Restaurante

Fuimos a pie al lugar. Me pareció raro ya que creí que iríamos en esos autos que usaban los muggles para transportarse. No eran mala idea. Tal vez debería plantearme sacar el registro si me quiero mover por lugares muggles, ya que normalmente podría aparecerme y desaparecerme a mi antojo. Y más si ahora iba a salir con un muggle. Si esto seguía, no sabía cómo iba a contarle que era bruja. Tenía miedo de que se asuste y huya, y haya que borrarle la memoria o algo peor. Pero bueno, tenía tiempo para decidirme si le iba a contar o no, y cuándo. Estuvimos charlando un poco mientras que llegábamos al lugar, pero nada importante. El comedor era muy lindo, aunque parecía algo caro. Pero seguro me alcanzaba. Una ventisca que pasó hizo que se me erizaran los pelos del cuello y un escalofrío recorrió mi cuerpo. No estaba lo suficientemente abrigada. Aunque esperaba que en el lugar hiciera más calor. Y así era. Cuando entré sentí la calidez penetrar por entre mis abrigos hasta llegar a mi piel. Sentí un poco de calor. Se nos acercó la moza para darnos un lugar. Nos condujo a una mesa en frente de una ventana, muy linda de hecho. Me saqué la campera y la cartera y me senté en una silla a un lado de la ventana, por la cual se sentía una brisa de aire frío agradable. - Muy lindo el lugar, Bruce. - comenté y volví a observarlo. Me pregunté si sería la única bruja allí, o si habría más. No reconocí a nadie en el lugar. Volví los ojos hacia Bruce, esperando que él tome las riendas de la conversación. Momento después vino la moza a traernos los menús, y yo ojeé el mío.

Caminamos hasta el restaurante y entramos, yo había reservado ya el lugar, por lo que le dije a la encargada - Reserva de Miller - y una moza nos condujo hasta una linda mesa, reservé la mesa más linda que había, al menos para mi. Llegamos a la ubicación y cada uno se sentó en una silla. Me saqué la campera ya que en el lugar hacía calor y la colgué en el respaldo del asiento. La camarera nos trajo los menús y observé como Hannah ojeaba el suyo, me parecía hermosa. Comencé a leer los platos que tenían - ¿Qué te gustaría comer? - le dije con todavía la sonrisa de vergüenza, seguro se me pasaría luego cuando comenzáramos la conversación y me soltara un poco. Ella dijo que el lugar era muy lindo - Sí, lo sé - curvé levemente mis labios como una sonrisa, con éstos para adentro. - Y dime, ¿Cuántos hermanos tenías? - pregunté para sacar conversación, antes de que la moza viniera y pidiéramos la orden. Recordaba que me había hablado sobre una gemela, pero no me acordaba de su nombre y además tal vez tenía más hermanos. - ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre - pregunté interesado. Tenía cara de que le gustaba el arte, la pintura, pero no estaba seguro y no iba a saberlo hasta que ella me lo contara. Era bueno para suponer cosas sobre la gente, muchas veces acertaba. Quería que me contara cosas de su vida, estaba interesado y ella me atraía cada vez más.La sonrisa nunca se borraba de mi rostro.

No me podía decidir. Finalmente iba a probar la comida muggle de restaurante. Ésta era la primera vez que comía en uno. No solía estar mucho con los muggles ya que en mi familia somos todos sangre pura y a mis padres no les agradan mucho los muggles. Yo hasta conocerlo a Bruce me daban igual, pero veo que los muggles son iguales a nosotros, los magos, pero en su mundo. Cada vez que pensaba en esa gran diferencia entre Bruce y yo me daba más nervios pensar en si se lo contaría o no, y en cómo reaccionaría. Me despertó de mis pensamientos cuando me preguntó que quería ordenar. La verdad era que no le había puesto mucha atención al menú. No sabía qué ordenar, y me daba un poco de vergüenza que él me vea comer. - Emm, el Saltado Parisino, se ve rico. - comenté y lo señalé en el menú. Había quedado como una gorda. No sabía por qué estaba tan preocupada respecto a lo que él pensaba de mí. - Dos hermanas, Nicky que es mi gemela y Margaret, la mayor. Aunque no me llevo bien con ella, y tampoco Nicky. - le expliqué. Luego sentí curiosidad por él, ya que no me había dicho nada acerca de su familia, o al menos no que yo recordara - ¿y tú? ¿tienes hermanos? - fruncí el ceño al preguntarle. También se interesó por mis pasatiempos. No tenía uno realmente, pero sí me gustaba pintar, o leer. Había asistido a unas clases de pintura de niña y me gustaba realmente, aunque necesitaba práctica. - Emm... no lo sé. Me gusta pintar un poco, con temperas o cosas así. Había asistido a unas clases hace unos años y me divertía poder materializar mis pensamientos. También me gusta leer. - le conté - ¿Y cuál es tu pasatiempo? - le devolví la pregunta. Al rato vino la moza a preguntarnos si ya sabíamos lo que íbamos a ordenar, y le conté lo que quería. Para tomar pedí una cerveza.

Dijo que pediría el "Saltado Parisino", levanté mis cejas - Me parece una buena elección - pausé y volví a mirar al menú - Pero yo voy a ordenar... - dije pensativo - Un Quiche Lorraine - nuevamente con mi acento francés realmente malo, por lo que reí una vez más. No sabía si me reía de eso o de los nervios. Comenzó a contarme sobre su familia, decía que tenía a su gemela Nicole, y a otra hermana llamada Margaret con la cual ella y su gemela no se llevan muy bien. Fruncí el ceño - Interesante - asintiendo con la cabeza - Debe ser... feo - dije suponiendo. La verdad no lo sabía, ya que con mi único hermano me llevaba bien. Me preguntó a mí por mis hermanos, por lo que comencé a explicarle - Tengo un hermano menor por un año, su nombre es Michael - dije - Yo me llevo bien con el - pausé - Quiero decir... tengo peleas tontas como todos - terminé de explicar y comí un trocito de pan que había en una canastita sobre la mesa, eran muy ricos y además estaban calientes, tal como me encantaban. Había acertado con el Hobby, dijo que le gustaba pintar y que había ido a clases. - Me parece genial - me acomodé la garganta ya que se me había hecho la voz ronca por el frío que había tomado, cosa que me hizo pasar un poco de vergüenza - disculpa - dije y seguí con el diálogo - Me gustaría a mi también poder hacerlo bien - le dediqué una sonrisa al terminar la oración. - Pero mi pasatiempo es... además de escuchar todo el día a la mejor banda del mundo, Bon jovi... - dije y solté una risa - Me gusta cocinar - dije y reí otra vez - Sé que suena tonto y hasta homosexual... pero me gusta - reconocí entre risas. La moza vino y ordenamos lo que queríamos. Seguíamos esperando el pedido mientras charlábamos, me gustaba que nos conociéramos de esta forma. Hannah había pedido una cerveza para tomar, lo cual me tentó muchísimo, pero sabía que no podía tomar una yo y menos si no quería pasar un papelón con ella, por lo que pedí una gaseosa.

- Espero que sea rico. - repetí. Él volvió a decir su comida con acento francés, cosa que me hizo reír mucho. Una de las cualidades de un hombre que más me gustaban era si era simpático y me hacía reír, y por ahora Bruce era así. Me planteé en mi mente si el muchacho comenzaba a gustarme, y no descartaba esa posibilidad. Noté que se compadecía un poco por mi relación por Margaret, pero en realidad yo no le daba importancia. El sentimiento era mutuo y ella tenía razones por las que no quererme y yo a ella. Recordé aquel día hace un largo tiempo que yo besé a su novio, Elliot. No sabía si contarle eso a Bruce, no quería que piense que era ese tipo de chicas, pero en realidad me había arrepentido de hacerlo después. Es que Elliot me parecía muy atractivo de verdad. Aunque no debí hacerle eso a mi hermana. Opté por no contárselo, al menos no en la primera cita, donde todavía puede arrepentirse e irse. Seguramente él también tenía alguna oscura historia oculta. - No, está bien. En realidad ella es cuatro años mayor que yo y nunca hablamos demasiado. Y ella es de Slytherin, otra razón por la que me de....- razoné lo que acababa de decir y no sabía cómo retractarme o explicarme. Revoleé los ojos en gesto de pensamiento y luego lo miré y sonreí - Slytherin es un lugar aquí en Inglaterra poco conocido en el cual ella nació. Muchas de las personas que nacen ahí no son muy agradables, o eso dicen. - mentí y esperé a que lo creyera. Esto de mentirle y ocultarle todo no me gustaba para nada. Me hacía sentir mal que no sepa la parte de mi vida más importante. - Entiendo, como todos los hermanos. - le respondí. Me pregunté si el hermano se parecía a él. En el tema de los hobbys, él dijo que el suyo era escuchar esa banda que adoraba, y cocinar. Me quedé totalmente sorprendida con esta última confesión. ¿Cocinar? qué suerte, porque yo lo odiaba. Reí por su comentario siguiente. - No es homosexual, yo creo que es tierno. - confesé y lo miré a los ojos, sonriendo. Me sorprendió que él pidiera una gaseosa, cuando yo había pedido una cerveza. Temía que pensara que era una alcohólica o algo peor. Quería proponer un tema más interesante, así que dije - A la hora de salir con una mujer, ¿cuáles crees que son las cualidades más importantes en ella? - le solté.

- De seguro lo será... la comida francesa es deliciosa, al menos para mí - respondí a su comentario. Hannah hablaba sobre su hermana, diciendo que era mayor y que era de Slytherin... ¿Qué rayos era Slytherin? ella siempre decía cosas que luego no las terminaba de anunciar y era como si se arrepintiera de lo que contaba. No entendía realmente. Luego me explicó que "Slytherin" era un lugar poco conocido de Inglaterra y que la gente de allí no era tan agradable. - Oh... - dije algo confundido - Que... - bajé la mirada - raro - y volví a mirarla a los ojos, con una sonrisa. Ella opinaba sobre mi relación con mi hermano Michael - Sí, sí - respondí ya que me había dicho que nuestras peleas eran típicas como las de todos los hermanos. - Que raro que sea común pelearse entre hermanos... realmente no conozco hermanos que no se peleen nunca, es como si la humanidad estuviera acostumbrada a ello - dije ya que nunca me lo había puesto a pensar, pero ahora que lo notaba, todos los hermanos se peleaban y no entendía por qué, ya que las peleas nunca son buenas. Hablando sobre mi hobby, Hannah me contradecía diciendo que no era homosexual agregando que a ella le parecía tierno. Solté una risita - Gracias - contesté y volví a mirarla con la sonrisa para mis adentros en mi rostro. Ella comenzaba a gustarme y era la primera vez que no sentía que eso fuera malo, ya que siempre que me enamoraba nunca tenía éxito y la pasaba mal, pero ahora era todo lo contrario. Me hizo una pregunta algo extraña, no me imaginaría que me preguntaría eso. Me preguntaba qué cualidades me gustarían en una mujer a la hora de salir con ella. - Mmm... veamos... - pensé acerca de mi respuesta ¿que sea como tú? reí para mis adentros - Que sea buena, nada de egocéntrica ya que no tolero a esas personas, divertida y graciosa, y que tenga los pies sobre la tierra. No me gustaría que sea una ignorante hueca de cerebro - terminé de hablar, tomando un trago de agua. - ¿Y qué cualidades quieres tú en un hombre? - le pregunté levantando una ceja, haciéndome el misterioso. Toma nota, Bruce pensé en mi mente.

Asentí por su comentario acerca de la comida francesa. No lo vi muy convencido sobre mi historia de Slytherin, pero en realidad no estaba tan nerviosa porque nunca podría adivinar que soy bruja y fui a una escuela de magos, jugaba un deporte aéreo en escobas y trabajaba en el ministerio de la magia. Había que ser adivino para que se le ocurriera todo eso. Relajé mi cuerpo tenso. A lo sumo creería que era extraña, o que le mentía, que no me preocupaba mucho. Es decir, sí me aterraba que piense que estoy chiflada, porque no era así, pero prefería eso antes de que sepa sobre magia y me ahorque o algo peor. - Sí, no aparece en los mapas. Es muy extraño en realidad. Y es una superstición que la gente de allí sale "mala" - hice un gesto de comillas con los dedos - porque Maggie no es mala, sino que sólo no nos llevamos para nada. No le doy mucha importancia. - ya estaba, había quedado como una completa loca de remate. Debía abstenerme a estos temas, o pensar antes de hablar. Es que estaba tan acostumbrada a hablar con magos que hablar con un muggle por mucho tiempo se me dificultaba demasiado. Dio su opinión entre las discusiones de hermanos, y su cotidianidad, cosa con lo que estaba de acuerdo. Asentí para hacérselo saber. A continuación sonreí cuando me agradeció el "cumplido" que le había hecho. Noté una expresión de pensamiento en su rostro, y esperé ansiosa su respuesta. Temía que diga cosas que no tenían nada que ver conmigo, o que en realidad no le gustara. Pero luego recordé que él me había invitado a comer, y suponía que no me invitaría si no quisiera saber nada conmigo. Sentí un pequeño alivio que recorrió mi pecho. No egocéntrica, divertida, graciosa e inteligente, repasé en mi mente. Me devolvió la pregunta. No sabía qué responderle, ya que nunca me lo había puesto a pensar. - Tiene que ser algo caballero, que me haga reír, simpático, y no sé.... inteligente. Y no mujeriego, que se engancha con cualquiera. - arriesgué. Seguro me olvidaba de algún atributo.

Siguió explicándome sobre aquel lugar llamado Slytherin y su hermana Maggie. Agregó que Margaret no era mala, si no que no se llevaba bien con ella. - Entiendo - dije mientras asentía con la cabeza frunciendo mi ceño. Me gustaba esto porque la conversación se tornaba en esas que no se terminan nunca y hablas de cualquier tema. Saltamos de la relación con nuestros hermanos a lo que nos gustaba en nuestro pretendiente. Después de responderle la pregunta que me había hecho, se la devolví a ella. Empezó a contestarme y yo la escuchaba con mucha atención, ya que hablábamos sobre lo que le gustaba en un hombre y yo quería tenerlo todo, o al menos intentar tenerlo. Dijo que debía ser caballero. Sonaba lógico, pues a ninguna le gustaría un desubicado sin preocupación por nada. Simpático, que la hiciera reír. En eso no habría problema ya que yo era un poco así... bueno, ¿un poco? yo era así. No era para presumirlo, pero en serio me consideraba de esa forma y ya la había hecho reír varias veces a Hannah, quería volver a hacerlo en esta cita. También dijo que quería que fuera inteligente, y yo era inteligente para algunas cosas, para otras no tanto. Por ejemplo, soy inteligente con respecto a la geografía, pero no lo soy con la tecnología. Luego iba a comentárselo, eso de que era un anciano con las cosas electrónicas. Y por último, agregó que no quería que su hombre sea mujeriego, y eso obviamente ninguna chica lo querría, o al menos eso creo yo. Mientras ella me decía todo eso, yo asentía con la cabeza, pensando y analizando cada palabra que soltaba. - Por supuesto - sonreí - A mí tampoco me gustaría una chica que se le tira a cualquiera - pausé sin dejar de sonreír - la querría toda para mí - solté una risa. La comida había llegado por lo que tomé la servilleta y la apoyé sobre mis piernas, un acto que me parecía algo estúpido pero lo hacía para parecer... de clase y comencé a comer. Me limpié mi boca con la servilleta y luego dije - Yo apesto con la tecnología - entre risas.

Al final no le dio importancia y pasamos a otro tema, como me lo esperaba. El tema central de después fue el de las relaciones, cuál era su chica ideal, y qué virtudes me gustaría que tenga el chico con el que salgo. Volví a pensar en lo que él dijo sobre una chica. Nuestros gustos eran muy parecidos, ya que también pensaba lo que él había dicho aunque no lo haya mencionado en voz alta. Bruce tenía muchas de las cualidades que había dicho, y era por eso que me atraía bastante, o al menos eso suponía. No tenía muy en claro en qué pensar de Bruce, ni los sentimientos que tenía hacia él. Nunca me había imaginado mi vida casada con un muggle, sería algo rara. Pero era algo discriminatorio si no lo elegía para pasar mi vida junto a él sólo porque no tenía magia. Lo vi algo pensativo luego de confesarle cuáles eran las cosas que me gustarían en un chico. Odié no haber aprendido Legeremancia, aunque hubiera estado mal, pero me encantaría poder meterme en su mente y ver qué piensa de mí. Aunque seguro lo sentiría. Mejor era no intentarlo, aunque tentara. Acordó conmigo que era feo que la pareja de alguien estuviera enganchada con todo el mundo. Y a continuación agregó algo que me dio ternura y risa a la vez. Se lo hice notar con una carcajada. - Sí, supongo.- afirmé. Luego mencionó algo que me heló la sangre, ya que no sabía qué decir al respecto sobre la tecnología. No conocía casi nada de ese aspecto muggle, así que si él era un anciano, yo ya estaba hecha cenizas. Lo mejor que se me ocurrió fue concordar con él y esperar que no hablara más al respecto. - Sí, yo tampoco entiendo nada. No me gusta la tecnología. No me parece que sea necesaria. - y era verdad, ya que me las podía arreglar perfectamente con magia.

Estábamos de acuerdo en varias cosas, y eso me agradaba mucho. Creo que Hannah iba gustándome cada vez más, pero obviamente todavía no la había conocido del todo y no iba a cantar victoria pues podría llevarme varias sorpresas, aunque no me gustaba pensar de esa forma, tendría que ser positivo ante todo. Ahora pienso, ¿qué tal si nunca hubiese ido al barrio chino? nunca hubiese conocido a Hannah. Que raro, un acto del destino... como todo. Cuando le confesé mi ignorancia con todo lo tecnológico, ella me hizo saber que tampoco entendía nada. Alcé las cejas, ya que era raro que una joven no supiera como utilizar todas estas cosas a las que la mayoría está acostumbrado, excepto yo, el caso especial. Dijo que no eran necesarias, y por un lado tenía razón. Por otro no tanto, por lo que le dije - No creo que sea totalmente inútil. Por ejemplo, un celular o GPS sirven, pero un Ipod o Ipad no demasiado. A propósito, ¿me pasas tu número de celular? -. Igualmente no iba a discutirle de ello ahora. Seguimos comiendo. Una pregunta comenzó a rondar por mi cabeza... me preguntaba, ¿qué habría sido de sus ex-novios? ¿O las personas con las que salió? ¿Ya lo había hecho? una intriga que recorría todo mi cuerpo que necesitaba descubrir. No iba a preguntarle exactamente lo último... sería muy atrevido en esta cita, pero sí podía preguntarle sobre ex-parejas. - Y dime... - dije y me acomodé la garganta - ¿Por qué no tienes novio? - dije con una sonrisa sin mostrar mis dientes, pero con mi ceño fruncido. Le di un bocado más a mi cena.

Lo vi algo pensativo. Otra vez quería leerle la mente. Probablemente estaba prohibido usar la Legeremancia en muggles, pero de verdad quería probarlo. Nunca me había interesado tanto por un chico que como por Bruce, excepto tal vez algún antiguo novio, pero en general mis relaciones no habían durado mucho. Me hizo una pregunta en la cual solo pude asentir y sonreír, para pasar de largo. Me daba pena mentirle, demasiada. Ésa era una de las razones por las cuales no salía con muggles, no me entendía en algunos aspectos con ellos. Aunque sabía algo sobre tecnología. Por ejemplo, mi apartamento cuando lo compré me vino con entradas para conectar cosas. Y me compré una heladera porque me parecía útil. Y la entendía bastante bien. Pero más de eso, no sabía. Igualmente seguiría fingiendo que sí. Me habló de celulares, ipads, ipods y GPS. No sabía lo que eran. - Tienes razón. - no le estaba mintiendo en realidad, porque al no saber de lo que habla, no sabía si de verdad la tenía. Me sonaba más celular que una de las otras cosas. Me preguntó mi número. - Emmm - vacilé - No tengo un celular. - admití, y esperé no sonar rara. Tal vez no todos los muggles usaban celulares. - Es que no le veo importancia, prefiero comunicarme por cartas. - rematé, tratando de sonar casual. Me volví a relajar con la misma excusa que antes, porque no quiero usar un celular o lo que sea no va a adivinar que tengo una varita por la cual puedo hacer magia. Eso era lo bueno de que los muggles sean tan ignorantes. Me hizo una pregunta que me hizo sonreír y a la vez abrir los ojos muy grandes. Era algo atrevida, pero ya había sacado el tema amoroso yo antes, así que igualmente no me molestó. No sabía que responderle. ¿Por qué no tenía novio?  porque simplemente no estuve con nadie que me gustara. Recordé aquel día con Raymond, que no sabía si se consideraba cita, pero en realidad no había pasado nada. Y después de eso también había salido con un mago, pero tampoco pasó gran cosa. - ¿Qué quieres que te diga? Sólo no encontré al indicado aún. Salí con algunos chicos pero ninguno me atrajo lo suficiente. - le expliqué. Habían traído la cena hace rato pero estaba tan concentrada en no decir nada relacionado con la magia que no lo había notado. Me coloqué la servilleta en la falda, al igual que él, y comencé a comer de a pequeños bocados.

Me dio la razón con respecto a mi postura sobre la tecnología, por lo que esbocé una sonrisa y le di otro bocado a mi comida. Le había preguntado si tenía celular y me dijo que no. Mis ojos se abrieron como si hubiese visto un fantasma, y cuando me dijo que prefería comunicarse mediante cartas, se me abrieron aún más, casi parecía que se me salían del rostro. Que tipa más rarísima. - ¿Cartas? - reí - ¿Estamos en 1960? - le pregunté aún entre risas. No entendía como alguien no tenía un móvil y encima se comunicaba mediante cartas, que ya nadie escribe, a menos que algún conocido esté a mucha larga distancia y en ese caso sí son necesarias, aunque ahora existía un programa en las computadoras que se llamaba Skype, y hasta podías ver al otro mediante tu cámara web, pero no entendía como funcionaba eso. - Seré el primero que te compre un celular - le dije con una sonrisa - un día de éstos, lo compramos juntos - prometí firme. La noté pensativa al preguntarle acerca de sus ex-novios, creí que pensaba una respuesta, y así fue. Dijo que no había encontrado al indicado aún, alcé mis cejas. Agregó que había salido con algunos muchachos pero confesando que no le habían agradado del todo, interpreté como que no tenía chispa con ellos. - ¿No has encontrado al indicado? - dije con una sonrisa y cara de pícaro, en chiste obviamente, con mis dedos apuntándome a mí. No quería que se lo tomara muy a pecho, ya que era nuestra primera cita y aún había tiempo de que resultara fatal. - Supongo que suele pasar - terminé de contestar, no totalmente seguro de ello ya que no me había pasado, no había salido con muchas chicas. - ¿Qué hay de tus hermanas? ¿tienen novio? ¿tus padres están casados? - pausé tomando un trago de mi agua mineral - Cuéntame sobre tu familia - le pedí frunciendo el ceño, interesado.

No le había convencido mucho mi... ¿excusa? no, no era una excusa realmente. Era la realidad. No usaba nada con lo que se pudiera llamar porque no lo entendía para nada, ni siquiera cómo era que podía hablar por algo y que del otro lado lo escucharan sin que fuera magia, como una carta vociferadora. Me pregunté cómo funcionaban esos tales celulares. Vi muchas chicas en la calle usando unos rectangulitos plateados y supuse que ésos serían. Se burló por mi manera de comunicarme y la calificó como antigua. Yo a estaba acostumbrada porque era la manera que usé siempre. - ¡Hey! - lo reté, con una sonrisa y frunciendo el entrecejo - No es antiguo. Me gustan más los métodos tradicionales. En serio que no entiendo la tecnología, para nada, créeme, es como si para mí no existiera. - dije con toda la sinceridad del mundo. Es que para mí no existía porque no la necesitaba. Aunque no dudaba que algunas de las cosas que mencionó Bruce deben de ser fantásticas por las cosas que veía cuando salía a la calle. Me ofreció comprarme uno. - No, en serio. Está bien, no lo voy a necesitar. - ninguno de mis amigos tienen uno continué en mi mente. Me daba pena. Si me compraba uno sería sólo para hablar con él. Dijo que iríamos juntos. - Como quieras, aunque en serio no necesito uno - le aseguré y reí. Entendió mi explicación sobre por qué no estaba emparejada. En realidad nunca había tenido intenciones de tener un novio ya que no se me había cruzado por la cabeza, pero sería agradable. Mi última relación había sido un desastre, no pasaba mucho tiempo con él ya que era adicto al trabajo y peleábamos seguido, así que decidí terminarlo. Había sido hace ya bastante tiempo. A continuación se interesó por mi familia. No tenía mucho que decirle. - Emm Margaret estaba con un muchacho, Elliot, pero no sé si siguen. Y Nicky está con un chico llamado Sabino. - le respondí - Y mis padres están juntos. No hay mucho que contar. Ellos viven en Nueva York y creo que Margaret también, no sé. Pero creo que ahora está aquí. No sé mucho sobre ella. No tengo mucho que decir sobre mi familia, es normal. - o normal para ti, porque si te cuento que son magos te vas corriendo. - Cuéntame sobre la tuya. -

Se la vio enfadada pero en chiste por decirle que era antigua. - Yo no la entiendo, pero al menos tengo un celular - dije en broma, aunque era cierto. Yo tampoco entendía nada de lo electrónico, pero tenía un celular normal, nada de Iphone, pero tenía uno que me había acostumbrado a como llamar y mandar mensajes. Al decirle que iba a comprarle uno, dijo que enserio no lo necesitaba. Fruncí el ceño, estaba seguro de que en realidad sí le hacía falta. - Bueno... entonces ten en cuenta mi esfuerzo en escribirte cartas, cuando puedo rápidamente (o casi) escribirte un mensaje - dije levantando una ceja acompañada con una sonrisa, en tono de advertencia. Luego, comenzó a responderme a mi pregunta, hablando sobre su familia. Sus dos hermanas tenían pareja, sus padres estaban casados, vivían en Nueva York aunque no estaba segura de en donde vivía su hermana Margaret. Asentí interesado. - ¿Nueva York? estadounidenses. - Me parecía raro, ya que Hannah ahora vivía en Londres con su hermana aunque no tuviera acento inglés así que supuse que era americana. A continuación, me pidió que le contase sobre la mía. - Bueno a ver... - dije tomando un trago de mi agua, así acabando con la botella de vidrio que me habían traído. - Mis padres viven en Ohio, es allí de donde vengo, puedes darte cuenta por mi acento americano - solté una risita - La verdad... es que aún vivo con mis padres. Y tengo un fabuloso y emocionante trabajo como empleado en un videoclub - dije con sarcasmo - Mi hermano Michael, está de novio hace un año con una californiana llamada Rachael - pausé, recordando que había confesado vivir con mis padres, por lo que agregué - Planeo llegar de mi viaje de vuelta a casa, y volver a empacar... pues quiero mudarme a Londres - dije y finalicé con una sonrisa plasmada en mi rostro.

Por lo que Bruce me decía, entendí que ningún muggle acostumbraba a usar cartas para comunicarse, y que estaba quedando como una estúpida chapada a la antigua. - Yo entiendo algo, pero me gustan más los métodos tradicionales para comunicarme, no sé. Desde chica que es así. - le expliqué con toda sinceridad. No me importaba qué podía pensar de mí. Seguro creía que era una rara, pero debía dejar de ser paranoica con respecto a la magia porque eso era la último que iba a pensar. Me daban ganas de pegarme una bofetada para hacérmelo entender, pero eso sólo me haría quedar más rara. Tal vez sólo debía mentir y decir que tenía uno, pero que no sabía el número y que lo había olvidado en casa. ¿Por qué no se me había ocurrido eso antes? Después podría comprar uno. Otra vez las ganas de abofetearme volvieron. Tenía que resistir mis impulsos de hacerlo. Había veces en las que no pensaba. - Lo tendré en cuenta - le dije y reí a continuación, ya que su caligrafía era un desastre y seguramente él lo sabía. - Sí, yo nací en Estados Unidos,  allí mismo, en Nueva York, pero a los once me... - ¿aceptaron en un colegio de magia internado? No. - vine a una escuela secundaria de Escocia, un internado, con mis dos hermanas. Y desde que tengo esa edad vivo mitad del año en Escocia y mitad en mi casa en América. - dije, omitiendo la verdadera razón por la que había crecido en Europa. Era raro estar lejos del mundo mágico, y no sacar la varita por nada del mundo del bolso. Cuando me contó sobre él, volvió a mencionar lo del videoclub, que no sabía lo que era, así que sólo asentí y reí por su sarcasmo. Aunque por lo que describía él, el lugar no era muy bueno, o muy interesante. Pensé que tal vez era una tienda o algo así, por lo que él decía, podría ser. Tenía un hermano y estaba emparejado. Y... ¡se iba a mudar a Londres!  - Interesante - sonreí - Así que supongo que no tienes una amante. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste de novio o saliste con alguien? - me dio curiosidad.

Habló sobre los métodos tradicionales para comunicarse diciendo que los prefería desde chica. Qué curioso. - Que raro - dije con el ceño fruncido. Dijo que tendría en cuenta lo de comprarse un celular, por lo que sonreí y asentí con la cabeza. Me contó su historia, explicando que había nacido en Nueva York y que a los once años había ido a un internado en Escocia, algo triste. - ¿Nueva York? bonito lugar - sonreí de un lado - Que triste tener que ir a un internado tan lejos de tu familia - dije, aunque en realidad no tenía experiencia como para opinar de ello. Asintió sobre lo de mi trabajo riendo, por lo que reí con ella. No era nada interesante mi trabajo, ni divertido, era bastante aburrido. Cuando le expliqué sobre que iba a venir a vivir a Londres, ella dijo un chiste que me hizo soltar una carcajada y hacer que algunos del restaurante me echaran una mirada despreciante... ricachones, de todas formas, ¿qué me importaba? ser feliz no le impedía vivir a nadie. Como le había dicho que me mudaría a esta capital, dijo que entonces no tenía una amante allí en Ohio. - No... realmente no la tengo - pausé para reír - ¿Pero quién dice que no puedo encontrar una aquí? - bromeé al respecto. Luego, Hannah me preguntó algo que me incomodó bastante. Hizo una pregunta acerca de cuándo había salido con alguien por última vez. No era algo que yo preguntaría en la primera cita, pero bueno... de todas formas ella sí lo hizo, así que debía responderle. Nunca había sido uno de esos que salían con muchas mujeres, y durante mi adolescencia no tuve muchas muchachas en mi vida, y tampoco ahora, aunque muchas con las que me topo de la escuela a la que asistía me dicen que estoy bastante cambiado y me halagan, cosa que me hace sentir bien, y admito que estoy mejor que antes, pero igualmente no era egocéntrico para nada y tampoco me parecía que estaba TAN cambiado. - Emm... - pausé y pensé qué decir - Mi última relación fue a los 19 años. - sentí algo de incomodidad - Sí, no he estado preparado para una nueva relación - y no le mentía ya que de verdad era así. - ¿Y tú? - pregunté mientras le hacía señas al mozo para que me trajera otra botella de agua.

Por suerte el tema de la tecnología se había quedado atrás, dando lugar a nuevas conversaciones más interesantes. Aunque igualmente se quedó extrañado, hice un gesto señalizando que el tema había quedado atrás. Se compadeció por tener que ir a un colegio lejos de mis padres. No tienes idea... pensé sarcásticamente y no pude evitar la sonrisa que se asomaba por la comisura de mis labios. - No es tan malo en realidad. - y menos si te enseñan a hacer magia. - La pasé muy bien - comenté. Odiaba haber terminado Hogwarts, de verdad extrañaba a mis compañeros de Gryffindor y a las clases fantásticas. Y pensar que nunca voy a poder volver me apenaba un poco. Salí del modo nostálgico y volví a la cita con Bruce. Rió por mi comentario, lo que me hizo sonreír. Podía ser verdad, podía tener una amante, aunque obviamente sabía que no porque estaba saliendo conmigo en estos momentos, pero si no hubiera pasado nada no hubiera sido raro. - Aunque los ingleses son un poco fríos. - aventuré - Pero sí, podrías encontrar a tu alma gemela aquí. - sonreí. Lo noté algo incómodo por mi pregunta, no me pareció desubicada. Tal vez había sido un poco atrevida. Deseé que no pensara que era así. Lo vi algo pensativo, como si estuviera meditando bien su respuesta antes de decirla. Me pregunté si su última relación había sido hace un mes, y estaba todavía mal por ello, o si, peor se había visto con una chica después de conocernos y no me había contado. Descarté esta última posibilidad ya que no creía que Bruce sea de esa clase de chico. Luego la respuesta salió. A los 19. No me había dicho su edad actual, pero parecía de 20. No estaba mal, mi última relación de verdad también había sido hace tiempo. Me preguntó a mí también. - Pues... salí con un chico un par de veces hace unos seis meses, pero nada importante. Mi última relación de verdad creo que fue hace como un año. - le expliqué. Ya casi me terminaba mi comida, y no me quedaba mucha bebida.

Hablando sobre su colegio en Escocia y su vida allí lejos de sus padres, dijo que no era tan malo como parecía y que la había pasado bien. Era extraño, es decir, obviamente puedes hacer nuevas y buenas amistades allí con gente de todo el mundo, pero también extrañarías muchísimo a tu familia y no la verías por mucho tiempo, y más si aquel colegio queda en Europa y tú eres de Nueva York, en américa. Sobre el chiste de mi amante, dijo que los Ingleses eran fríos pero que igualmente podría encontrar a alguien aquí. Reí por su comentario, tal vez ya la había encontrado y estaba en frente mío, teniendo una cita conmigo. Me gustaba pensar de esa forma. - Tal vez ya la encontré - dije con la mirada baja y los labios apretados esbozando una pequeña sonrisa, y luego la miré a los ojos. Tal vez había sido atrevido o la pondría incómoda pero sentía que debía decírselo. Le conté sobre mi anterior noviazgo, y al haberle preguntado lo mismo a ella, dijo que había salido con un hombre hace seis meses, que extraño, como estaba saliendo conmigo ahora imagino que su anterior salida no había resultado bien (o eso quería creer, ya que podría ser que lo estuviese engañando conmigo) pero obviamente esa idea quedaba descartada ya que Hannah no era así. Volviendo a la realidad, esperaba que esta cita sí resultara bien, no como su anterior salida con otro hombre desconocido que seguro era un idiota, ya que por lo que había hablado anteriormente con ella, no parecía que pidiera mucho de alguien. - ¿Y qué pasó? espero que hayas terminado de salir con aquella persona ya que si no me vería obligado a atravesar una aventura contigo, porque aunque estuvieses con alguien no te dejaría ir si eres tan buena como pareces ser - dije y solté una risa - Y espero que tu anterior salida haya sido con un hombre... - levanté una ceja y solté una carcajada. Vino el mozo a ofrecernos si queríamos algo más para comer, pero negué con la cabeza y decidimos pedir la cuenta. Hannah fue a pagar, pero la detuve  y le dije - No te preocupes, yo pago. - y sonreí. Dejé el dinero en la cuenta, el mozo lo tomó, nos dio el cambio y salimos del lugar.

Hizo un comentario que me hizo sonrojarme un poco. ¿Tal vez la había encontrado? eso sugería que pensaba seguir saliendo conmigo, o incluso que yo le gustaba. Él también me gustaba, o al menos creía eso. Muy pocos chicos me habían gustado realmente en mi vida, y creía que Bruce no era uno de ellos, él si me atraía. Esbocé una sonrisa sin mostrar la dentadura, y quería decirle que el sentimiento era mutuo, pero las palabras no salían de mi boca. No me quería hacer muchas ilusiones, ya que cuando volviera a Estados Unidos íbamos a estar mucho tiempo sin vernos, y aunque planeaba venirse a Inglaterra, dudaba que llegara a su casa y se mudara en la misma semana. Probablemente no nos volvamos a ver dentro de mucho tiempo y quién sabe que va a pasar en ese período. Tal vez el consiga una novia, o yo un novio. Esperaba poder seguir comunicándome cuando el se volviese. Los dos ya habíamos acabado con nuestras respectivas cenas y sólo me quedaba un poco de cerveza en el vaso, la cual bebí rápidamente finalizando mi comida. Lo noté algo pensativo cuando le hablé al respecto de mi vida amorosa, y a continuación dijo algo que me hizo soltar una carcajada. - Claro que ya se terminó. Habremos salido unas tres veces después de darme cuenta de que era un imbécil. - le expliqué y volví a desternillarme de la risa cuando sugirió que tal vez podía ser una mujer. - No. Estoy bastante segura de que me gustan los hombres. - asentí con una sonrisa. El mozo se acercó para ofrecernos la carta de postres, pero supuse que ni Bruce ni yo teníamos más hambre y me lo confirmó cuando negó con la cabeza, así que simplemente le pedimos la cuenta para ya ir pagando e irnos, porque se había hecho muy tarde. Iba a sacar mi billetera cuando Bruce me dijo que él pagaba y así lo hizo. Se lo agradecí, nos levantamos y nos fuimos..