Jardines

-Srta Evans, me ofende que me haga esa pregunta- dije haciéndome un poco la enojada- como no voy a conocer a los beatles, son leyenda...- dije en tono dramático- ¿que canción te gustaría escuchar?- dije para comenzar con la música.

Luego de preguntarle si conocía a los Beatles la profesora me dijo que le molestaba mi pregunta ya que esta banda es leyenda. Mis intenciones no fueron molestar pero no dije mas nada no vaya a ser que se vuelva a ofender. La profesora me preguntó que canción me gustaría digamos que todas pero si tengo que elegir una... me quede pensando y al rato pregunté -¿puede ser here comes the sun?-

Llegué retrasada al fogón en los jardines, es que había pasado ésos últimos días llorando sin hablar con nadie y no me quería ir sin despedirme de mis amigos por lo que decidí pasarme por ahí a disfrutar de mi último día allí.
Me sentí avergonzada de llegar tan tarde pero igualmente pude decir unas palabras
-Buenas noches chicos y profesora Thompson- con voz tranquila y amistosa, le sonreí a cada uno de los que se hallaban allí.
Me fui a sentar junto a mis amigos, que yacían junto al fuego. Éste me daba una confortable sensación de calor. Finalmente me dirigí a mi amigo Seba y le dije
-¡Seba! ¿Cómo estas? Hace mucho que no hablamos- con voz dulce y cariñosa. Sebastian era un gran amigo.

Puse la música a todo volumen, esperando que los alumnos pasasen un buen rato, pero al darme cuenta y mirar mi reloj ya eran pasadas las 12, al otro día tenían clases y no podían ir sin dormir por lo que con un tanto de culpa les informe a los alumnos- Chicos, ya es muy tarde, tendran que irse a las camas, perdonen por interrumpir su velada, que les parece organizar otro fogón la próxima semana- Pregunte ya que se nos había hecho tarde y no habíamos llegado al final del banquete- yo les mandare una lechuza informandoles el horario y el día, aunque creo que lo aremos un viernes o sabado pára poder quedarnos hasta mas tarde- dije mientras comenzaba a juntar todo con mi varita.- buenas noches!

La profesora puso la música que le habíamos pedido entre el sonido, el fogón y las palabras de la profesora se me mezcló todo en la cabeza por lo que procuré responder lo último que había escuchado de Jane y le dije -de verdad que no se si Sabino vendrá o si lo habrán invitado también- terminé de decir esto cuando la profesora nos dijo que ya era tarde para continuar con el fogón ya que al día siguiente teníamos clases, con un movimiento de su varita dio por finalizado el encuentro hasta nuevo aviso. Me despedí de mis compañeros, de la profesora y me dirigí a mi sala común para descansar.

- Sí, me llegó algo tarde la lechuza - le sonreí. La última vez que habíamos hablado, un par de semanas atrás, yo aún no había recibido la carta. Por suerte, un par de días antes del fogón había encontrado una debajo de la cama. Supuse que había llegado pero se había perdido en la habitación.
La profesora habló varias veces durante el fogón, y como me daba lo mismo escuchar cualquier música ya que probablemente no coincidiríamos todos en gustos y no quería generar ninguna discusión, me quedé callada cuando hizo preguntas al respecto. Una chica rubia muy bonita que estaba sentada al lado mío me dirigió la palabra entonces, parecía realmente avergonzada.
- Un placer, Jane. Soy Emma - sonreí y le tendí la mano. Con respecto a su pregunta, respondí pensativa - No he escuchado muchas... pero Here comes de sun, la que pidió Anne hace un rato, me gusta mucho. La escuché en un par de películas.
En ese momento la profesora anunció que era tarde y que debíamos irnos. Levantó el campamento en un minuto con magia y Anne se despidió de nosotros, camino a la Sala Común, supuse. Me puse de pie de un salto.
- ¡Anne, espera! ¡Voy contigo! - grité fuerte para que me escuchara y se detuviera. Corrí para alcanzarla y continué camino a la Sala Común.

Noté a Jane entre las personas, le sonreí de camino a mi asiento y de paso le di un abrazo. Luego, me fui a sentar junto a Sebastian.
Mi amiguito me preguntó como estaba, ignoré la pregunta inteligentemente, no quería recordar todo lo que había pasado, eso me dolería muchísimo, por lo que sólo respondí a lo último que me preguntó, era sobre el motivo de mi llegada tarde.
-Mmm… es que decidí a último momento venir- dije para luego sonreírle a mi amigo. Era obvio que extrañaría a Sebastian en mi ausencia en el colegio. Él solía hacerme muy feliz, ya que era completamente adorable y dulce.
La profesora puso la música pero la sacó al darse cuenta de la hora. Explicó que cuando haría otro fogón nos enviaría una lechuza. Sonreí porque quería que se repitiera pero mi cara cambió al darme cuenta que me quedaban unos pocos días antes de irme. Con tristeza vi como la profesora dejaba todo en su lugar como si nunca se hubiera realizado un fogón. Estaba completamente absorta en mis pensamientos pero la voz de Jane me ‘despertó’. Me comentó que hablaríamos otro día, según ella mañana y que debía contarme algo. Moría por las ganas de saber. Le sonreí, a Jane también la extrañaría muchísimo. Era una muy buena amiga, la mejor de las mejores.
-Claro, Jane. Nos vemos mañana en el Vestíbulo- le respondí con una gran sonrisa.
Finalmente, me dirigí a la Sala Común de Hufflepuff para dormir un poco.

[Biblioteca]
Empujé la gran puerta de roble y salí a los jardines con Alice pisándome los talones. Respiré el aire puro del lugar mientras caminaba jardín adentro. No tenía frío debido a que llevaba la túnica de invierno de Hogwarts, guantes, bufanda y gorrito. Llegué a un área donde había un gran haya con nieve en las distintas ramas. Sonreí contenta y pregunté a Alice - ¿Qué piensas hacer cuando te gradues de Hogwarts? - Yo aún no estaba muy decidida con respecto a mi futuro trabajo, y quería saber si ella sí. Incluso quizá podría inspirarme con lo que ella me contaría. No lo podía saber, pero tampoco es que estuviera demasiado preocupada por ello. En ese instante se me ocurrió una idea brillante, y sabía que Alice ni siquiera se lo esperaría. O al menos eso creía. Me agaché rápidamente, tomé un poco de nieve con la mano, lo transformé en bola y lo lancé directo a Alice. Por favor, que le pegue en cualquier parte del cuerpo excepto la cara, rogué. Me eché a reír un segundo después de haberla tirado

biblioteca

Ingresé al lugar, acompañada de charlie.
me había acordado que no le había preguntado su nombre así que le dije: -¿ y tu apellido es?-
Me lanzó una bola de nieve que me pego en el hombro y soltó una carcajada al mismo tiempo que yo.
Agarre un montoncito de nieve y lo convertí en redondo y se lo tiré en la cara, deseando que no le duela ya que la nieve estaba helada.
De pronto pensé Wow, si que me divierto con Charlie, parece una buena chica, de seguro lo es. y comienzo a reirme.

Fruncí el ceño confundida cuando me preguntó mi apellido, creía que ya se lo había dicho. Tal vez lo olvidó, pensé y me encogí de hombros levemente, probablemente ella no notaría nada. Me devolvió la bola de nieve, por lo que le declaré la guerra y comencé a tirar nieve a diestro y siniestro. Me desternillaba de risa mientras lo hacía. Estaba pasando un gran rato, y agradecía haberla conocido, ya que sabía que seríamos grandes amigas - Entonces, ¿qué piensas hacer al salir de Hogwarts? - volví a consultar, ya que no había obtenido respuesta la vez anterior. En ese momento tropecé con una roca oculta bajo la nieve y caí al piso, llenándome la cara de nieve. Me ardía por el frío, pero aún así me reí con todas mis fuerzas. Me puse de pie con cuidado y me sacudí la suciedad de encima - Tendré que poner a lavar la túnica - dije, aunque no me arrepentía en absoluto de estar haciendo una guerra.

Me preguntó que deseaba hacer luego de terminar Hogwarts.
Yo le respondí:
- Quiero ser maestra de DCAO, ¿y tú? -
Me comenzó a tirar muchísimas bolas de nieve mientras reía, como yo me estaba muriendo de la risa comencé a arrojarle miles de bolas también, aún que ya, ni me quedaban fuerzas para tirarlas de tanta risa.
Al momento, Charlie se tropezó y calló de cara a la nieve. En ese momento una carcajada muy grande, salió de mi, dejándome un dolor de panza y sin más aliento. Me tiré al piso por más de que esté helado, y comencé a reir como nunca lo habia hecho. Pasamos un muy buen tiempo juntas con charlie, pensé. -Seremos buenas amigas Charlie! eso te lo aseguro, somos muy parecidas en muchas cosas y eres muy divertida, si que me gusta estar contigo-

- No lo sé. Aún estoy indecisa. No estoy segura de querer una carrera en el Ministerio, pero tampoco se me ocurre ninguna otra opción. No creo quedar bien de profesora - bromee. Ella se tiró al piso de la risa por la pelea de nieve y no pude evitar contemplarla divertida. Parecía no poder respirar y aún así, continuaba riendo. Era increíble. Sonreí y le tendí mi mano para ayudarla a levantarse al tiempo que le agradecía por lo que había dicho - Yo también me alegro de conocerte, Al - me senté bajo el haya que había allí y dejé un espacio a mi lado para que ella también lo hiciera. La miré con picardía y pregunté - ¿Tienes novio, Alice?

Me alegré al escuchar que ella se alegraba de haberme conocido. Se sentó bajo el haya y yo también lo hice, a su lado. Me miró con una mirada muy chistosa y me preguntó si tenia novio.
Yo reí y le dije:
- Jajaja, no no todavia. ¿y tú?-
Esperé su respuesta mientras sonreía.

- Pfff, no y no creo tener hasta dentro de mucho - dije con una mezcla de tristeza y diversión. Nunca le había llamado la atención a ningún chico, o al menos no nunca me había enterado de que así fuera. Tampoco es que a mí me hubieran gustado demasiados. En ese instante recordé el baile de Navidad y pregunté a Alice con una sonrisa - ¿Irás al baile del 24? Porque la verdad es que no sé que ponerme, y tal vez podrías ayudarme a elegir. No sé si es preferible un vestido largo o uno corto. ¿Qué dices? - comencé a amontonar nieve a mi alrededor con la intención de hacer un pequeño muñequito. Lástima que no tengo una zanahoria, bromeé y reí para mis adentros. Cuando ya había hecho la base, el tronco y la cabeza, intenté dibujar una sonrisa y dos circulitos como ojos para que fueran la cara del muñeco, pero era muy frágil y se derribó al instante. Solté una carcajada y ni siquiera me molesté en reconstruirlo.

Am... si iré, puedes ponerte un vestido no muy elegante pero no tan casual.
Para tu forma de ser, puedes llevar uno de color verde agua con una faja o cinturón de color negro y acompañado de tacos negros.
Tu cabello debe ir suelto con unos bucles y sin nada de accesorio para el cabello.
Un collar pequeño, de color plata y una pulsera si gustas.
Trató de hacer un muñequito de nieve pero se le derrumbó, fui y la ayudé a volver a construirlo.
Ella estaba tan cerca mio, que agarre una bola de nieve lentamente sin que ella se diera cuenta y se lo arrojé rápidamente. Solté una carcajada y salí corriendo.
Miré la hora y dije - Charlie, me voy para mi dormitorio, nos vemos otro día, un placer conocerte - dije sonriendo y salí corriendo.

Imaginé el atuendo que Alice me decía y me pareció que era perfecto.
- ¡Quedaría hermoso! Espero conseguir algo por el estilo... - sonreí - Lo que no puede faltar son los tacones, no importa el color - acordé. Asentí a lo que dijo sobre el cabello - Planeaba llevarlo así. Es como mejor me queda, además de que ya tengo algunas ondas naturales y lo único que tendría que hacer es pronunciarlas. ¡Gracias por tu consejo, Al! - la abracé y luego reconstruimos el muñeco de nieve, pero no salió demasiado bien. No pude preocuparme mucho por el asunto ya que recibí una bola de nieve de lleno en la cara. Alice salió corriendo, pero de todas formas yo le tiré otra bola rogando por que la golpeara.
- ¡De acuerdo! - grité para que me oyera. Yo planeaba volver a la biblioteca y terminar el libro. - ¡Nos vemos! ¡Igualmente!

Ingresé a los Jardines, y me senté bajo la rama de un árbol a practicar lectura con la dislexia. La verdad que la enfermedad iba mejorando cada vez mas, ya que no sentía mucho desorden al leer.
Yo seguía leyendo y leyendo, la brisa del aire me pasaba por la cara, y cada vez sentía mas frío, pero eso no importaba, yo debía practicar en un lugar pacífico.
Nada pasaba por mi mente, solo leía.
Me acomodé el cabello y seguí leyendo.

Escuché una voz que me preguntaba si estaba leyendo, al escucharla no dudé ni un segundo de que era Matt, me di media vuelta, lo vi y le respondí - Más que leyendo, practicando - miré el libro y suspiré. Luego lo cerré. Me preguntó como estaba y le dije - Bien, como siempre - reí - ¿y tú?- sonreí alegremente.
Se preguntaba si me molestaría que se siente junto a mi, - Claro que no Matt, ¡encantada!... eso no se pregunta conmigo, es obvio que no me molesta - respondí riendo.
Dejé mi libro a mi lado, y le di una palmadita al piso indicándole a Matt el lugar en donde debe sentarse, a mi lado. Le miré los ojos, Con esa luz, le resalta el azul... ¡que precioso! pensé maravillada.