Vestíbulo

Puertas dobles de roble situadas hacia el oeste. Lugar grande iluminado por antorchas. Hay una gran escalera de mármol que conduce a las escaleras, enfrente de las puertas. También hay una puerta doble a la derecha que da al Gran Salón y dos en el muro este. Además hay una puerta que conduce a las mazmorras, situada en la pared norte. Al sur está la puerta que conduce a la Sala Común de Hufflepuff y a la izquierda otra puerta que da a un pequeño cuarto donde los de primero esperan antes de ser sorteados para las cuatro casas.

Fuente: eldiccionario.org

Me encontraba esperando en el vestíbulo para ingresar a la fiesta de halloween, aunque mi disfraz no pareciera lo más sofisticado, esperaba alguien se diera cuenta de mi aspecto vampírico, estaba tan ansiosa tanto por el banquete como por el baile luego de este.

Creo que todos notarán que no llevo disfraz, pensé pero no me importo mucho y entré en el Vestíbulo. Noté la presencia de una chica de cabello oscuro y totalmente lacio. Es mi oportunidad, me dije y me acerqué a ella. Nervioso comenté
-Buenas, me llamo Sabino Johnson- le sonreí para continuar –Me gustaría ir al baile contigo, ¿Qué dices?-
No sabía que iba a contestarme y eso me ponía algo nervioso.

Estaba distraída mirando los disfraces cuando un chico de Gryffindor, y me di cuenta de esto por q no traía disfraz, se me acercó y me preguntó de ir al baile juntos, asombrada por su proposición, la cual no veía venir, acepté, ya que no tenia compañero de baile y muchas eran mis ganas por bailar. Es así, que lo invité a que ingresaramos al Gran salón.
(Continua en el Gran Salón)

Fue grande mi sorpresa y alegría al escuchar a esa chica, de la cual todavía no sabía ni el nombre, que aceptaba ir al baile conmigo. Le sonreí, y locas ideas que creí de película romántica pasaron por mi mente, luego pensé
Eso le gusta a las mujeres, un pensamiento extraño pero que me causó gracia. Pensando en una de esas películas le extendí el brazo doblado cómo para que mi pareja de baile posara su mano en mi antebrazo. Aunque no sabía si ella lo haría, traté de pensar positivamente y esperé a que lo hiciera. También le eché una rápida mirada, que fue más detallada. Noté que tenía unos hermosos ojos de color verde que resaltaban más por su oscuro cabello. Era muy bonita. Le sonreí para parecer más amigable.
Finalmente, me dirigí al Gran Salón.
(Continúa en Gran Salón)

Entré al Vestíbulo impaciente por ver a Maggie mientrás temía que se enfade por que yo sólo llevaba un traje. Miré a los alrededores y la vi, aunque me costó reconocerla; llevaba el pelo de color negro y ropa oscura. Me acerqué a ella por detrás, agarrándola por la cintura y diciéndole al oído
-Me gustan más las rubias- para luego reír por mi comentario. No sabía cómo reaccionaría pero igualmente lo hice y le sonreí. Inmediatamente, le comenté
-Oye, espero que no te importe que solo vine con un traje- mientras me tocaba el pelo no muy fuertemente, despeinándolo, sabía que no se podría resistir a eso. Me hice el irresistible, aunque sabía que posiblemente ella se burlaría de mí. Y bueno, es Maggie, pensé y reí.

Luego de que la agarrara por la cintura, Maggie me dio un corto beso y se desenvolvió en mis brazos, soltándola le sonreí. Noté que se decepcionó por mi traje formal y encantador. Luego dijo algo sobre que yo era un profe cool y que por eso ella esperaba que fuera disfrazado de algo. La miré divertido.
-¿Profe cool?- repetí y reí.
Comentó algo de que muchos profesores estaban disfrazados. Inmediatamente, se ofreció a conseguirme uno y luego admitió que el traje me quedaba muy bien. Me sonrió por lo que le devolví la sonrisa. No sabía que decirle. ¿Me dejaría arreglar por Maggie o rechazaría su oferta, quedándome así como estaba? Pasé unos segundos pensando hasta que me rendí ante su oferta. Solía rendirme seguido.
-Bueno, hazme lo que quieras- dije riendo. No sabía lo que Margaret era capaz de hacer.

Al escuchar que yo aceptaba su oferta, sacó su varita y me apuntó a la cabeza. Me aterroricé en mi mente ya que no sabía si podría haberme deformado o cortado el cabello dejándome una calva en la cabeza. Luego, apuntó a mi camisa, cambiándola de color a un verde muy claro. La miré extrañado y solté una risa nerviosa que duró unos segundos. No sabía que podría haber hecho Maggie. Sonrió con el resultado, le devolví la sonrisa. Para mi horror y desesperación me dijo que no tenía ningún espejo a mano. Mi cara reflejó el terror ante el comentario de mi compañera de baile. Me preguntó si entraríamos al Gran Salón, le dije
-Si tú quieres, Maggie- para sonreírle luego. Así que nos dirigimos hacia el lugar acordado. Estaba aterrado como no muchas veces.
(Se dirigé a Gran Salón)

Entré en el Vestíbulo súper curiosa. No sabía que era lo que me iba a contar Jane. Tenía una gran intriga ya que traté de pensar en lo que ella podría contarme, pero no se me ocurría nada. Esperé un rato hasta que ella llegara.

Vi a Mary acercarse a mí, moría de ansiedad por saber que era lo que me iba a decir. Me saludó y le di un abrazo.
-Si, hacía mucho que no hablábamos- comenté nostálgica.
-Te he extrañado mucho- dije inmediatamente.
Escuché feliz como Mary hablaba sobre el fogón que había tenido lugar el día anterior. Le sonreí, realmente la había extrañado, para mí habían sido meses sin hablarnos. Se disculpó por no haber hablado conmigo.
-Oye, Mary no te preocupes por eso, nunca me enojaría por esas locas situaciones- le aseguré con una sonrisa en mi rostro.
-Y hablando de otra cosa...- comencé y continué -¿Qué era eso tan importante que querías contarme?- pregunté pícaramente, luego solté una risita corta. Quería enterarme en ese mismo instante de que se trataba.

Salía del Gran Salón cuando mis ojos divisaron dos figuras rubias. Tuve la sensación de familiaridad, por lo que miré quienes eran esas dos chicas. Mis ojos se abrieron por la sorpresa, una de las chicas era Cheli, la cual no había visto casi por una semana entera o más, quizás dos; la otra chica no supe quien era ya que estaba de espaldas a mí.
Me acerqué rápidamente hasta ellas y saludé
-Hola chicas- con voz pícara. Noté al instante que la otra chica era Jane, la vampiresa.
-¿Estoy interrumpiendo algo importante?- pregunté sólo por cortesía ya que no me importaba si así era. Sonreí por mi egoísmo.
-¿Cómo estas, Cheli?- pregunté al dirigirme a ella, la miré con detenimiento pero con ojos cariñosos.
-Casi me duermo en los recreos, faltaba tu energía en el ambiente- comenté y luego reí.
Realmente me interesaba saber porqué no la había visto en tanto tiempo, ella era mi amiga y debía saberlo.

Mary fue muy amable conmigo, me comentó que fueron meses difíciles, estaba totalmente de acuerdo con ella. Además, dijo que, en los recreos, ella era la única que hablaba mientras Fabian y Sabino no decían casi nada. ¡Cómo extrañaba a Sabino! Era el chico más hermoso en mi opinión además de tierno.
Finalmente, Mary me contó lo que debía decirme. Ella iría a Alemania de vacaciones y llevaría a Fabian con ella. Me preguntó si quería ir. Estuve a punto de aceptar y darle un abrazo pero recordé que no podría ya que pasaría mucho tiempo en mi casa en Amsterdam. Me entristecí por dentro pero igualmente le expliqué a Mary que no podría acompañarla
-Me encantaría ir pero éstos días los tengo difíciles, además de que los pasaré con mi familia. No creo que pueda ir- terminé de decir.
Justo cuando terminé de explicarle mi problema, apareció Sabi. Hacía muchísimo que no lo veía, y hacerlo de nuevo me pareció surreal. Nos saludó melosamente y nos preguntó si lo que estabamos hablando era importante. Como Mary no contestó, la imité y tampoco lo hice.
-¡Hola Sabi!- lo saludé con mi mejor sonrisa y luego me aferré a su torso, en otras palabras lo abracé. Adoraba abrazarlo, eran los mejores momentos que podía tener.
Me preguntó como estaba, me detuve a pensar unos segundos y por la concentración lo fui soltando de a poquito. ¿Sabrían todos sobre lo que le había ocurrido a mi abuelito? Sería incómodo decírselos aunque sean mis grandes amigos. Igualmente me decidí a contárselos, busqué las palabras adecuadas y se los conté con ojos tristes.
-Realmente no estoy muy bien, hace un tiempo la profesora McGonagall me llamó a su despacho y me comunicó que mi abuelo falleció- mientras les contaba mis ojos se fueron directamente al piso.
No sabía de donde había sacado la fuerza necesaria para contarles sin llorar.
-Por eso, éste es mi último día en Hogwarts antes de volverme a Amsterdam- expliqué entristecida.

Cheli me saludó con una gran sonrisa y un abrazo. Reí mientras se lo devolvía con gusto. Realmente hacía mucho que no la veía y casi había olvidado sus abrazos espontáneos.
Con mi pregunta se puso a pensar un rato y dejó de abrazarme. En ese instante, me saludó Jane a la cual yo no había saludado, traté de remediarlo por lo que le di abrazo amistoso mientras la saludaba
-Hola Jane- comenté y agregué más bajo –Yo sé que eres una criatura de la noche- sólo para molestarla un poco. Algún día admitiría que era un vampiro y yo ganaría un premio por ser el primero en descubrirlo. Sonreí al imaginarme con un gran trofeo de oro. En ese instante, Cheli comenzó a hablar y con la primera oración que dijo solté a Jane por la sorpresa.
Cheli no estaba bien, nos contó que su abuelo había fallecido y que ése mismo día era el último en Hogwarts. Me dejó en blanco por la sorpresa. No sabía que decir para animarla un poco, en realidad no sabía que hacer.

a vampira me saludó también y me explicó que comía alimentos humanos y dormía por la noche. Reí y le dije
-Eso no podría verificarlo nunca, así que no te creo- aún riendo.
Jane se acercó a abrazarla, cuando ya había terminado de contar la desgracia, y me pegó un codazo para que hiciera algo también. Cuando, ella la soltó yo también la abracé.
-Es una lástima, Cheli, lo siento mucho- le dije al oído mientras la abrazaba con fuerza.
-Cuando necesites algo dímelo, sabes que puedes confiar en mí, llámame desde Holanda o algo, no tengo ningún problema, es más, me encantaría que lo hicieras- le expresé aún abrazándola.
Cuando la solté, nos comunicó que ese era su último día en Hogwarts.
-Concuerdo con Jane, te vamos a extrañar muchísimo- agregué entre sorprendido y triste.
-Ya te estoy extrañando desde ahora- le dije sin ánimos.
Luego, esperé ultra atento y ansioso su respuesta. Deseaba escuchar un sí ante la pregunta de Jane.

Mary me abrazó, le devolví el abrazo con ganas. Necesitaba abrazos justo en ese momento. Inmediatamente después de que mi amiga me soltara, Sabi me abrazó. Me consoló con unas dulces palabras, ofreciéndome que le llamara desde Holanda.
-Lo haré- le dije y agregué dirigiéndome a Mary –A ti también te escribiré- le comuniqué y le sonreí débilmente.
Ambos me comunicaron que me extrañarían, les contesté
-Y yo a ustedes, chicos- pasados unos segundos agregué –Nos veremos el año que viene, pero aún así es mucho tiempo para pasar lejos de ustedes- con voz triste, mis ojos iban del rostro de mi amiga al hermoso Sabino.
-Bueno y quería decirles que los quiero muchísimo- les sonreí a los dos, inmediatamente abrí los brazos en forma de abrazo y los abarqué a los dos en mi abrazo. Deseaba que ese momento durara por siempre, tenía a mis dos mejores amigos junto a mí en Hogwarts, el mejor lugar que conocía y conocería alguna vez.
-Creo que es hora de que me valla, chicos- comuniqué triste luego de soltarlos.

Caminaba tranquilamente por el vestíbulo. Había llegado hacía unos instantes y había notado cuanto extrañaba Hogwarts. Era maravilloso, si hubiera podido, hubiera abrazado a cada persona que pasaba frente a mis ojos. Y, mientras pensaba en ello, me abrazaron a mí. Solté una carcajada por la casualidad. Reconocí al instante la voz de ella. ¡Era Mary!
-¡Mary!- grité abrazándola a ella también con todas mis fuerzas, me dijo que me había extrañado -¡Y yo a ti!- grité emocionada -¡No puedo creerlo!- chillé con la mayor sonrisa jamás vista -¡Cuéntamelas!- ordené a gritos de emoción, moría por saber todos los chismes. -¡Me muero!- grité de la alegría al verla. Volví a abrazarla y con mucha fuerza, no iba a soltarla. -¿Cómo has estado?- le pregunté con una sonrisa totalmente sincera, la había extrañado horrores. -¡Hay te quiero!- le grité saltando de la alegría.