McMagos

Entré rápidamente por la puerta del lugar haciendo sonar unas pequeñas campanillas que tenia. Esperaba que el tal “Ernesto” me siguiera. Al entrar vi que había muy poca gente, estaba prácticamente vacio. Me pregunte porque. Al ver por la ventana descubrí la razón, estaba casi oscuro como una boca de lobo, algo de lo que no había prestado atención por estar con el baboso.
- ¿Qué vas a comer? - Le pregunté para ir a pedir la orden. - Mientras yo pido la orden busca un asiento.
Me acerque al mostrador pero antes de hablar con el encargado, sentí que mi celular vibraba. Lo saqué de mi bolsillo y vi que tenía una llamada perdida de Maggie la cual no me sorprendía por la hora que era. Para que se tranquilizara un poco y no pensara que estaba en aprietos, le envié un mensaje de texto:
"Maggie estaré pronto en tu casa. Tengo algunos problemitas de trabajo, no te asustes."
Pedí la orden y fui a sentarme. No quería hablar con él. El momento era muy tenso. Sentía que algo malo estaba por ocurrirme. Ante la duda tenía preparada mi varita…

Una vez que me entregaron la orden, una gaseosa para cada uno, lo busqué. Estaba sentado en una mesa en una esquina del lugar. Caminé hacia donde estaba y me senté en la silla que estaba frente a él. Le entregué su bebida y tome la mía. Lentamente comencé a tragar. Estaba en un verdadero aprieto no sabía como hacer para zafar de esta situación. Una opción era decirle que iba al baño y escapar por una puerta trasera del lugar, pero seguramente lo notaría y no terminaría muy bien. Decidí hacerlo a la forma clásica:
-Es muy tarde, debo irme. Me divertí bastante. – Dije mientras de a poco comenzaba a levantarme – Hasta pronto.
Tomé mi abrigo y mi cartera, en las cuales llevaba mi dinero. Comencé a caminar hacia la salida. Tenía la varita en mi mano. Decidí poner fin a la situación…

A medida que me acercaba a la puerta comenzaba a acelerar el paso. Para mi mala fortuna no pude deshacerme con mucha facilidad del muchachote, era muy insistente. Al ver que me iba, comenzó a seguirme. Me pisaba los talones. Me dijo que él iba a acompañarme a mi casa, pues la cuestión es que yo no quería.
- Que amable de tu parte, pero no gracias. Yo puedo ir sola, conozco el camino. - Respondí mientras salía de la tienda - Nos vemos pronto.
Al salir comencé a caminar, más bien a trotar. Tenía que huir, pero no sabía como. Debía correr hacia el traslador sin que él me siguiera, pero no lo lograría. Volteé la cabeza para ver si aún mi querido amigo me seguía.

Al ver que el muchacho no había aceptado mi rechazo, ya que me seguía, apure aún más el paso. Salí de la venida principal y tomé una de las calles laterales con la intención de llegar al traslador más rápido. Cuando lo vi a unos metros de distancia corrí lo más rápido que pude para tocarlo, aliviada de que estaba a salvo y con la intención de llegar en un segundo a mi casa.

~ Gringotts actualizado ~

[Viene del Andén 9¾]

Llegué junto a mi padre al lugar y busqué una mesa libre. Había una libre para dos personas en una esquina del negocio, junto a una ventana. Agradecí haberle dejado el baúl a Kath porque sino no habría cabido en aquel reducido espacio. Tomé asiento en la mesa y di un bostezo. El viaje me había dejado un poco cansada, pero nada que no pudiera manejar - Entonces, ¿qué tal es Estados Unidos? ¿Lo prefieres a Inglaterra? - le pregunté, aunque dudaba que la respuesta fuera afirmativa. Sabía que él amaba Londres, por lo que no creía que alguna ciudad de aquel enorme y moderno país fuera capaz de superar a la nuestra, al menos en los pensamientos de mi padre. Le sonreí y rebusqué en mi diminuto bolso hasta hallar el celular y el monedero. Me puse de pie - ¿Te parece si voy a comprar la comida? Y en el camino de paso llamaré a mamá - propuse - Alguien tiene que quedarse a cuidar de la mesa - alegué antes de que pudiera negarse o algo - ¿Qué vas a comer tú? - pregunté, y luego miré el cartel donde estaban escritos los menús que vendían, pensando en qué ordenaría yo. Finalmente me decidí por el combo de hamburguesa y papas fritas mediano, ya que no tenía demasiado hambre. Miré a mi padre a la espera de que me dijera su pedido, para así poder ir a hacer la fila, que cada vez era más grande.

[Viene del Andén 9¾]

Llegamos junto a Jane a este nuevo sitio de comidas que ella había sugerido, y sonreí al ver que era una especie de McDonald's pero mágico. Había ido una sola vez en mi vida al muggle, hacía mucho tiempo, en un país que estaba visitando y del cual no conocía la parte mágica. El recuerdo seguía vivído en mi memoria. Seguí a mi hija hasta una mesa arrinconada que parecía la única libre. Me senté frente a ella y le sonreí a mi niña. La había extrañado tanto - ¿Estás cansada, cariño? ¿Quieres ir a casa? - pregunté, debido al bostezo que ella había dado. No tenía mucha cara de sueño, la había visto peor, pero tampoco parecía del todo despierta - Mmm... Estados Unidos no está mal, pero la gente es más afectuosa y me sentía algo incómodo en ocasiones. Prefiero Londres. Además, siento que todo es un caos allí. Fue una experiencia rara, pero no por eso desagradable. Cuando era joven siempre hacía ese tipo de viajes - respondí. Recordaba lo aventurero que era cuando me había graduado de Hogwarts, y lo serio y respetable que era ahora. Había madurado. Jane se ofreció a comprar la comida, y antes de que pudiera decir nada ya estaba lista para irse, alegando excusas que impedían que yo fuera también - De acuerdo - dije al fin, convencido de que no podría hacerla cambiar de opinión - Un combo normal, por favor.

- No, no, estoy bien - le aseguré y le sonreí. Me sentía completa y absolutamente feliz ahora que mi padre había vuelto. Todas las buenas noticias se habían juntado en unas pocas semanas: había terminado el curso con todas las materias aprobadas (lo que significaba que pronto comenzaría mi último año en Hogwarts), mi padre había vuelto de viaje y ahora tenía a mis dos progenitores cerca de mí, y además cumplía 17 años, por lo que podría realizar magia fuera del colegio. Todo eso sumado a otras nimiedades que me habían ocurrido hacían que me sintiera en una burbuja de felicidad que difícilmente se rompería en los días siguientes. Incluso quizá durara todas las vacaciones o más. Mi padre me contó acerca de Estados Unidos y yo lo escuché fascinada - Algún día querría conocerlo, aunque por ahora prefiero viajar a Francia. Extraño mucho allí, y por eso me gustaría volver a mi lugar de origen ahora que ya soy bastante más grande - comenté - ¿Qué opinas? - quise saber. Luego me puse de pie para hacer los pedidos, y sonreí cuando me permitió comprarlos yo. Tenía miles de preguntas para hacerle pero primero debía comprar la comida. Me dirigí al mostrador, hice la fila y llamé a mi madre mientras tanto para avisarle que estaba con papá y que volvería más tarde. Cuando por fin llegó mi turno, hice rápidamente el pedido - Dos combos de 5 galeones, por favor - pedí. Me los entregaron a los pocos minutos y volví a mi mesa. Dejé la comida de mi padre frente a él y la mía en mi lugar.
- Bueno, y ¿qué me dices de tu vida allí? ¿En dónde te quedabas?

Pedido:

- De acuerdo, pero apenas quieras irte me dices, ¿vale? - exigí, no quería que se sintiera atormentada por estar aquí en lugar de durmiendo en casa. Como planeaba quedarme, ya tendríamos muchísimo tiempo para charlar sobre todo lo que quisiéramos, aunque por otro lado entendía su necesidad de hablar ahora. Estar lejos de un ser querido tan cercano por tanto tiempo es duro, y yo también quería quedarme allí para siempre con ella, pero era imposible - Oh... ¿Irás estas vacaciones de verano? Porque a mí también me encantaría ir, pero no creo que sea posible hacer un viaje tan inmediato. Tengo que trabajar - dije - Pero puedo llevarte en las vacaciones de invierno, si quieres - ofrecí. Hacía mucho que no visitaba el país y en cierta forma deseaba ir. Había vivido allí 12 años, por lo que lo consideraba de alguna forma un segundo hogar. Jane se fue un momento a por la comida y volvió con una bandeja para los dos. Comencé a comer mi hamburguesa mientras escuchaba lo que me decía. Estaba bastante mejor de lo que me imaginaba - El Ministerio de Estados Unidos me brindó un pequeño apartamento muy acogedor para que me quedara. Era muy bonito, y los muebles casualidosamente se apegaban bastante a mi gusto. Supongo que no es muy difícil, ya que la mayoría de las cosas que son de mi agrado entran en la categoría de clásicas - le conté. Tomé un sorbo de mi bebida, que era jugo de calabaza, y probé un par de papas fritas. Había comido con anterioridad, pero nunca me habían fascinado. Estas estaban deliciosas, aunque algo llenas de grasa - ¿Y tú que me dices de tu próximo cumpleaños? ¡Pasarás a ser mayor de edad! ¿Cómo piensas festejarlo? ¿Qué quieres de regalo?

- Sí, sí, sí - respondí, quitándole importancia con un gesto de la mano. No quería perderme el reencuentro con mi padre de ninguna forma, al menos no hasta dentro de un rato. Primero quería charlar un poco y después ya tendría tiempo para dormir. Después de todo, eran vacaciones y no debía levantarme temprano - Mmm... dudo que mamá pueda llevarme estas vacaciones, pues ya viajamos a Alemania en las de invierno - contesté - Y como está manteniendo a Kath también... - añadí, haciendo una mueca. Me daba lástima mi pobre prima, cuyos padres habían fallecido en un accidente y por ello había tenido que mudarse con nosotros. Yo nunca me había llevado demasiado bien con la tía Adelaida, rara vez la veía y siempre me decía algún comentario horrible, pero sí quería a mi modo a Katherine - ¡Me encantaría! Pero tengo que hablarlo con mamá - sonreí. Luego continuamos hablando de su viaje a EEUU, que era lo que a mí más me interesaba - Aw, me lo imagino completamente encantador, con tecnología de último modelo que tú ni siquiera miraste - reí - ¿Y cuántas habitaciones tenía? - pregunté - ¿Qué hacías durante el día? ¿Trabajabas? ¿No visitaste ciudades? - me interesé. Empecé a engullir mi comida al darme cuenta de que no había probado ni un bocado - Ah, sobre eso... Creo que haremos una fiesta junto con Fabian, ya que yo cumplo el 16 y él el 24, por lo que podemos anexar nuestros festejos. Me pareció una gran idea y seguro la pasaremos en grande. Tenemos planeado invitar a varios amigos además de a nuestros padres y familiares más cercanos, que, en mi caso, no son muchos - hice una mueca - ¡Y no quiero nada de regalo! Estoy bien, en serio. Mamá igual me dijo que me haría un regalo sorpresa. Me muero por saber qué es, pero tendré que esperar un poco - contesté, dando un sorbo a mi bebida.

Fruncí los labios cuando Jane le quitó importancia al asunto, pues no quería que ella pasara una mala noche sólo porque tenía sueño - Oh, sí, lo recuerdo. ¿Y se divirtieron en Alemania? Viajé allí en un par de ocasiones y el idioma es complicadísimo, pero los paisajes son bellos - comenté - ¿Kath sigue viviendo con ustedes? ¿Se quedará hasta que sea mayor de edad y pueda vivir sola? - pregunté intrigado. Sentía pena por la pobre sobrina de Elisabeth, cuyos padres habían fallecido en Agosto de 2011 y por ello había tenido que mudarse con su tía y su prima - Y, ¿te gusta vivir con ella? ¿O preferirías estar con otra persona? - quise saber.
- Es cierto, no miré mucho la tecnología que tenía - admití - Hasta donde vi, había un televisor de pantalla plana y una computadora portátil, además de una cafetera automática. Ésta última no la usé mucho - añadí - La computadora sólo un poco, primero pensé en enviarte un "mail" o como sea que se diga - dije, haciendo las comillas con los dedos - pero luego recordé que no tenía tu dirección, así que decidí que sería más fácil escribirte una carta. Ya sabes que con las cosas muggles mucho no me llevo. No tengo nada contra ellos, pero sus artefactos no me resultan útiles - finalicé. Escuché sus siguientes preguntas, lanzadas todas de corrido. Respiré hondo y sonreí - Tranquila, Jane, tenemos tiempo - reí brevemente - Tenía una cocina, un baño, dos habitaciones y un salón comedor. Era bastante grande. Trabajaba durante el día, sí, pero terminaba alrededor de las cinco. Cenaba más o menos siete y media, y después recorría quizá un poco la ciudad o leía un rato. Me dormía recién alrededor de las nueve y media - contesté - Me hice una escapada a San Francisco, es muy hermosa. Pero no estuve muchos días, solo dos - respondí. Continué comiendo mientras escuchaba hablar a mi hija. Me alegró saber que planeaba festejar su mayoría de edad - Me parece brillante. La pasarán muy bien, estoy seguro. Allí estaré, entonces, si decides invitarme. Y llevaré un obsequio quieras o no - comenté.

- Sí, fue muy divertido. Además viajamos con amigos, yo llevé a Fabian y Kath llevó a su novio de aquel entonces, Kelly Harris. Si no me equivoco rompieron hace un par de meses - contesté, apenada. Me habían parecido una muy linda pareja - Ajá - respondí a su siguiente pregunta, y luego me encogí de hombros con respecto a la otra - Supongo. En verdad, no sé mucho sobre sus planes, pero somos sus familiares más cercanos. Ni siquiera sé si tiene a otros - dije - No está mal. A veces me molesta o me hace bromas algo pesadas, pero la quiero. Y creo que aunque ella intenta aparentar que le soy indiferente, en el fondo le importo - reí.
- ¡Cuánto lujo! - exclamé sorprendida. Ese tipo de cosas eran un desperdicio con mi padre, que apenas sabía lo que era un televisor - Se nota que tienes un puesto alto - comenté, y solté una carcajada - ¡Es cierto, no tienes mi dirección de correo! Nunca te la pasé porque no pensaba que fueras a necesitarla alguna vez - me carcajeé brevemente - A mí sí me resultan útiles, y es más, mamá me obliga a llevar celular para poder comunicarme con ella en el momento. Es extremadamente útil. Realmente te lo recomiendo - repliqué.
- Ya sé, pero es que tengo mucha curiosidad - me reí nuevamente - ¿Dos habitaciones? ¡Era enorme! - me asombré - Ah, bueno, parece bastante divertido. Salvo por la parte de trabajar, pero es inevitable - bromeé, y solté una risotada - ¿San Francisco? He visto varias fotografías y parece ser un sitio muy prometedor. ¿Cruzaste el puente? - me interesé. Me terminé la hamburguesa y di un sorbo a mi bebida - ¡Claro que estás invitado! También irá mamá, y el padre de Fab con su novia - le dije - Ya sabes, la mamá de Fabi falleció cuando él era pequeño - agregué entristecida - De acuerdo, pero que sea sorpresa - sonreí.

- Que lástima. Igualmente, ¿no es muy pequeña para tener novio? - tercí, intentando no sonar controlador pero dándole a ver mi punto de vista - Además, generalmente las relaciones a esa edad nunca duran, los chicos crecen, cambian... - comenté - ¿Lo conociste? ¿Era buena persona, al menos? - quise saber. Le sonreí por lo que dijo a continuación - Jane, estoy seguro de que todo aquel que te conozca te aprecia. Es imposible no hacerlo, eres educada, amable y divertida - le dije. Estaba orgulloso de ella.
- Yo tampoco creí que lo necesitaría jamás - corroboré, riendo un poco. Terminé mi hamburguesa mientras la escuchaba hablar. Hice un sonido medio desmerecedor, no me terminaba de amigar con la tecnología muggle - Ya veremos. No creo que sea tan necesario - afirmé.
- Bueno, en algún momento siempre se tiene que trabajar, sino, no podríamos pagarnos ciertos lujos, y ni siquiera la comida del día a día - repliqué - No me aburre tanto mi trabajo de todas formas, aunque tener ratos libres durante el día me gusta también - comenté. Sonreí por la pregunta sobre el puente, era tan típico de Jane interesarse por aquellos detalles. Asentí a modo de respuesta, aun con una leve sonrisa en los labios. Tomé el resto de bebida que tenía - ¿Tu madre irá? - pregunté con curiosidad - Tengo que hablar con ella algún día de estos, por eso te pregunto - expliqué - Oh, sí, lo recuerdo. Es una pena - dije, serio - El padre de Fabian es un hombre muy inteligente y educado - opiné, asintiendo. Me parecía una persona digna de conocer y creía que había sido exitoso en la tarea de educar a su hijo - De acuerdo - sonreí, contento de que hubiera aceptado que le regalara algo. Miré la hora en mi reloj de bolsillo y me di cuenta de que ya se estaba haciendo tarde - Jane... Me encantaría continuar la charla, pero seguramente tu madre ya va a estar esperándote... Nos apareceremos allí y luego yo me iré, ¿sí? - propuse, y acto seguido nos fuimos del lugar.

FdR: ¡Lamento la tardanza! Estuve muy ocupado estos meses...

- No sé, ya ha cumplido 15 - contesté, haciendo una mueca. A mí no me parecía una edad tan baja, aunque igualmente yo no tenía novio en aquella época - Sí, es muy raro que duren pero igual... Hacían linda pareja - sonreí - Sí, sí, fue muy bueno conmigo. Me habló en las vacaciones y todo - respondí. Solté una risita por los halagos que me dedicó mi padre después. Sacudí la cabeza, era obvio que él me veía de una forma distinta al resto.
- Bueno, puede que no sea tan aburrido como mencioné antes, pero igualmente es mejor no tener esa obligación y poder vivir bien - comenté, pensativa. Después pasamos al tema del cumpleaños, del cual no estaba todavía muy segura de si se celebraría o no - Sí, mamá irá - asentí - Oh - musité por su explicación, intentando imaginar de qué tendrían que hablar. ¿De mí, de ellos, de algo más? No podía saberlo - Tienes razón, él es todo eso. Es un buen hombre, yo lo aprecio mucho - corroboré lo dicho por mi padre.
Entonces, mi padre miró el reloj y yo lo observé a él, un poco nerviosa. Sabía que ya era tarde y que él querría que volviera a casa, pero no quería dejar de estar con él. Mi padre me dijo exactamente lo que yo imaginaba y en respuesta, yo hice una mueca de tristeza, pero me levanté del asiento a sabiendas de que discernir no serviría. Me llevó hasta casa y después él se fue a la suya nueva.

Algo aburrida y extrañando el colegio, entré a McMagos. Con el apenas entrar me puse a pensar qué iba a hacer para ganar dinero, en qué iba a trabajar. No tenía idea. Me hacía sentir mal pensar en eso, me ponía algo nerviosa. Aunque igual no estaba super alarmada, ya que si no podía conseguir dinero, de seguro mis padres me podrían prestar un poco, al menos para poder vivir. El estomago me empezó a rechinar, entonces decidí ir y ordenar algo para comer. Decidí ordenar un combo, con una hamburguesa, bebida, y papas fritas. Lo pagué y todo, y cuando me quise dar cuenta no había lugar. Quería morir. No sabía a dónde ir, y tampoco iba a comer en el piso. Lo peor es que tenía la bandeja en la mano y seguía sin tener a donde ir para comer. Vi a lo lejos a un chico sentado que no tenía nada en la mesa. O ya había comido, o estaba esperando. Tal vez solo quería estar ahí. Lo vi escribiendo algo. Esperé un rato y vi que seguía sin comer nada, así que le pregunté si le importaba que me siente, ya que no tenía otro lugar.

El chico aceptó, como yo tenía en mente, y luego siguió escribiendo en el papel. Pude notar que era una servilleta. Por un momento creí que estaba algo loco, o simplemente aburrido, pero decidí hablarle, porque no quería que se forme un silencio incómodo. - Me llamo Hannah, Hannah Parker, ¿y tú? - le pregunté, - Ahh si, lamento fastidiarte y venirme a sentar aquí, es que no había ninguna otra mesa vacía, y ya había ordenado la comida, tenía la bandeja en la mano. Fue algo estúpido no darme cuenta que estaba lleno. Y bueno, como te vi sentado sin hacer nada, ni siquiera comiendo... vine aquí - le expliqué un poco, para que no piense que soy una entrometida. Me pregunté qué estaría pensando ahora él de mí; si soy una loca, si cree que siento alguna atracción por él, o cosas peores. No sabía qué tipo de chico era, si tenía una mente buena... o simplemente era un idiota. Me encantaría averiguarlo, estaba decidida, iba a hablar con él.

Él también se presentó. Lo noté algo frío, como si no tuviera ganas de hablar. Yo decidí callarme un rato. Tal vez era algo tímido, no lo sabía. Pero vamos, es un hombre, podría conversar un poco también...
Comenzaba a fastidiarme. Al menos le oí decir una palabras más luego de que le explique todo. Seguía siendo cortante. Pensé en decirle algo, hablarle, iniciar una conversación, pero, ¿de qué iba a servir? Si el chico lo único que hacía era ser cortante. Nada más. No podía seguir así. Se iba a quedar sin amigos si seguía siendo así de frío...Y no tenía cara de tímido. Tal vez sólo no quería hablar. También puede ser que le molestaba mi presencia, que sólo respondió que si por cortesía, por educación. Decidí quedarme callada, si Raymond quería hablar, que me hable él, y si no bueno... se tendrá que aguantar una situación incómoda.
Mientras tanto comencé a comer, ya que se me iba a enfriar todo. La hamburguesa sabía muy bien, no entendía como casi nunca venía a comer aquí. Aunque claro... era comida chatarra, mucho no podía esperar. Aunque cada tanto no está mal hacerse el lujo y comer un poco, es injusto que la más rica comida sea la que más mal hace, y la que engorda.