Calles

Si lo que dijo sobre Canadá era improvisado, era muy buena en eso. Aunque le seguía sin creer del todo. Me habló de la gente del pueblo y no sé qué más. Y descubrí su vil farsa con sólo un dato.
Espera … pensé , no podría viajar a Canadá por trabajo porque ella trabaja en el Callejón vendiendo libros en un negocio. Sonreí con mi descubrimiento. Aunque disimulé como si no me hubiera dado cuenta. Caminé junto a ella y ante mi pregunta se mostró muy indignada y me respondió que no lo estaba.
-No te enfades, Rebecca- le dije siguiendo el juego –Fue sólo un comentario- y le sonreí amistoso.
Entramos juntos al negocio tan extraño que había aparecido ante mis ojos.
(Continúa en McMagos)

viene de la Heladería

Salí del negocio no sin antes guiñarle un ojo al vendedor. Hacía un frío que me calaba hasta los huesos, me puse mi abrigo y mi bufanda, ya que el gorro lo tenía desde antes.
Comencé mi camino hacia la casa de Emily.

Estaba caminando con mi hermana y haciendo las compras para el colegio, ya que al siguiente día ingresaría- No puedo creer que conoceré a otros magos como yo. - Le dije a mi hermana sumamente contenta y saltando en la calle.-Bueno, ¿ahora a donde vamos, en donde comenzamos con las compras?- Dije con muchísimo entusiasmo, estar con mi hermana me hacía olvidar lo de hacía unos días.

- Bueno, primero vamos a Flourish & Blotts- Dije con una poco de dificultad. Entre con Heath para comprar lo que necesitaba del lugar.
Sigue en: Flourish & Blotts
Al salir con todos nuestros libros nos dirigimos a Ollivander´s
Sigue en Ollivander´s
Al salir de la tienda me fui directo a busca de una tienda donde se pudieran comprar calderos, la verdad es que no tenía ni idea.
Al estar sola pude respirar y soltar unas cuantas lagrimas ya que al estar con mi hermana no lloraba ya que me daba cuenta que ella hacía un gran esfuerzo por ser fuerte y no mostrar debilidad ante mí, no quería que yo sufriese más de lo que ya sufría y a mi me pasaba lo mismo con ella. Me concentré en buscar el negocio de los calderos ya que no conocía mucho el Callejón Diagon.

(Viene de Caldero Chorreante )
Caminaba sin rumbo, puesto que no tenía donde dormir ni nada. Estaba más solo que antes, podría decirse. Por lo menos, no era como un vagabundo, sin casa. El ‘shock’ se me había agotado y una depresión aguda me estremeció. Solté mi equipaje y sin preocuparme, me hice un ‘cigarrillo’ de metanfetamina en ese mismo lugar. Cerré el equipaje y caminé mientras le daba pitadas. La euforia volvió a mí, apenas, le di la pitada. Comencé a caminar más rápido, tenía una energía indescriptible. Podía ponerme a correr por un largo rato y yo estaría como siempre. Yo sabía que notaban que me estaba haciendo un adicto. Suponía que se notaba en mi forma de actuar y en mi aspecto. En eso, trastabillé y mi ‘cigarrillo’ se cayó al piso. Maldije y me arrodillé en busca de él, pero simplemente no lo encontré por mi visión tan mala. Caminé un poco más y decidí hacerme otro. Caminé hacia un costado, junto a una muchacha y comencé a hacerme uno nuevo. Me lo puse en los labios, cerré el equipaje y me paré.

Un chico se paró a mi lado y comenzó a hacer una especie de cigarrillo que no entendí muy bien que era- Disculpa, te puedo hacer una pregunta.- Cuando atraje su atención me presente- Hola, Soy Sophie, me puedes decir Soph o Sammy, como quieras- Le dije tendiéndole mi mano- Tienes idea de donde puedo comprar un caldero, mi hermana se quedo en Ollivander´s y la verdad no tengo ni idea de donde estoy-Sonreí y lo observé con cuidado dándome cuenta de que no parecía un chico común y corriente, tenía algo en sus movimientos que me llamo la atención ya que parecía que no podía controlar su cuerpo.-Voy a empezar mis clases en Hogwarts mañana, ¿tu vas allí?- Me quede expectante a su respuesta.

La muchacha comenzó a hablarme. La miré un rato, entrecerré los ojos para verla mejor. Parecía bonita, de cabello claro. En cuanto a los ojos, no podía ver tanto. Quería hacerme una pregunta. Saqué el encendedor y prendí el cigarrillo mientras me hablaba. Se llamaba Sophie, podía llamarle Soph o Sammy. Le di una pitada y largué el humo. Sonreí ante la sensación de placer. Me tendió la mano la cual estreché con energía. –Kellieth- dije con el cigarrillo entre los dientes. –Puedes decirme Kell o Kelly- le conté y sonreí como pude. Me preguntó dónde podía ella comprar un caldero, su hermana estaba en Ollivander’s y ella estaba sola y perdida. La miré sin contestarle, me contó que iría a Hogwarts y me preguntó si yo iría. Le di una pitada más al cigarrillo y después lo tomé entre los dedos para poder contestarle a Sammy. –Lamentablemente, también iré- dije y reí, con la euforia al tope. Me rasqué el brazo y le contesté a su anterior pregunta con -¿Calderos?-, estaba totalmente confundido. ¿Dónde vendían los calderos? Lo había olvidado. –Lamento decirte esto, pero, no recuerdo donde se venden- dije y suspiré, le di otra pitada al cigarrillo y murmuré –Sammy- volví a sostener el cigarrillo entre los dedos. Cuando tenía toda su atención continué –No deberías darle tanta información a un desconocido- le dije y sonreí –Igualmente, tuviste suerte, no te haré nada- le expliqué levantando los brazos bruscamente como si alguien me amenazara con un arma, reí un poco y esperé a que dijera algo. Toda las veces que había hablado lo había hecho con una voz sin sentimientos podría decirse, aunque por dentro estaba teniendo el 'shock' de euforia característico.

Sigue en: Tienda de Calderos

Me preguntó si podía saber porque decía que lamentaba ir a Hogwarts. La miré un rato, le di una pitada a mi cigarrillo y le contesté –Porque no me gusta estudiar- confesé y solté una risa. Cuando le dije que no debía darle tanta información a los desconocidos, me dijo que la había asustado y recibí un golpecito en el hombro con un pergamino. Comencé a reír y en eso, me preguntó que era lo que estaba fumando. Abrí la boca para contestar pero me lo quitó y preguntó si podía. –Es metanfetamina- le dije y sonreí –Y sí, puedes darles las pitadas que quieras- le conté con una sonrisa más grande –Claro, si no te molesta que ya le haya dado unas cuantas yo- dije y reí. Pero, en vez de probar un poco, me lo devolvió con la excusa de que en otra ocasión sería. –Está bien- acepté dándole yo la pitada. Me preguntó si la acompañaba a la tienda –Encantado- respondí mientras caminaba junto a ella hacia la tienda de calderos. Me preguntó de donde venía con el equipaje –Larga historia- dije antes de que una sensación de angustia me invadiera a medias –No me gustaría hablar de eso ahora, ¿Sí?- le dije a Sammy. Llegamos a la tienda y dijo que cuando compraba todo, volvía. –Claro- acepté con una sonrisa –Yo te espero- acordé y me apoyé contra la pared de la tienda. Esperé un rato, la espera se me hizo corta, ya que estaba en compañía de mi cigarrillo y me la estaba pasando genial. Cuando salió, dijo que sólo restaba esperar a su hermana. -¿Tienes hermanos?- le pregunté y yo le conté de mí –Yo soy hijo único- confesé y le di otra pitada al cigarrillo sin importancia alguna. Esa chica, Sammy, era una gran compañía, me caía muy bien. -¿De qué quieres hablar?- le pregunté con una sonrisa –Estoy dispuesto a cualquier tema- admití y reí por unos segundos, me rasqué el brazo y esperé sugerencias.

Una mujer se nos acercó y le dijo a Sammy que debía hablar con ella. La miré extrañado y le di otra pitada al cigarrillo con tranquilidad. Aunque realmente no entendía nada. La mujer me pidió que me alejara. En ese momento, entendía menos que al principio, di unos pasos hacia atrás y me apoyé contra la pared de la tienda de calderos. Llegaba a escuchar perfectamente la conversación, le preguntó si ahora ella fumaba. No sabía de donde había sacado eso, puesto que Sophie no le había dado ninguna pitada a mi cigarrillo. Allí se armó toda una discusión sobre si había fumado o no. Decidí entrometerme, así que di unos pasos enfrente con el cigarrillo entre los dientes y le conté la verdad a la mujer –Sammy no fumó- dije serio. –No le dio ni media pitada- aclaré –Ni siquiera lo rozó con los labios- fui más específico todavía –No la acuse por cosas que no hizo- la defendí todavía serio.

Mientras íbamos camino a la tienda con Kelly me pregunto si tenía hermanos- Si, una hermana mayor ¿y tu?- Le pregunte y me dijo que si, que tenía uno, más tarde me dijo que le preguntara lo que yo quisiese y me atreví a hacer una pregunta un poco incomoda.- ¿Tienes novia?
Mi hermana entendió como fue todo y me abrazó, yo se lo devolví y luego me dio uno de sus discursos de hermana mayor- Ok, lo prometo- Sabía que ese discurso no iba para mí sola por lo que cuando termino abracé a Kelly dándole las gracias por defenderme- Gracias y perdón por lo de mi hermana.- Dije lo suficientemente bajo para que solo él me escuchara- Vamos- le contesté a mi hermana y le hice señas a Kelly para que viniese, sabía lo que conllevaría eso, pero era mi primer amigo mago.

Mientras esperábamos a la hermana de Sophie, me contó que sólo tenía a esa hermana ya nombrada. Cuando le dije que me hablara de lo que quisiera, me preguntó si tenía novia. –No- dije y sonreí –Nada de ataduras- solté con otra magnífica sonrisa. -¿Tú?- le pregunté mirando a unas personas parar a observar vidrieras.
Luego, la mujer abrazó a Sammy y después le dio un largo discurso que sabía iba para mí también. Era como ‘no fumes, te quemará el cerebro, blá blá’. Típico discurso de esas personas que no entienden. No le di ni pizca de importancia a lo que dijo, nunca le haría caso a esa mujer que se ponía a opinar por mí. Luego, la mujer se dirigió por fin a mi persona. Aunque de un modo nada agradable. Ella se llamaba Heather y era la hermana de Sammy. –Soy Kellieth- le dije todavía con el cigarrillo entre los dientes, lo acomodé para darle otra pitada y soltar el humo tentadoramente frente a Heather. Esa mujer sí que no me caía bien. Para nada bien, en eso, Sammy me da un abrazo, uno bastante cariñoso. Se lo devolví también, me agradeció y se disculpó por lo de la mujer. –No pasa nada- le susurré todavía abrazándola. Ellas dijeron que irían a una tienda, no recuerdo cual, Sammy me invitó por lo que las acompañé, acepté con una sonrisa además adoraba molestar a Heather con mi presencia. -¿Así que empezaras Hogwarts?- le pregunté distraídamente -¿Qué curso?- volví a preguntar, quizás, estabamos en el mismo. Le di otra pitada más mientras caminábamos y me rasqué el brazo con fuerza, ya que, me estaba picando desde el día anterior.

Sophie tampoco salía con nadie, pero agregó que por el momento no pensaría en eso. -¿Estás segura?- le pregunté volviendo mi mirada a ella y dedicándole una sonrisa atrevida. La verdad era que Katherine estaba en mi maldito pasado y ya no me importaba en lo más mínimo. Coquetear con Sammy era una forma de quizás divertirme un poco, pero no hasta lastimar sus sentimientos.
Respondiendo a mis preguntas, ella me contó que estaría en tercer curso. Me sorprendió, no parecía de tercer curso, le daba un cuarto curso o quizás quinto. –Vaya- exclamé –Pensé que irías unos cursos más por arriba- solté y sonreí distraídamente. Me preguntó a mí a que curso iba. –Cuarto, repetí un año- solté serio. En eso, Heather cuenta que deben irse y no sé que más. Heather me preguntó si me quedaba, sabía que en su interior me odiaba y que si las acompañase sería su perdición y que pasaría un mal momento, aun así, decidí quedarme. –Sí, yo me quedo- le informé mientras le daba otra pitada. Sammy me saludó con un encantador beso en la mejilla y contó que era un gusto haberme conocido –Sammy, lo mismo digo- dije halagado –Me encantó conocerte- afirmé con una sonrisa. -Espero verte en Hogwarts- la saludé y agregué -Me gustaría que hablaramos muchas veces más- dije todavía con la sonrisa en mis labios. Le di otra pitada al cigarrillo y las observé irse. Ahora sí que no sabía que hacer.

Estaba aburrida, por lo que salí a caminar un rato, miraba las vidrieras de la tienda sin siquiera ver algo que me gustase, las tiendas de ropa muggle eran muchísimo más lindas, más ropa, más brillo,más todo. Me puse los auriculares y empecé a escuchar música para distraerme, me apoye en la pared y me quede mirando quienes pasaban sobre la acera.

Mientras miraba a la gente que pasaba por el lugar vi al viejo de la casa de William, ese mala onda que si no recordaba mal se llamaba Cerberus, pero para hacerlo enfadar le decía Cerbito. Al verme intento irse del lugar llevándose puesto un banco, comencé a reírme, y cuando volteo a ver hacia mi lugar lo salude con la mano y mordiéndome el labio, cuando siguió caminando, tome carrera y lo alcancé muy fácilmente abrazándolo por la cintura.-¡Hola Cerbito!- Me puse frente a él.- ¿Pensabas que te podrías escapar tan fácil de mi? nta nta nta- le dije moviendo mi dedo para un lado y para el otro.- ¿Como estas?- Toque con mi dedo su nariz, sospechaba que cuando llegara se la lavaría con alcohol y Lissoform.-¿Tienen gérmenes mis manos?- Pregunté tomando con mis dos manos su rostro, eso lo haría enfurecer hasta tal punto que se pondría rojo.

Definitivamente le molesto que yo me percatara de que el estaba en el lugar, me corrigió diciéndome que se llamaba Cerberus y no Cerbito, por lo que hice que no escuchaba.-¿Cerdito?-Pregunté haciéndome la tonta- Bueno, si quieres que te llame con el diminutivo de cerdo no hay ningún problema, te llamaré de ahora en más Cerdito.- Termine de decirle con la sonrisa más estúpida que tenía. Se enojo aún más cuando dije que no sería fácil escapar de mí contestándome de que el mundo no giraba a mi alrededor.-Por más de que no lo creas Cerdito, si, gira a mi alrededor, soy la persona más encantadora que existe, mira, se lo voy a preguntar a un completo extraño.- Justo paso un chico de mi edad- Hey, ¿no te parece que soy sexy?- Le grite mientras el me guiñaba un ojo y asentía a favor mío- Ves, soy la persona más encantadora que existe y si, el mundo gira a mi alrededor.- Me levante sobre las puntitas de mis pies, haber que hace con esto, le dí un beso en su mejilla, puaj, que perfume usa, tiene olor a muerto.- Disculpa, pero te quería preguntar si sabes donde se encuentra el museo de dinosaurios.- Bueno, en realidad ya lo encontré, está aquí en frente mío.