Pasillos Secundarios

Estaba vagabundeando por los pasillos del colegio. Últimamente me había aislado de todos. No había vuelto a saber de nadie. De mis amigos. De nadie. Ni siquiera tenía el ánimo para abrir las cartas que llegaban por medio de lechuzas en las mañanas. Simplemente leía los destinatarios y me limitaba a dejarlas sobre la mesa para seguir desayunando. Mi rutina se basaba en pasar todo el día en la sala común haciendo nada. Solo salía para las comidas, ir al baño o a clases. No sé a qué se debía ese comportamiento en mí, pero tampoco me importaba. Al fin y al cabo si lo seguía haciendo hasta entonces era porque no me sentía mal, al contrario estaba bien conmigo mismo.
Note que los días cada vez estaban mas fríos algo que no me agradaba mucho, para mi gusto era mejor la primavera. Prefería ver las mariposas horrosas que tanto odio revoloteando por ahí entre las flores antes que ver ese enorme manto blanco de nieve cuyo fin no se encuentra.
Seguí caminado sin rumbo fijo. Llegue al pasillo principal del séptimo piso, allí me encontré con alguien con quien no esperaba encontrarme. - Hola, Al - La saludé. Parecía tan concentrada en algo que por un momento me arrepentí de haberla interrumpido. Pero, como lo había hecho, seguí con la conversación - ¿Qué haces por aquí tu sola? - Me acerque a ella y me puse a su lado. Estaba apoyada contra una pared con los brazos cruzados así que imite su postura a excepción de deje crear los brazos al costado de mi cuerpo.

Dijo que había estado desaparecido. - Tienes razón. ¿Nunca experimentaste esos momentos en lo que quieres estar aislado de mundo y hacer la tuya? Bueno, algo así fue lo que paso. - Bromee. - De todas formas, creo que no me he perdido de mucho ¿o, si?
Dijo que yo también estaba muy guapo. Que linda, pensé. La mire de reojo y luego reí con ganas, no sabía de qué. Solo reí. Cuando mi canturreo termino escuche que Al me contaba acerca de su dislexia. Al parecer había empeorado. - No sabes cuanto me apena oír eso - Puse una mano sobre su hombro. - Supongo que los profesores te ayudaran con el problema. De ultima ve a hablar con la profesora McGonagall. Ella te ayudara - Le guiñe el ojo. Automáticamente decidió cambiar de tema. Me pregunto por mí - No tengo mucho que contar últimamente. No he hecho mucho. - Mire rápidamente hacia la ventana y luego decidí decir: -Al, ¿Recuerdas lo que hablamos en el Gran Salón? Bueno... Lo de... mmm... ¿Salir? - Era duro hablar con ella, sentía como mis mejillas comenzaban a subir de temperatura. - Bueno, leí que habrá una nueva excursión a Hogsmeade y... esto... ¿Te gustaría que fuéramos... juntos? - Mi voz se quebró en la última palabra. Me aclaré la garganta y volví a repetir la palabra juntos en un timbre de voz un poco más alto que un susurro.
Comencé a dudar. ¿Y si pensaba que era una broma de mal gusto? ¿Y si había cambiado de opinión y se negaba? Tal vez había encontrado a alguien más con quien estar. Tal vez ya no sentía lo mismo; Sin embargo no me deje vencer y espere expectante su respuesta.
Como un tema lleva a otro me acorde de Holly. Mi amiga. No sabía nada de ella desde el incidente en el Gran Salón. ¿Como estaría? ¿Se sentiría mejor? Había quedado en verla en la enfermería aunque nunca llegue. Tenía que hablar con ella pero si la encontraba sería un milagro - ¿Has visto a Holly? No la he vuelto a ver desde su incidente en el Gran Salón y realmente me preocupa. - No tendría que haberle preguntado eso, me arrepentí en mi cabeza.

Al parecer ella también había experimentado momentos de soledad. - Me imagino que sí, pero llevas muy bien el asunto de la dislexia. Es admirable, no dejas que te afecte demasiado. - Me puse en su lugar, me puse a pensar en si se hubieran invertido los lugares. Si yo hubiera tenido Dislexia. ¿Qué pasaba si alguien me molestara con eso? Probablemente me hubiera agarrado a las trompadas con más de uno. Agregó que no había ocurrido nada interesante. - Entonces no me perdí de mucho. - Concluí.
Al parecer mi risa le gusto, ya que la imito. Reímos durante un rato y luego me agradeció por el apoyo - No hay nada que agradecer, ¿Para que estan los amigos? - Le sonreí aunque no estaba seguro si el término amigos era el correcto. Yo la quería mucho más que como una amiga, pero prefería usar esa palabra antes de terminar con nuestra amistad. Había pasado apenas unas cuantas semanas desde que la había conocido, pero definitivamente se había ganado mi confianza y mi corazón. - Ay... mi querida White, te generas tantos problemas dentro de tu cabeza. No sé cómo puedes vivir con ellos. Claro que te ayudaran, con más razón si es tu amiga. Y si son tan descarados como para no hacerlo, recuerda que hay un Slytherin que te quiere. - Había sido muy bochornoso y cursi lo que le había dicho, pero no me preocupo.
Me dijo que se acordaba lo de la salida. Eso parecía bueno y así lo fue. Luego de mi pregunta nerviosa, acepto salir conmigo. El corazón no paraba de latirme y me llene de tanta felicidad que no pude evitar sonreí de oreja a oreja y decir: Gracias. - ¿¡Gracias!? No se te ocurrió algo mejor que decir, idiota. - Mmm... ¿Entonces es una cita? Si quieres, claro. - Di que si, di que sí. Llegaba a decirme que no y no sabría si ahogarme en el lago negro, ir al bosque prohibido a que me comiera una bestia o que me atacara el sauce boxeador hasta que me dejara inconsciente.
Cuando hable del tema de Holly, la cara de Al se transformo. Dime para que rayos toque el tema. No quería que se enojara como la vez pasada, no soportaba verla así. No soportaba que se enojara conmigo. Eso a veces, solo a veces me hacía pensar que tal vez me quería como yo a ella. Solo a veces. Eso pensamientos me llenaban de ilusiones, pero no quería armar una historia en mi cabeza y luego terminar herido. Para confirmarlo necesitaba que saliera de su boca. Y estaba claro que este no era el momento ni el lugar. Tal vez en nuestra salida podía tener suerte. – Si, – Respondí. – tal vez luego la busque y le pregunte como se encuentra. O si necesita algo. – Comencé a reír – Tal vez ya esta muerta y no ni me he enterado – Reí con más ganas – Jajaja, pobre Holly. – Estaba mal que me burlara con algo así, lo sabía, pero no pude evitarlo.
Justo entonces me vino a la cabeza algo que nunca le había preguntado. Tal vez era insignificante, pero valía la pena saber: - Al, solo por curiosidad, ¿Que linaje de sangre tienes? – La verdad, su respuesta me asustaba un poco. Todo podría cambiar con una simple palabra.

Me dijo que a veces era complicado sobrellevar el problema de la dislexia – Lo sé. Debe ser duro.
Mis comentarios habían sido útiles y efectivos ya que recibí varios halagos y un dulce abrazo que no dude en devolver. Además, me dijo que me quería lo que produjo una gran sonrisa en mi rostro.
Volviendo al tema de la salida, acepto que fuera una cita aunque una parte de mi intuía que no teníamos el mismo concepto de una cita. Parecía como si ella no entendiera que yo quería más que una simple salida como amigos. Y así fue. Unos segundo más tarde lo confirme.
-¿Qué? – Quede atónito con lo que me decía. ¿Salir con Holly? Todo bien pero… Holly, nunca. La adoraba como amiga, pero salir… - Holly es mi amiga, no pasa nada. ¿Sabes? – Quería ser suave pero se me estaba yendo un poco la voz. - ¿Mi futura relación? Sabes… eso si me molesta. Para ser sincero, nunca pensé que podría enojarme contigo. Pero… ¿Nunca pensaste en que NO te invitaría a salir si quiera estar con ella? ¿Acaso no se nota? ¿No te das cuenta? – La mire fijamente a los ojos, mi voz fue dulce esta vez. No podía mentirle más. - ¿No te das cuenta de que te quiero? Al… Te amo. - Y ya no pude soportarlo más. Tome su cara entre mis manos, me acerque y presione mis labios contra los suyos. ¿Quién diría que sería justo ahí, justo en ese instante? Cuando estábamos solos, solo ella y yo.
Al principio abrí los ojos sorprendido de la reacción que yo había tenido, pero luego... simplemente me deje llevar por el movimiento de nuestras bocas. Cerré los ojos y disfrute del momento que tanto había esperado.
Seguí besándola.
No quería parar, no sabía si era porque tenía miedo a lo que ella podría hacer o decir o simplemente porque estaba enamorado. No podía pensar, ni quería hacerlo. Solo sabía una cosa, una. Estaba completa, sincera y perdidamente enamorado de Alice White. Alice.
Mi Alice.
-Mmm... Lo siento – Dije finalmente cuando me separe de ella – No tendría que haberte besado. Lo siento. – Así como dije eso, me levante y seguí mi camino. Si dijo algo no lo oí. En esos momentos solo me importaba hallar a una persona. La persona que me ayudaría con este pequeño problema.
Con respecto a lo del linaje me contesto que era de sangre pura, la cosa cada vez se ponía mejor. Me pregunto acerca del mío, sin embargo, lo ignoré, estaba demasiado ocupado como andar respondiendo eso.