Madame Tudipié

Pareció no enojarse con mi comentario malhumorado, en cambio me sonrió y volvió a hacerlo ante mi descripción sobre ella. Me relajé bastante, le sonreí también. Dijo que no quería que la lastimaran. La escuché atentamente en todo lo que quería decir. Pícaramente me pregunto si necesitaba un abrazo, le sonreí para decirle
-¡Si, mi vida!- y reír. La conversación estaba tornándose muy interesante. Nunca hubiera pensado en lo que ocurrió en los siguientes segundos. Ella se paró de su asiento y me abrazó, poniendo sus brazos alrededor de mi cuerpo, yo la abracé también muy cariñosamente. Pero luego ella me besó, algo que nunca hubiera imaginado siquiera, estaba eufórico, aproveché la situación para besarla yo también, mientras le tocaba el sedoso pelo rubio. Luego, volvió a besarme y se volvió a sentar.
Ésta es mi noche, pensé agradecido con Dios.
-Eres atrevida, eh, Margaret- le dije mientras reía. –Tengo que admitir que es una de las cosas que más me gusta de ti, y que olvidé de contarte- le sonreí. Me embobé mirándole sus hermosos ojos y mientras pensaba en lo afortunado que era. No pude evitar la cara de baboso, que creo que Maggie notó. Inmediatamente, recordé algo.
-Oye, Maggie ... ¿Quisíeras venir al baile del colegio conmigo?- le sonreí, estaba ilucionado con que aceptara.

Entré al negocio para tomar un buen té calentito y resguardarme del frío. Se notaba que nos estábamos acercando al invierno, el viento comenzaba a tornarse menos cálido y dejaba de ser agradable sentirlo en la cara. Tomé asiento en una mesa para dos y esperé a que me atendieran. Cuando el asistente se me acercó, pedí.
- Quisiera un té de jazmines, sí no es mucha molestia - Era uno de mis tes favoritos y quería disfrutarlo en aquél momento.
Al traérmelo, me preguntó si quería algo más, y al pensar que tendría ganas de comer algo, ordené una mini-tortita de frutillas. Comencé a tomar el té con calma, disfrutando la bella tarde que hacía.

Spoiler:

Caminaba por la calle cuando divisé a una de mis alumnas sentada sola en un negocio. La miré un rato, observándola detalladamente. Finalmente decidí entrar y ver como se daban las cosas. Abrí la puerta del negocio y me acerqué a la mesa en la que ella se encontraba sentada.
-Buenos días, Emma- la saludé con alegría.
-¿Qué haces aquí solita?- pregunté mirando a mi alrededor en busca de algún acompañante. No encontré ninguno.
-¿Puedo?- pregunté señalando la silla que se encontraba vacía.
Emma era una de las mejores estudiantes que cualquier profesor quisiera tener, además era muy atractiva. Le sonreí amablemente.

Me explicó con detalle porque se encontraba sola. Según lo que había entendido nadie la quiso acompañar, ni siquiera sus amigos porque debía hacer compras aburridas. Noté que estaba triste, traté de animarla descansando mi mano sobre su hombro. Le sonreí
-Yo te acompañaré, Emma- tratando de darle ánimos. Sabía lo que era estar solo, de sólo pensarlo sentí un sentimiento reprimido dentro de mí.
Cortésmente me dejó sentarme con ella. Me senté y la miré mientras le daba un sorbo a su té, amablemente me ofreció.
-Muchas gracias, bueno, tomaré un poco- y le sonreí.
-Qué amable eres, Emma- le dije con toda sinceridad. Era una chica muy educada, inteligente y amistosa. Me preguntó que hacía allí y le contesté
-Paseaba sin rumbo- con voz tranquila. Era algo que solía hacer muy seguido.
Pasados unos segundos le pregunté
-¿Cómo estas?- si llegaría a estar no muy bien, me esforzaría en levantarle el ánimo.

Con el sólo acto de sonreírme me hizo sentir mejor, y no tenía idea de porque. Eso no me agradaba demasiado ya que no estaba acostumbrada a no saber algo, y sí lo hacía la mayor parte de las veces podía sacarme la duda con algún libro, pero esta vez era diferente. Ignoré el tema y continué charlando con Elijah.
- Gracias, profesor - Esbocé una amplia sonrisa en la que mostraba todos los dientes, desde chiquita lo hacía de esa manera. Era parte de mí. Me ruboricé un poco cuando me halagó y rápidamente continué con el otro tema ya que no quería seguir con aquel que me ponía algo incómoda. No estaba acostumbrada a que me dijeran cosas de ese estilo, más allá de 'eres muy inteligente' o algo por el estilo.
- ¿No compró nada en todo su recorrido? - pregunté con incredulidad. Tendría que tener un gran autocontrol o estar muy distraído para no hacerlo, sobre todo porque Honeydukes estaba lleno de cosas muy interesantes.
Hizo una pregunta que me pareció muy extraña, ya que habíamos estado hablando antes, pero que respondí de todas formas con gusto.
- Muy bien, gracias - sonreí. Me sentía mejor ahora que estaba acompañada - Mmm... ¿Profesor? ¿Puedo hacerle una pregunta?

Me llamó profesor, no era necesaria tanta formalidad porque estábamos fuera del colegio y aún así me gustaba que me llamaran por mi nombre así que se lo comenté
-Emma, dime Elijah, si me dices profesor me siento extraño, quizás demasiado viejo o maduro- y reí.
Había notado que tenía una hermosísima sonrisa. Eso era una de las cosas más importantes en una mujer. Me preguntó si había comprado algo, negué con la cabeza. También me contó que se encontraba muy bien, le sonreí de nuevo. Me asombré al decirme que me quería preguntar algo.
-No te restringas, puedes preguntarme todo lo que quieras, cualquier cosa- le permití con una curiosidad infinita sobre que me iba a decir.

Al decir que no era nada importante, la curiosidad descendió un escalón. Luego, continuó con su pregunta, era sobre Hogwarts, sobre en cual casa había estado.
-Hufflepuff- respondí con una sonrisa –Se debió a mi personalidad- comenté mientras le observaba el cabello, desde las raíces a las puntas, disfrutaba ver como se formaban esas hermosas ondas en éste.
-Espero que no lo malpienses ni te enojes ni te asustes ni salgas corriendo pensando que estoy loco … pero me encantaría peinar tu cabello- dije admirado y sonriente. Quizás era un comentario fuera de lugar pero ya lo había dicho y no podía corregirlo.
Me preguntó si quería comer algo más, negué con la cabeza y escuche su voz detenidamente mientras pedía otro té.
-Te gusta, ¿No?- le pregunté en referencia al té. Me resultaba una chica muy interesante.

Dijo que era de Hufflepuff. Me sorprendí ya que para mí parecía más de Ravenclaw en algunos aspectos.
- Es una linda casa para estar, todos son muy buenos compañeros, ¿no? - dije con una sonrisa.
Lo que comentó a continuación me descolocó totalmente. No sé si estaba bien que un profesor le dijera eso a una alumna, pero a mí me causó mucha risa y me sentí halagada a la vez.
- Bueno, Elijah, creo que le hizo mal el té... - dije entre carcajadas - ¿Seguro que no quiere algo para tomar o comer? Yo invito - ofrecí mientras sonreía ampliamente - La verdad es que nunca creí que estaría en un bar merendando con mi profesor de Runas Antiguas... - hice una pausa y continué - Si no quiere tomar nada, mejor vayamos yendo así puedo pasar por la Casa de las Plumas para ver de comprarme alguna - expliqué sin estar segura de si me acompañaría o no.

Emma dijo que era una linda casa para estar, en referencia a Hufflepuff. Dijo algo de que todos eran muy buenos compañeros y eso era verdad.
- Si, todos son muy buenos- comenté pensando en cuando yo iba al colegio a estudiar.
Con respecto a lo del cabello, comentó que seguro me había hecho mal el té. Algo imposible. Luego, volvió a preguntarme sobre si quería algo más. Además, dijo que invitaba ella. Le sonreí.
-Nunca me aprovecharía de una dama- comenté sonriente. Era verdad, las mujeres no tenían que ser controladas o manejadas por los hombres.
Comentó que quería ir a comprar unas plumas.
-Bueno, te acompaño- comenté para continuar -¿Dónde las venden?- pregunté mientras me paraba de mi asiento.

Me dio la razón. Sonrió, tenía una sonrisa muy hermosa.
- ¡Qué caballero! - me asombré. Nunca había oído a nadie decir aquello. La verdad es que Elijah me caía cada vez mejor.
Terminé de comer mi mini-tortita y llamé a la asistente.
- ¿Cuánto será en total? - pregunté con cortesía.
- 7 galeones, señorita.
- Muy bien, aquí tiene - le sonreí y le entregué el dinero.
Respondiendo a la preguntad el Elijah, dije - Gracias. Aquí cerquita, en un negocio que se llama Casa de las Plumas.
Me puse de pie y caminé lentamente hacia la salida del local, para que así Elijah pudiera alcanzarme.

[Continúa en la calle]

Luego de pagar me confesó la ubicación del negocio de las Plumas, según Emma estaba muy cerca de donde nos encontrábamos. La alcancé sin dificultad y comencé a caminar junto a ella.
-¿Perdiste tu pluma?- le pregunté a Emma, no sabía la razón por la cual necesitaba una nueva pluma. Igualmente seguí caminando y volví a dirigirme a ella.
-¿Cómo te está yendo en el colegio?- le pregunté curioso, aunque en mi interior sabía que sería imposible que le fuera mal a ella.
-Bueno, ¿Cómo pasaste tus vacaciones?- pregunté por último. Con todas esas preguntas le daría una gran charla. Sonreí satisfecho con mis preguntas aunque eran muy cualquiera.

Viene de Calles
Entré a Madame Tudipié de la mano de Matt, él era tan tierno. Cuando estábamos en las calles, me llamó hermosura. Ese comentario me hizo sentir la chicas más afortunada del mundo, - Eres muy tierno, Matt. - reí - Gracias por tu comentario en las calles, creo que pienso lo mismo sobre ti - decidí decírselo, no podía ocultarle eso, era demasiado lindo, además de todas formas se me notaba en mi cara cuando lo veía.
Nos sentamos en una mesa, sonreí y dije - Al final, nunca me dijiste tu tipo de sangre - recordé, y agradecí en mi mente ya que así podría sacar un tema.

Viene de Las Calles

Él me dejó pasar primero cuando entramos, sonreí contenta. Luego me abrazó contra su pecho, besó mi frente y me dijo que me quería. Ya, sentía como si fuera a morir, era el chico más tierno de todos, no podía estar pasándome, no podía creerlo. Lo abracé mientras él a mí, y contesté - Yo también - sonreí. Me dijo que su tipo de sangre era pura, al igual que la mía. Luego reí por su comentario chistoso. Me preguntó que me gustaría tomar, - Am... pues... lo que tú tomes estará bien para mí - opté por ordenar eso, ya que no sabía que tomar.
Más tarde, me dijo que le cuente algo que no sabía de mí, o que le quiera contar. Reí y contesté - Em... - pensé en qué podría contarle, - No lo sé, creo que ya sabes todo. Bueno, tengo muchos defectos - reí y me avergoncé al contárselo, - Trato de evitarlos, pero nunca puedo contenerlos - admití muy avergonzada. - Hay veces que no soporto a mi hermano, aunque en otras ocasiones, es un chico realmente bueno. - reí y luego recordé todas las travesuras que me había hecho, que momentos... - Tú tenías un hermano, ¿cierto? - traté de recordar, aunque no sabía si me estaba confundiendo. - Quiero preguntarte algo. - le informé, - ¿A ti te molesta o avergüenza salir con alguien con dislexia?, igual no me enojo, tranquilo. - sonreí.

Él dijo que estaba de acuerdo, sonreí. Luego dijo que esperara a que me guste el té de manzanilla, - Me gusta el té, tú tranquilo, yo tomo cualquier cosa - sonreí amable. Creí que nos estaba yendo bien, Matt era muy tierno y dulce, y yo me comportaba bien. Así que todo salía muy bien. Después, con el tema de mis defectos, me preguntó qué defectos. - Pues, am... me avergüenza decirlo - reí, - Soy muy celosa, eso es una de las cosas que más odio de mi, bueno, ya sabes... tengo dislexia, aunque no estoy segura de que sea un defecto, y siempre imagino muchas cosas en mi cabeza, que terminan siendo realmente diferentes. Es fastidioso - volví a reír, tenía defectos estúpidos, que yo odiaba. Para mí, Matt no tenía ningún defecto. Era así de perfecto como se veía, era muy lindo, tierno, dulce, cariñoso, bueno y amable. Todo lo que yo necesitaba.
Matt me contó sobre su hermano, dijo muchas cosas interesantes. A todo eso, respondí; - Oh... - lucí sorprendida, - Lamento que no te lleves de lo mejor con tu hermano, pero igual, todo se arregla - opiné sobre el tema para suavizar las cosas. Lamentaba haber sacado el tema. Con respecto a la pregunta que había hecho, me preguntó si lo decía en serio. Asentí con la cabeza seria. Luego respondió la pregunta. Dijo que no le molestaba ni avergonzaba, y que le gustaba como era. Después agregó que si no, no estaríamos aquí. Buen punto pensé en mi cabeza. Sonreí aliviada y orgullosa de salir con un chico como Matt, - Eres muy tierno, Matt. Gracias por todo - sonreí. - A mi también me gusta como eres, todavía no puedo creerlo - reí por no poder creer que una chica ordinaria Hufflepuff, salga con un slytherin muy guapo.

Él dijo que todos teníamos un defecto, y hasta él. reí por su broma. Luego, me contó sus defectos, - ¿Tú?, ¿tener defectos?, ¡que raro!, yo te creo tan perfec... - ya Alice ya, se me había escapado de la boca. Todo lo que había pensando se me había escapado hasta un punto. Comencé a maldecir dentro de mi cabeza, Estúpida, estúpida pensé en mí. - Digo... am - me puse nerviosa, pero luego solté una carcajada por lo que había dicho, es que me pareció muy chistoso. - Ya, lo admito, todo lo que pensé traspasó mi boca - reí por lo ocurrido. - Decía que me parecía raro que tengas defectos - reí, y luego respondí cuando me admitió sus defectos, - Ah, ¿tú también eres celoso?, somos dos. - reí.
Más tarde, Matt me explicó lo de su hermano. - ¿Él es el favorito de la familia?, pues yo creo que tú eres un chico irreemplazable, además de ser mi favorito claro - solté una carcajada, me estaba convirtiendo en "la chica que dice todo lo que piensa", me estaba transformando en transparente. Después, me agradeció por el comentario que había dicho, sonreí amable, y luego me preguntó a qué me refería con que no podía creerlo. - Pues... no puedo creer que una chica Hufflepuff tan común como yo, salga con el "atractivo popular" de slytherin - reí.
Luego tomé un sorbo de mi té, pensando en qué podría hablar. Tenía una pregunta que no me cerraba, no comprendía la situación en la que Matt y yo estábamos. ¿Qué eramos en ese momento?, igualmente decidí no preguntárselo, quedaría muy descortés de mi parte.

Me dijo que a él le pasaba todo el tiempo que se le escapan cosas, reí por su comentario. Luego dijo que era bastante celoso, - Descuida, tú no sabes lo que soy yo, bueno... tal vez si lo sepas - solté una carcajada recordando lo de Holly en el Gran Salón. Después, me agradeció y me dijo que yo también era su favorita. Sonreí, pero lo que más me sacó la sonrisa, fue que cuando me agradeció me dijera "cariño". Fue un gesto realmente bonito de su parte. - De nada, y gracias a ti por lo de que soy tu favorita, y por decirme cariño, que tierno y lindo - sonreí alagada nuevamente. Me preguntó lo de "atractivo popular de slytherin", asentí con la cabeza, y respondí - eso es lo que me dan celos y me preocupa, muchas chicas sobre ti - puse mi mirada maligna, pero obviamente estaba bromeando. Por un minuto, no me importaron las palabras que había dicho, debía decírselo ya que en serio me preocupaban las chicas que se morían por él. Luego, Matt me dijo que me creía encantadora y no común, sonreí tierna. - Gracias, eres realmente tierno, Matthew. - sonreí nuevamente, - Me alegra mucho, que la cita sea contigo - admití.
Más tarde, Matt tomó de su té. Mientras yo observaba el lugar. Luego, escuché que me llamaba, lo miré atentamente. Después, agarró mi mano, y me dijo que como ya sabía bastante de mí y me conocía, se preguntaba si quería ser su novia. Era lo que menos me esperaba en ese momento, la felicidad iba a matarme, estaba muriendo por abrazarlo y besarlo, pero recordé que estabamos en un lugar también con gente, y no podría hacerlo. Eso era la parte mala, - Matt... - lo miré atenta por la reacción que tomaría al escuchar eso, ya que parecía que iba a rechazarlo. - ¡Claro que quiero serlo! - exclamé con una sonrisa de oreja a oreja. Lo besé en sus labios, ya era como el tercer beso que nos dábamos. Era toda una felicidad para mí, ya me imaginaba todo, aunque el defecto volvía a mí así que traté de no pensar en ello. En fin, lo besé en los labios por un rato no muy corto, y fue un beso realmente encantador. Al fin lo que quería se cumplía, sabía que este día llegaría. Luego paré de besarlo, y lo abracé, cuando terminé de abrazarlo, acaricié su cabello, sonreí y volví a besarlo. No podía parar de hacerlo, él me gustaba mucho y realmente deseaba esto.