora viene una de las partes más divertidas de la Pre-Boda, la fiesta de soltero, no voy a aceptar un no como respuesta, así que dime cuando es la fecha y la noche anterior a la boda, te quiero aquí mismo en mi casa, lo vamos a hacer tradicionalmente- Muchas persona incluían en lo tradicional Streppers, por lo que lo aclaré- Pero sin Strippers, te lo advierto nada de hombres en la fiesta, solo chicas.- Esperé su respuesta, no tenía ni idea de como reaccionaría, esperaba que se prendiera en esto sin rechistar.
-Bueno, estas son todas las mermeladas que tengo, espero que alguna sea la que te gusta- Pusé todas sobre la mesa junto a las tostadas, me unté una con mantequilla de maní y me dí cuenta de que quería comer mantequilla de maní puro, por lo que agarre el frasquito ya empezado y tomé una cuchara dejando el frasco recién abierto sobre la mesa.

Apenas terminé de contarle la noticia comenzó a gritar como yo con lo poco que la conocía suponía que haría - Gracias - contesté mientras ella me abrazaba. Escuché toda su perorata sobre la fiesta de solteros, y antes siquiera de que me dejara decirle que le permitiría hacerla ya estaba asegurándome que no me quedaría sin ella. Reí por eso y sacudí la cabeza con incredulidad.
- Tranquila, Emily, te dejaré hacerla. ¡Yo también soy joven! - exclamé, resaltándo el hecho de que teníamos casi la misma edad - Y sé divertirme, y sé que será genial. Aunque prefiero no imaginarme lo que harás tú al mando... - comenté con una carcajada - No tengo ni idea de cuando será la fecha, pero calculamos que en un mes más o menos.
Asentí, estaba de acuerdo en que no debía haber strippers - La pasaremos bien sin necesidad de ellos. - le dije y le di una palmada en el hombro, indicándole que con ella sería imposible aburrirme - Solo chicas... - repetí, sonriendo. Hacía mucho que no tenía una noche así, desde la muerte de Amy. Tragué saliva por el recuerdo, pero ya no me afectaba tanto como antes. Había aprendido a controlarme. Comí las tostadas mientras conversaba con mi amiga y al rato me retiré porque ya se hacía tarde. Saludé a Emily con un abrazo y me fui a mi casa.