Apartamento Parker

Reí con su petición.
- ¿Yo? ¿Ayudante? ¡Sólo para quemar las cosas! - bromee y solté una resonante carcajada - Mmm.. tengo que evaluar si eres lo suficientemente VIP* para merecer que te lo haga - continué sarcásticamente, sonriendo con picardía - ¡Sí! ¡Cómo olvidarlo! Nuestras caras de asco fueron terriblemente graciosas... - me ensimismé en mis pensamientos, recordando aquel día y volví a reír. Este estaba siendo un día muy, pero muy risueño - ¿Seguimos? - pregunté. Sin esperar una respuesta, caminé hasta la otra puerta que había en la habitación y ingresé al pasillo. La dejé abierta para permitir que Amy pasara y me dirigí al dormitorio que se hallaba al final del corredor. Entré con la intención de mostrárselo - Este es mi dormitorio. ¿Te gusta?

- ¡Qué bien! Porque es lo único que sé hacer bien - No le respondí a su pregunta mientras salía de la habitación, pensé que sería más intrigante de esa forma. Mi dormitorio pareció encantarle. Mencionó que era muy propio de mi estilo y no pude más que admitirlo - Es cierto, siempre me han gustado las cosas así. El cuarto que solía ser mío en casa de mis padres también era de este estilo, aunque obviamente más infantil, y el cuarto en casa de la tía Grace en el cual yo dormía también se asemejaba a este - sonreí melancólica al recordar aquellos lugares. También me hizo acordar de que debía escribirle a mi tía, ya que hace meses que no lo hacía y probablemente estaría preocupada. Mis padres ya habían superado el que yo fuera una Slytherin y volvían a aceptarme en la familia, por lo que con ellos me veía regularmente y no necesitaba escribirles ni nada por el estilo. De todas formas, aún los recuerdos de mi adolescencia estaban algo vívidos en mi memoria y no podía perdonarlos completamente. Sacudí la cabeza para ahuyentar tales pensamientos, ¡todavía tenía que mostrarle a Amy su cuarto! - Con respecto a la vista, sí, me aseguré de que fuera buena. Pero la de tu dormitorio no está nada mal, debo admitir - reí y salí de la habitación para dirigirme al lugar que estaba segura mi amiga más deseaba conocer. Abrí la puerta y la miré directamente a los ojos, estaba muy ansiosa por ver su reacción. Había intentado amueblarlo lo más apegado a su estilo posible, y creía que había hecho un buen trabajo, pero no podía estar completamente segura.

- ¡Sí, claro! Como si mi antiguo cuarto hubiera estado plagado de unicornios - reí ante su broma. Cuando entró a su cuarto pareció fascinarle, lo cual me hizo esbozar una amplia sonrisa. Había puesto mucho esfuerzo en decorar el dormitorio y notar que le agradaba recompensaba todo mi trabajo. Le devolví el abrazo y me senté en la cama junto a ella - ¡Yo también quiero saber de ti! Dos años es mucho tiempo - afirmé. Comencé a pensar que contarle. ¿Le hablo de Elliot?, me pregunté a mí misma. No estaba segura, ya que aún no éramos nada oficialmente. Decidí que lo vería luego - De mí... Bueno, primero que nada, estás ante la nueva Jefa del Departamento de Cooperación Mágica Internacional del Ministerio de Inglaterra - anuncié orgullosa y reí por lo pomposo que sonaba - Empecé como empleada de departamento... y este año logré que me hicieran jefa. Por otro lado, ¿recuerdas que cuando nos dejamos de ver mi familia todavía era un poco rehusa a hablarme, pero no tanto como antes? - Sin esperar a que me respondiera, continué - Bueno, ahora ya me aceptan del todo, y nos juntamos seguido. Y creo que con el tiempo los perdonaré del todo. Ellos también tienen una parte Slytherin adentro, aunque lo nieguen. Yo no creo que un Gryffindor sea capaz de tal cosa - reí. Por suerte mis padres no estaban allí porque sólo por ese comentario, yo estaba segura de que me desheredarían.

- Está bien - acepté a regañadientes. Prefería mil veces oír a Amy contarme su vida esos últimos años, pero tuve que resignarme con relatar lo mío rápido para hacerlo - No... tan sólo estuvimos distanciados unos ocho años... nada - bromee. No me molestaba hablar de esa pelea con mi familia, ya había pasado y no le daba importancia, aunque sí me generaba un sentimiento de bronca porque no me hubieran aceptado como soy, pero había hallado la forma de superarlo. Además, ahora estaba Elliot, que me quería a pesar de mi personalidad, tenía nuevamente a Amy, y estaba segura de que haría más amigos. También me mantenía en estrecho contacto con mi tía Grace, por lo que cariño familiar no me faltaba. Y mis padres ya me hablaban - Sí, tardaron en aceptar mi personalidad Slytherin pero finalmente lo lograron* - volví a reírme - ¿Melancólica? ¿Yo? ¡Me conoces lo suficiente para afirmar que sí hay algo que yo no soy, es melancólica! - exclamé sonriendo - Tiene que dolerme muchísimo para que me ponga así... - dejé la frase en el aire y continué escuchando adonde quería llegar Amy - Bueno, como ves, estoy soltera - empecé, haciendo un gesto que abarcaba la habitación - Pero sí hay alguien que conocí hace unos días... Nada formal, pero nos vimos dos veces y nos llevamos muy bien.

Solté una carcajada, pero cuando comenzó con el tema de Elliot me puse seria de nuevo. Conocía muy bien a Amy y sabía que no se contentaría con la poca información que le había dado, pero siempre tenía esperanzas de que así fuera, aunque la mayoría de las veces se veían frustradas. Esta fue otra más para agregar a la lista. Hizo muchísimas preguntas seguidas y luego esperó a que yo respondiera, lentamente, comencé a hablar - Bueno... se llama Elliot, Elliot Camberlain si no me equivoco. Es... guapo. Es castaño, de ojos celestes, alto y delgado. La semana pasada lo conocí, yo había ido a tomar algo a Las Tres Escobas en Hogsmeade después de trabajar, no sé si alguna vez fuiste allí, y cuando pedí mi trago, él dijo que me lo invitaba. Hablamos un rato y después nos volvimos a encontrar dos días después, también allí. Lo veré el viernes nuevamente. Tal vez pueda decirle que lleve a su amigo y tú te quedas con él... - sonreí, estaba segura de que el amigo de Elliot era el chico perfecto para Amy - No sucedió nada muy importante, pero en la segunda cita me contó sobre su ex-esposa... Pobre, tuvo mucha mala suerte, además de que fue muy imprudente - dije mientras sacudía la cabeza en señal de desaprobación - Sí, hay química. Y estoy casi segura de que le gusto.

- Sí, es cierto. Tuvo muuucha suerte - confirmé - Casi lo mato, pero estaba de buen humor - reí - Y no sé que sea lo que sienta él, pero a mí me gusta mucho, aunque obviamente no se lo demuestro - dije sin dar rodeos, sabía que podía confiar plenamente en Amy y que ella no diría nada que pudiera perjudicarme a nadie - O al menos lo intento, ¿tanto se nota? - pregunté alarmada. Como yo no podía verme, no podía saber si mi amiga estaba exagerando o lo decía de verdad. A pesar de ello, nunca me había parecido que Elliot se diera cuenta de que me gustaba, y mucho - Así es, pero por favor no le digas nada a nadie - rogué a mi amiga mientras apoyaba mi mano en su regazo - Fue hace algún tiempo, se enamoró de una chica bella y ella lo traicionó. Se habían casado unas pocas semanas después de conocerse, fue una total y completa irresposabilidad - conté - No sé a que te refieres con hombre, pero sólo tiene un par de años más que yo. 23, sí no me equivoco. No es tanto, ¿verdad? - necesitaba saber su opinión, aunque de todas formas sería muy difícil que dejara de verme con Elliot por eso solamente - Supongo que la chica le parecería realmente linda, él era joven, guapo, y cayó en las redes de ella. O simplemente estaba alcoholizado - dije, manteniéndome seria al principio pero sin lograr soltar una risotada por mi última frase - Nos veremos el viernes por la tarde, o al menos en eso quedamos.
Me levanté de la cama y dirigí hacia la puerta, pero antes de salir me voltee.
- Voy a la cocina por un café, ¿vienes?

Sonreí cuando prometió no contarle a nadie, pese a que ya sabía que iba a ser así. Conocía mucho a Amy. Me encogí de hombros ante su pregunta, la verdad es que lo ignoraba por completo.
- No lo sé, era tan sólo una teoría. No se me ocurre ninguna otra razón por la que podría haberse casado después de tan poco tiempo.
Reí sonoramente cuando comentó que los borrachos siempre dicen la verdad, tenía razón. Así se lo expresé.
- No demasiado. Siempre tengo la situación bajo control - le guiñé el ojo divertida. Comencé a preparar el café y pronto me senté a la mesa, depositando su taza en el lugar que había libre frente al mío. Tomé un sorbo, estaba delicioso pero hirviendo. Recordé de repente que debía pedirle su opinión acerca de la ropa que usaría, y por ello casi derramo todo el café de la taza.
- En realidad, sí necesito tu ayuda - dije y salí corriendo camino a la habitación. Al poquito tiempo ya estaba de vuelta, trayendo el vestido conmigo. Era blanco, ceñido al cuerpo en la parte superior y más suelto en la inferior, con terminaciones irregulares de tela semitransparente, que obviamente iba por arriba de otra menos traslúcida - ¿Y? ¿Qué dices? - quise saber.

- ¿Sí? ¿Segura que te encanta? Es que quiero verme perfecta - Escuché su consejo y asentí, iba a hacerlo. Estaba segura de Elliot sería un caballero y me cedería la suya. Reí por el tono en que lo dijo mi amiga y miré la hora. Eran las once de la noche.
- ¡Es tardísimo! - exclamé asombrada. Me agaché sobre Amy, le di un beso en la mejilla y me despedí - Buenas noches. Quédate hasta la hora que quieras, como si fuera tu casa - Le guiñé el ojo y le sonreí, para luego dirigirme a mi cuarto y cerrar la puerta, sin antes hacer una pausa en el baño para lavarme los dientes.

Corría de aquí para allá intentando terminar de ordenar la casa antes de que Elliot viniera. Había dejado varios conjuntos que me había probado tirados por allí. Toda la ropa de Amy la tiré detrás de su cama para así se le llegaba a mostrar la habitación a Elliot no la viera. La mía tuve que ordenarla porque tal vez él querría conocerla más que la de mi amiga. El living y el baño también, y la cocina, por supuesto. Cuando terminé, me cambié y estaba retocándome el maquillaje en el baño cuando escuché que tocaban la puerta. Por suerte para mí, había decidido ponerme poco*. Antes de abrir me miré al espejo y me acomodé el pelo. Llevaba una vestimenta casual, una remera color rojo que dejaba ver un hombro con las palabras PEACE NOW escritas en negro, unos jeans y un collar largo con una luna como dije*. Abrí la puerta y me encontré con Elliot vestido bastante a la moda. Sonreí y me hice a un lado para dejarlo pasar.
- Bienvenido - Estaba algo nerviosa por que conociera mi casa. Respiré hondo para tranquilizarme. Es tan sólo Elliot, pensé.

*NdA: Quedaría como el avatar de maquillada, casi nada
*Dejo la foto de la vestimenta, aunque no la dejé como única referencia porque la actriz que la lleva puesta ni se parece.

Sonreí con suficiencia. Esperaba que le gustara la casa tanto como mi atuendo.
- Gracias - murmuré.
Estaba a punto de preguntarle que le parecía el salón cuando él mismo lo hizo sin necesidad de que yo intervenga.
- Sin exageraciones, por favor - me burlé. La verdad es que estaba orgullosa de mi casita -Tampoco es demasiado grande... Sólo son dos habitaciones, un baño, un salón y una cocina. Además, tú sabes que provengo de una familia de ricos. No podía menos que ser así, son los gustos que me inculcaron de pequeña - expliqué para que no se asombrara tanto.
Reí cuando dijo que no me había saludado como corresponde.
- Creo que aún no es el saludo correcto - mencioné pícaramente mientras lo miraba a los ojos. Eran muy bellos.
Lo tomé de la mano y lo arrastré hacia la puerta que llevaba al pasillo, y luego hasta la habitación de Amy. Abrí la puerta y rogué porque no quisiera entrar a verla del todo.
- Esta es la habitación de Amy, mi amiga. Tú la conoces - aclaré por si no asociaba el nombre con la persona - Me pregunto donde estará - dije, aunque en realidad era sólo un pensamiento expresado en voz alta - Suele estar en casa para esta hora... Tal vez tiene mucho trabajo
Me aparté un poquito y pregunté - ¿Seguimos con el recorrido?