Dragonfly Pub

Llegué temprano a mi restaurante. Estaba emocionado, tengo que admitir. Ya quería conocer a la gente del ambiente y cocinarles. Abrí el lugar pensando en el menú. Estaba difícil, pero finalmente me había decidido por pescado y mariscos. De eso, no había en la zona y yo me había comprometido en encontrar a alguien que me trajera esas exquisiteces de la máxima calidad. Entré al restaurante y prendí las luces. Ordené un poco y preparé algunas cosas. Me fui a la cocina, miré los ingredientes frescos que tenía. Eran de la mejor calidad, una maravilla. Faltaban unos pocos minutos para que abriera por lo que busqué canciones para pasar. Caminé hasta la puerta y la abrí, invitando a las personas a entrar. Mi camarera Heather, se encargaría de las entradas y de lo demás mientras yo cocinaba. En la pizarra tan moderna que tenía el lugar, escribí el menú:

Menú del Día:
Camarones con Achiote a la Sartén o
Bacalao a la sartén con ensalada de frijoles blancos

Después, me fui a la cocina y esperé los pedidos mientras preparaba todo y comenzaba a cocinar unos canapés. La masa la tenía fresca y los rellené con distintas cosas, uno era de palta con jugo de limón y mayonesa casera. Otro era de queso azul, crema de leche y nueces picadas. Había otros sabores también como de cangrejo, o de salmón y aguacate, también había con toque de naranja. Había muchos sabores para elegir, todos especialmente hechos. Estaba ansioso y no podía esperar a que Heather comenzara a repartir los canapés. Me dirigí hacia el reproductor de sonido y escogí la primera canción.

Spoiler:

Fui en busca de Heather, hablamos un rato y después me volví de nuevo a la cocina, estaba un poco inquieto.

Llegué al lugar acordado con una sonrisa y pagué la entrada. Estaba bonito decorado, pero no tanto como Maggie. Ella estaba preciosa con un vestido que le quedaba perfecto. Me acerqué y me incliné para darle un beso en los labios antes de sentarme en uno de los asientos. -¿Te hice esperar?- le pregunté con una sonrisa. Esperaba que no me hubiera esperado mucho rato. –Veo que somos los únicos aquí- dije mirando hacia los costados. -¿Sabes de alguien que vendrá?- le pregunté y sonreí. No quería que el dueño se fundiera, ya que, parecía un lugar planificado. No sabía que iba a beber, tenía bastantes opciones por lo que podía observar. Estaba indeciso. Ya, seguro iba a hablar del tema con alguien que supiera que debería tomar dada la ocasión, quizás, hasta probaría algo nuevo.

Entré al lugar con una sonrisa que se borró al ver que no había nadie allí, a excepción de una pareja de jóvenes. Ya había pagado la entrada, por lo que ahora me restaba pasar un buen rato. Quizás, presentarme sería bueno aunque estaría interrumpiendo su conversación. No sabía que hacer. Decidí acercarme a presentarme.
-Buenas, soy Ushna Blackburn- me presenté con una sonrisa en los labios. Esperaba que me contestaran algo, si no, moriría de soledad en ese lugar.
-Estamos solos- dije y miré a nuestro alrededor, soltando una risa. Ese día estaba con toda la onda, no solía ser tan carismático pero dado ese caso extremo de soledad, era necesario. Observé mejor a la pareja, la muchacha era bonita, de cabello rubio y ojos claros, en cambio el hombre era de cabello oscuro. Seguro eran pareja, o eso pensaba, porque como hermanos no los veía. Aunque claramente podían ser amigos también o compañeros de trabajo. Dejé de pensar en eso, porque era fisgonear en lo que no me incumbía. Los miré con la misma sonrisa que antes, esperando sus palabras. Sin duda, necesitaba amigos con desesperación.

Me contó que no la había hecho esperar. Sonreí con ganas cuando me deseó un feliz san valentín –Igualmente, mi vida- le dije dándole un dulce beso en los labios. Cuando le pregunté si había invitado a alguien, bromeó diciendo que no conocía a mucha gente. Solté una carcajada y la miré con cariño. –Te ves tan linda- le dije con una sonrisa de idiota en el rostro. En eso, vino la camarera y nos contó la recomendación del chef y no sé que más. Maggie pidió algo que sonaba bien por lo que dije –Yo también quiero eso- con una sonrisa enorme –Para beber quiero un buen vino- conté con la mirada llena de entusiasmo –Malbec- con otra sonrisa mucho más grande. Luego de que la mujer se fuera, Maggie me preguntó como andaba con las clases -¿La verdad?- pregunté y solté una risa –Bueno, resulta que mi primera clase terminó con una tiza dentro de mi whisky- conté divertido –Es que se me cayó dentro sin querer- dije riendo –Todos reímos por el acontecimiento- comenté chistoso.
Un joven de cabello corto y oscuro se nos acercó. Lo miré con curiosidad ¿Qué querría ese hombre? No parecía de los que vendían Biblias. Se presentó como Ushna Blackburn y noté que tenía una sonrisa magnífica.
-Ella es Maggie Parker- dije señalando educadamente a Magg y agregando –Una mujer encantadora- y soltando una risa. -Yo, Elliot Camberlain- me presenté tratando de imitar esa sonrisa perfecta. Dijo que estábamos solos –Ya lo creo, amigo- dije y reí –Cuéntanos de ti- le pedí haciéndole señas para que se sentara a nuestro lado. No sabía si a Maggie le molestaría el hecho, pero aún así me arrepentí después, ya la imaginaba rechazándolo como a Leddy.

El muchacho de ojos claros me trató muy bien, era totalmente carismático y amigable. Deseaba que seamos amigos, sobretodo por su buen humor y su sonrisa ancha. Como buen caballero, presentó a la muchacha que estaba con él primero. La jovencita se llamaba Maggie Parker, y según él era una mujer encantadora. Solté una carcajada y le sonreí a la muchachita. Parecía una buena persona también. Él joven se presentó como Elliot Camberlain. Cuando dije que estábamos solos, él comentó que eso creía y me llamó amigo de manera muy buena onda. Me hizo unas señas para que me sentara junto a ellos. La verdad era que no sabía si sentarme o no, ya que podría estar interrumpiendo algo importante. Me sentía indeciso, confundido. Igualmente, decidí sentarme porque Elliot me había invitado y porque deseaba ser su amigo. La mesera se acercó y me preguntó si gustaba de que me trajera el plato allí. Asentí y le dije –Si no es mucha molestia- con una sonrisa compradora. Se presentó como Heather, me contó sobre las recomendaciones del chef. Me dijo que le haga saber cuando supiera que pedir –Yo la llamaré- le aseguré con una sonrisa enorme. Ella se retiró y yo comencé a hablarles a los jovenes. -¿De qué trabajan?- les pregunté con una sonrisa magnífica –Yo trabajo en el Ministerio- dije observando que cada vez entraba más gente al lugar. Maggie Parker no había hecho ningún comentario y eso era sospechoso.

Cuando pedí lo mismo que ella, bromeó diciendo que era fiel a mi costumbre –Como siempre- conté con una sonrisa y reí. Luego de que le contara sobre el incidente con la tiza, se rió pero paró para decirme que eso ponía en juego mi empleo. Habló sobre Minerva, decidí decir algo para no quedar tan mal pero estaba en la ruina, no tenía ningún comentario que agregar porque estaba mal lo que estaba haciendo ( beber en clase ) y no tenía ninguna excusa para mis actos. La miré con una sonrisa para cubrir mi falta de comentarios, ella me pidió que le contara algo sobre mí, algo que ella no sabía –Bueno- empecé pero me di cuenta que ella ya sabía muchas cosas sobre mí –Esto- volví a decir adentrándome en mi vida – Algún fin de semana de estos tendría que visitar a mis padres- le conté con una sonrisa en los labios, debía invitar a Maggie, porque ella me había invitado a su casa –Estaba pensando si quisiera acompañarme- le dije y la miré a los ojos dulcemente.
Ushna, sonrió varias veces, sin duda su sonrisa era auténtica y magnífica, era estupenda. Nuestro nuevo amigo se sentó junto a nosotros y Heather volvió con el menú para Ushna. El muy amigable nos preguntó de que trabajábamos, él en el ministerio –Soy profesor- dije con una sonrisa, en eso reaccioné que Margaret también trabajaba en el Ministerio. Le eché una mirada, quizás se conocían y por eso no hacía comentarios. No sabía si estaba peleados o no. Era confuso.
La velada transcurrió normalmente, le hice algunas preguntas a Ushna como donde vivía y si estaba en pareja o tenía hijos. Después de unas horas, ya era muy tarde por lo que les anuncié –Chicos, es de madrugada y muero de sueño- cerrando los ojos –Nos veremos otro día, ¿No?- le pregunté a Ushna y le sonreí. Luego, me paré y saludé a Maggie con un dulce beso en los labios y a nuestro nuevo amigo con un estrechón de manos.
-¡Nos vemos luego!- les grité sonriente mientras me iba hacia mi casa.

Elliot era profesor -Bonita profesión- dije sorprendido, los profesores solían ser muy buenas personas. Maggie se sorprendió cuando le conté que trabajaba en el Ministerio. –Sí, en el Miniserio- afirmé con una sonrisa –Jefe de Departamento de Aplicación de la Ley Mágica- agregué ensanchando la sonrisa. Ella contó que también trabajaba como jefa allí, pero en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional. La miré sorprendido, trabajábamos en el mismo edificio pero nunca nos habíamos visto. Solté una risa y la miré divertido –Somos compañeros de trabajo- dije sonriendo con más ganas. Elliot me preguntó dónde vivía –En Londres- contesté con una sonrisa. Inmediatamente me preguntó si tenía pareja y si tenía hijos –Ninguna de los dos- dije y solté una cara de fallido. Ni novia ni hijos. No estaba apresurado con lo de encontrar a una jovencita, si lograba encontrar una estaba seguro que iría bien lento con ella, no quería nada apresurado, no era mi estilo. En cuanto a los hijos, nunca había pensado en tener alguno pero igualmente, de alguna manera, todos deseamos ser padres algún día. Hablamos un gran rato y luego todos acordaron que debían irse. Elliot me preguntó si me vería otro día –Sería un placer- dije con una sonrisa en el rostro. Maggie dijo que era un placer haberme conocido –Igualmente- dije con otra sonrisa en el rostro, aunque, yo sabía que por algo ella no hablaba, pensaba que no había sido sincera al decirme que había sido un placer. Antes de irme, no olvidé saludar a Heather también, con una sonrisa ancha y con un saludo rápido desde lejos, unas señas con las manos. La había pasado bien.

Entré al lugar esperando un si como respuesta. Necesitaba un trabajo mejor, ya que no me bancaba tener que trabajar en ese bar para borrachos, que no me pagaban nada bien. Me acerqué a la barra, y pregunté a uno de los chicos de allí - Buenas tardes, quisiera hablar con el dueño, encargado o alguien supervisor del restaurante - expliqué. El chico me dirijió hasta un señor algo canoso, me dijo que se llamaba Erik Kanfer, estreché mi mano contra la del hombre, tratando de sonreír, ya que no sonreía con extraños. - Buenas tardes, venía a preguntarle si podría conseguir empleo en este lugar - dije mientras la estrechaba. Esperé la respuesta del señor calmado.

Luego del estreno del lugar, quedé medio mal. Muy pocas personas habían venido, pero igual eso no me iba a tirar para abajo. Lo iba a lograr, quizás necesitaba más propaganda, más beneficios, algo necesitaba. Algo diferente.
Días después, mientras estaba sentado en uno de los sillones. Un joven de aspecto astuto y con calle apareció. Me bajé del asiento y le estreché la mano con una sonrisa. No sabía que quería el muchacho pero tenía una gran impresión de él, parecía bastante rudo hasta del ámbito del estrellato, había algo en sus ojos que me había llamado la atención. Me preguntó si podía conseguir empleo en el lugar -¿Cómo te llamas?- le pregunté con una sonrisa ambisiosa. -¿Tienes algún talento o algo?¿Bailas, cantas, tocas algún instrumento?- le pregunté de inmediato –Me suenas a un chico inteligente y con onda, me encantaría tenerte en mi restaurante pero el puesto de camarero ya está ocupado por una señorita llamada Heather. Igualmente, me gustaría tenerte en el equipo en algún otro puesto- afirmé y sonreí. Tenía grandes expectativas sobre ese joven.

El hombre me recibió muy buen, primer punto listo. Luego me preguntó cómo me llamaba. - Mi nombre es Raymond Seiffert, señor Kanfer - sonreí educado, mientras metía mis manos dentro del bolsillo. Después, me preguntó si tocaba algún instrumento, o cantaba, o bailaba. Nervios sentí al pensar lo que pasaba por mi cabeza, - Si... bueno... algo así. Soy rapero - confesé nervioso por lo que el señor pensara de mi.
Me dijo que le sonaba a un chico inteligente y con "onda", reí al escuchar eso ya que ni siquiera sabía nada de mí, y no creo que mi aspecto revele eso. Él confesó que le gustaría tenerme en su restaurante, sonreí aliviado, pero por desgracia el puesto estaba desocupado por una chica llamada Heather. Miré hacia los dos lados, para ver si esa tal Heather se encontraba. La vi, Vaya... que pedazo de chica se encontraba allí, luego sacudí un poco mi cabeza, sin ser exagerado y volví a la normalidad, nada de chicas por el momento.
Regresando al tema de que no podría ser camarero, hice una cara fallida de "decepción". Luego, Kanfer dijo que me gustaría tenerme en otro puesto. - Lo que usted quiera - dije mientras sonreía con una esperanza de algo que no iba a revelar.

Se llamaba Raymond, un nombre bastante bonito, poco común. Estaba siendo educado conmigo, sonreí halagado –Pues, no hace falta tanta formalidad, terminaremos a los insultos afectivos en tan sólo horas- le conté y solté una risa. Bueno, el joven era rapero. Yo más bien pensaba que era un bailarín callejero o algo por el estilo. Rap, pensé. -¡Si me gusta tu música, tienes el puesto, Ray!- le conté. Era una buena idea, un muchacho cari lindo que cantaba rap, las chicas seguro morían por él. –Dentro de dos días te quiero aquí con tus canciones preparadas- le dije y agregué –Sorpréndeme y el puesto es tuyo- afirmé y le di una palmada en el hombro –Ahora, ya no te molestó más. Me retiro. Que tengas un buen día, Raymond- lo saludé y volví a estrechar su mano. Parecía buen chico.

Kanfer bromeó, reí un poco. El hombre me iba cayendo bien, pero igualmente tendría que esperar mucho para decidirme. Él exclamó que le gustaba mi música, y luego que tenía el puesto. Sonreí de oreja a oreja y dije - ¡Muchas gracias! - de rapero, no podía imaginarlo, lo que yo más quería. Lo único que faltaba, era tener a Samantha mi hermana junto a mi. Dijo que dentro de dos días, me quería allí con dos canciones listas, más tarde agregó que lo sorprenda y el puesto sería definitivamente mío. Una sonrisa se escapó de mi rostro. - No se va a arrepentir - aseguré firme.
Finalmente, Kanfer dijo que no me molestaría más, reí un poco, dijo que se retiraba y me deseó un buen día. - Igualmente - dije educado. Le dí una palmada a su espalda, y decidí inspirarme en lo que veía en las calles para alguna de mis canciones. Comencé a caminar por allí, sin rumbo alguno.

Llegué al local algo nervioso, nunca sentía ese sentimiento, pero ahora era el momento adecuado para sentirlo. Traté de encontrar al Señor Kanfer, lo busqué con la mirada, y allí se encontraba. Fui directo hacía él, y le dije - Buenos días señor Kanfer - mientras estrechaba su mano. - Vengo a mostrar lo que tengo - avisé ya que en la conversación anterior me había dicho, que en dos días fuera y así justo lo hice. Esperé a ver que hacía, y me diera la orden de mostrarle y comenzar a rapear, ya sabía que canciones iba a rapearle.

Uno de esos días normales, en los que revisaba unos papeles con tranquilidad, apareció Raymond. Se veía bien, no sabía si estaba nervioso o no pero lo disimulaba con estilo –Ray- lo saludé con una sonrisa mientras estrechaba su mano, me dijo que venía a mostrarme lo que tenía, reí y le contesté –Demuéstralo, hijo. Como si tuvieras que demostrar tu inocencia en un juicio- con una sonrisa. -¿Ves el escenario de allí?- le pregunté señalándolo –Todo tuyo- afirmé sonriente –Siéntete una estrella del rap- le pedí –Estoy ansioso por escucharte, Raymond- le dije con una sonrisa, sinceramente. Quizás el joven Ray no era lo que buscaba, nunca se sabe, pero también había una posibilidad de que fuera esa atracción para el restaurante que buscaba con desesperación. Me apoyé contra la barra y lo miré mientras esperaba a que me mostrara de lo que era capaz.

El señor Kanfer me saludó llamándome Ray y luego estrechó mi mano. La estreché también. Luego me dijo que demuestre lo que tenía, y agregó que como si tuviera que demostrar mi inocencia en un juicio, reí por el ejemplo. Me señaló el escenario y me dijo que era todo mío. La verdad... no esperaba hacerlo en un escenario, creí que solo se lo mostraría a él. Pero ya, mejor para mí entonces. Me subí al escenario, puse un CD con el ritmo de la canción en un equipo que había allí, y comencé a rapear una de mis canciones preferidas, llamada "without me". Mientras la rapeaba, v a la gente, y creo que no les disgustaba, pero igual no era la decisión de ellos, sino la de Kanfer.

Spoiler:

Escuché con atención, sentía intriga por el muchacho, por su talento. Solté varias carcajadas por la letra. Me encantaba que fuera tan malhablado y su canción era espectacular. Su canción tenía algo especial, sobretodo porque era extremadamente pegadiza. Sonaría en todos lados, lo sabía. Raymond tenía talento, eso era obvio. Lo quería dentro. Su canción daba ganas de bailar. Estaba seguro que el muchacho triunfaría en el mundo de la música. Además, la voz del chico era lo que llamaba la atención, el tono también. Espectacular, magnífico, digno de la realeza. Cuando terminó lo aplaudí con una sonrisa no demasiado alegre. –Ven aquí- lo llamé seriamente. Cuando el chico llegó a mi lado, le felicité -¡Me has sorprendido!- dije con una sonrisa enorme en el rostro –Eres una bestia, Raymond- lo halagué. -¡ESTÁS DENTRO!- le informé con gran felicidad. Le estreché la mano y le dije –Eres espectacular- murmuré –Ahora, estás libre, hoy no abrimos así que, tomate tu tiempo, Ray- le dejé hacer lo que quisiera. Ese chico era grande.