Apartamento Franklin

[William y Margaret]
Luego de que William aceptase gustosamente los bombones, que por cierto tenía intenciones de comérmelos todos yo, me presentó a varios de los invitados, a los cuales salude de forma formal. En eso veo que el Profesor Eliott se me acerca y de sopetón esparce agua por mi rostro, con cara estupefacta escucho una risilla del anfitrión de la fiesta, por lo que lo miro y le digo -Que acaso no me has dicho que esta era fiesta de carnaval, sino hubiera traído mis artilugios-.
Él amable y como no podía ser de otra forma me acerco una toalla para secarme, también me comento que se realizaban bromas entre ellos por lo que pensé que infantiles se veían los profesores actuando de esa manera.
Emily también alabo mi vestuario una vez que terminé de admirar el de ella, Es así que me acerque a la señorita rubia tal como la había descripto William y le saludé -Mucho gusto Margaret, mi nombre es Elizabeth profesora de Astronomía y Ud. qué cargo posee, si se me permite preguntar-

[Maggie y William]

Margaret siguió mi juego, poniendo cara de inocente, diciendo que ella no había visto nada, que yo no había apretado el rociador. Reí con muchas ganas cuando ella por su parte roció a Elliot.
Maggie agradeció mi comentario por sus zapatillas, me reprocho cuando se las saqué y me ordeno que se las devolviese, cosa que no iba a hacer, Will aceptó esconderlas, por lo que hice que las guardaba en mi bolso- Si Magg, soy una nenita, soy caprichosa ¿Y?, ¿Algún problema con eso?- Dije mientras me moría de la risa, ya me dolían los cachetes. Le entregue mi bolso, que supuestamente ahí era donde estaban, mientras Margaret lo revisaba, miré a William y le guiñe un ojo. No podía creer las estupideces que estaba haciendo últimamente. Comencé a reír cuando Maggie no encontró su zapato en mi bolso- Yo te he dicho que no lo tenía- Le dije entre risas. Me senté en el piso como pude y seguí riéndome, no podía parar al ver la cara de Maggie. Me levanté y le fui a pedir la zapatilla William- Muchas gracias Will- Le dije dándole un beso en la mejilla, para luego pedirle el zapato de Magg y entregárselo- Ten, aquí esta tu botita, yo te dije que no la tenía- Dije volviendo a reír.

(Margaret, Emily y Lindsay)
Mientras hablaba con Maggie sobre improvisar y otras cosas. Sentí que me picaban el hombro, por lo que me di vuelta con cara de idiota y me rociaron de arriba a abajo con espuma. Margaret aplaudió y exclamó idioteces, Emily se disculpó diciendo que fue sin querer. Me encogí de hombros –Las cosas buenas nunca pasan sin querer- me quejé. Inmediatamente, Maggie, que tenía ahora el rociador, se puso a llenarme más de espuma. Malignamente me preguntó quién era el rociado –Pues, veo que yo- murmuré algo decaído, quería ser invicto y me había salido mal. Por suerte, yo tenía mi rociador y podía vengarme de todo aquel que me castigara haciéndome irresistiblemente espumoso. Rocié por segunda vez a Margaret en forma de venganza y solté una carcajada maligna. Luego, corrí en busca de Lindsay y allí estaba, la rocié a ella también y la despeiné logrando un peinado al estilo Marge Simpson. Me partí de risa y me largué a buscar más víctimas, sin siquiera disculparme con Lindsay. En eso vi a Maggie sin su botita y fui a rociarle el pie, el cual quedó todo espumoso. Morí de la risa. Cuando se pusiera el zapato quedaría toda pegajosa. Le di una palmadita en el hombro y sonreí como idiota. –Mejor que un spa- bromeé y me eché a correr por las dudas de que me agarrara por los pelos.
Rato después se me hacía bastante tarde, así que decidí irme.

(Todos los invitados)
Me acerqué a cada uno y los saludé con un abrazo. Igualmente, no me fui sin antes felicitar a William por la fiesta y tropezarme con Lindsay sin querer. También le tiré más espuma a Emily e intenté con Cerberus, pero parecía de mal humor por lo que decidí no meterme con él. La pasé muy bien y debía bañarme, no dormiría así todo espumoso.

[Emily y Elizabeth]

[William]

- En eso estoy de acuerdo contigo, lo más agotador de ser profesor es corregir las tareas y los exámenes, pero los quehaceres de la casa no tanto, siempre que lleves un orden diario.- Reí.-Aunque con la magia todo es más fácil, siéndote sincera no se que haría sin ella.- Dije en broma con una sonrisa.- Si, creo que sería raro verte saliendo con un chico, pero bueno, cada loco con su tema.- Alcé las palmas de mis manos mientras soltaba una leve carcajada.-Bueno, creo que es hora de que me valla. Hasta luego Will- Lo saludé con un beso en la mejilla y luego me dirigí a mi casa decidida a recostarme en mi sillón y buscar una buena película.

¡Jojojó! No, no era Santa Clous el joven y apuesto caballero que se encontraba esperando en la puerta de William, era yo. Pero quería tener una entrada triunfal, un regreso digno de un tigre, y por eso me inspiré un poco con el principio...
Ese era un momento épico, para todos y todas, el regreso, el reencuentro más esperado, más esperado aún que cualquiera de Crepúsculo o los Juegos del Hambre, iba a reencontrarme con William. ¡Ay, Willie! Querido amigo de la infancia... pensé en un suspiro de pasión. En realidad no lo conocía desde la infancia pero me gustaba y me gusta exagerar las cosas.
Moría por verlo, hacía meses que no lo veía y tenía demasiadas cosas que contarle. Era ese típico encuentro de como doscientos años después que se miran los dos amigos y dicen ''¡Hace tanto que no nos vemos que ya te salieron canas! Te recomiendo la tintura de mi mujer. Sí, es de buena calidad.''
Suspiré con una sonrisa en los labios antes de tocar a la puerta. Me miré las zapatillas, las de siempre, converse negras. Todo parecía igual que antes, parecía, pero no lo era en absoluto. ¿Y Margaret? Se me partía el corazón al pensarla, tan linda y dulce.. un poco arisca pero perfecta en fin. ¿Que si la extrañaba? No se imaginan cuanto. Sentía tanto dolor que al pensarlo imaginaba que le echaban limón a mi corazón, ardía.
El único que podía levantarme el ánimo era Willie, y así lo hizo.

El grito de Will se escuchó en el medio de la paz del edificio, retumbó bestialmente. Creí que alguna vecinita anciana se asomaría por la puerta de su apartamento quejándose de la imprudencia de los jóvenes de hoy y de la Reina de Inglaterra, la basura los sábados a la noche, póquer online y demás temas de viejas pero no fue así, nadie se asomó. Inmediatamente, Willie apareció frente a la puerta abriendo los brazos como para que lo abrace. Me emocioné un poco y salté a sus brazos como una recién casada -¡Willie!- exclamé quizás poco masculinamente en los brazos de mi amigo. Me aparté aún agarrándole los hombros y dije -Estás como siempre, igualito a cómo te imaginaba-. No, nada de tinturas de buena calidad esta vez... Sonreí con verdadera felicidad, me puse serio de repente y dije -Sigues igual de guapo también ¿Alguna muchachita enamorada por ahí?- pregunté finalmente codéandolo levemente mientras le guiñaba el ojo.
Me invitó a pasar por lo que hice una reverencia antes de adentrarme en lo desconocido, o más bien, conocido ya que había estado allí antes. Para mi glorificación eterna, lo primero que hizo William fue ofrecerme una copa de whiskey de fuego ¡Siempre tan generoso y atento! -Willie, no te imaginas cuánto te extrañé- dije con una ancha sonrisa mientras aceptaba la copa que me tendía mi amigo. Me preguntó cómo me andaba tratando la vida, me encogí de hombros e hice una mueca -Y... más o menos. Más mal que bien, sinceramente. Pero estar aquí, reunidos los dos, entorno al alcohol... ¡Eso sí que me pone de buenas!- exclamé divertido. -Lo cierto es que en el amor soy un fracaso. No uno pequeño... uno inmenso. Sí, como el trasero de Jennifer López- exageré para que no se vea todo tan serio. Le di un trago largo al whiskey y me relamí un poco el labio. -Pero cuéntame tú... ¿Cómo andan tus cosas?- pregunté mientras una sonrisa aparecía en mis labios.

-Ya basta, que me harás sonrojar Willie- le pedí chistoso después de recibir un halago de su parte. Me contó que andaba en algo con alguna muchachita x, ya que no me dio información ni nada. -Will- lo llamé -Deja de hacerte el interesante y decime de quién se trata- solté una carcajada -¿Por qué tanto misterio, amigo?- pregunté chistoso -Cuéntame cómo se llama, cómo la conociste y de paso, hazme una descripción detallada de cómo está de buena- le pedí atrevido y solté una gran risa.
Ya dentro dijo algo así como que extrañaba mis comentarios raros -¡Ey!- me quejé divertido y reí -Lo tomaré como un halago- dije encogiéndome de hombros. Willie levantó su vaso y exclamó algo así como 'viva la soltería, la felicidad de la soledad y las drogas alucinógenas' yo reí e hice otro brindis también -¡Por el reencuentro más esperado de la farándula londinense! Vale aclarar que somos nosotros, amigo- concluí divertido.  Chocamos vasos y le di un gran sorbo al mío. William comenzó a contarme su visita a la costa con su familia, de sus paseos por Londres y su adicción a la televisión. Solté una carcajada -Bueno, si te contara las cosas que hice...- empecé y paré de hablar para reírme -Amigo, no creerás las cosas que me pasaron. Malas y buenas también. Debería sacar un libro hablando de mis vacaciones- razoné gracioso. -'Las desventuras de Elliot' o 'Crónicas del hombre planta' ya no sé que pensar de mi mismo- dije y solté una risa. -¿Tienes tiempo?- le pregunté -Porque es algo largo para contar- le expliqué sonriente. -Bueno- dije y sacudí mi cabeza en forma de negativa con una sonrisa en los labios -Nos fuimos de viaje con Ainhoa...- empecé, me mordí el labio -Terminé sin un centavo en el medio de BRASIL. ¿Entendes lo que fue eso?- fruncí el ceño mientras hacía cara de no creer -Encima no soy muy bueno con el portugués, te imaginarás que era todo improvisado- me reí un poco -Te preguntarás también ¿Cómo que te quedaste sin dinero? Pués, Ainhoa me saqueó. Sí, me robó todo. Era demasiado idílico como para fiarse de la situación, pero claro, no puedo resistirme al encanto de una mujer- negué con la cabeza. -Tuve que implementar la magia, crear un translador en el medio de un maizal y pude llegar a Londres. Sí, un maizal. Por suerte en Gringotts tenía bastantes ahorros, gran parte de mi sueldo del año pasado- le expliqué -Me pude sustentar bastante bien- reí -Y el resto de mis vacaciones fue un compilado de cosas raras- solté una carcajada -En uno de esos paseos míos diarios conocí a un hombre. No.¡ No creas que me enamoré de él!- me reí -Este señor era dueño de un club bailable, un lugar que frecuentan las mujeres fáciles y los hombres que gustan de su compañía, música fuerte y una gran dósis de alcohol. Te imaginarás qué pasó. Sí, me introduje al mundo de ese tipo de gente. Divertidísimo, mujeres con poca ropa y tragos por allí y por allá. Me hice un par de amigos y... unas cuantas amigas- solté una gran carcajada -No te imaginas las que me pasaron, una noche estaba tan borracho que casi ligo con un travesti- no paraba de reírme -Por suerte me di cuenta antes de cometer el gran error- continué riendo. -Hice renovaciones en mi jardín, cambié un poco mi casa. Conocí a un vagabundo y le invité un desayuno en unos de esos cafés que quedan cerca de acá- continué contando. No podía imaginar las cosas que pasaban por la mente de Willie en ese momento.

Reí por su comentario del misterio y me encogí de hombros - No estoy siendo misterioso, es solo que no tengo demasiado para contar; nos hemos encontrado una sola vez hasta ahora. Se llama Bonnie, tiene el cabello muy oscuro y unos ojos celestes alucinantes - le informé y luego abrí la puerta del ascensor - Subamos y arriba seguimos la charla - propuse, dándole lugar para que pasara él primero. Habría sido más rápido por supuesto aparecernos arriba directamente, pero corríamos el riesgo de que algún muggle nos viera. Por ello, teníamos que recurrir al método no mágico.
Una vez arriba nos serví whiskey de fuego y brindamos. El motivo que expuso Elliot para chocar los vasos me hizo soltar una carcajada - Obviamente. Todos los londinenses aguardaban ansiosos este gran momento - repliqué entre risas luego de dar un sorbo a mi bebida. Comenzó entonces a responder a mi pregunta sobre sus vacaciones - Pues escribe un libro - dije, riendo, para levantarle un poco el humor. De todas formas no era mala idea, mucha gente había hecho algún dinerillo de esa forma. Continué escuchando su historia, sorprendiéndome cada vez más y más. Nunca me había terminado de convencer que mi amigo volviera con su ex esposa, quien ya lo había decepcionado una vez - Brasil es donde la conociste, ¿verdad? - me quise asegurar, pues recordaba algo así - ¡Qué hi...! - empecé a exclamar, pero luego decidí cerrar el pico. Ni siquiera esa palabrota alcanzaba para describirla a ella; no se había contentado con romperle el corazón una vez en el pasado, sino que había vuelto a hacerlo aquella vez. Había regresado a los brazos de Elliot cuando necesitaba dinero sabiendo que él la perdonaría - Lo siento mucho, amigo - dije. Lo lamentaba de verdad. Volví a llenar su copa para que tapara sus desventuras con la alegría que aportaba el alcohol. No me parecía mal que se lo permitiera hacer una vez, dadas las circunstancias. Por lo que me contó a continuación, él también había pensado algo parecido y había pasado el último tiempo en un club bailable con mujeres y alcohol. Me sorprendió un poco, pero entendí que hubiera hecho un cambio tan grande luego del desastre que le había provocado Ainhoa - Pero ya no frecuentas ese lugar, ¿o sí? - pregunté, un poco preocupado por él. Tampoco era demasiado recomendable que volcara completamente su vida a ese tipo de actividades. Reí muchísimo con su historia del travesti y asentí cuando dijo que afortunadamente se había dado cuenta antes de hacer cualquier cosa de la que pudirea arrepentirse - ¿Y sigues hablándote con el vagabundo? - pregunté entre carcajadas, no podía creer todo lo que le había pasado - Ey, amigo, si quieres yo conozco algunos lugares donde pasar un rato divertido, un poco mejores que los que cuentas. Bares y demás - le ofrecí, guiñándole un ojo.

Negó estar haciéndose el misterioso, solté una risa -Claro, supongo que eres misterioso por naturaleza y por eso no te das cuenta de ello- dije divertido. La muchachita de Willie se llamaba Bonnie, combinación extraña si se unen los dos nombres ''Willie y Bonnie'' suena como 'Wallace y Gromit pero bueno, no iba a opinar nada sobre aquello. -Extraño nombre, supongo que es un apodo ¿No? ¿Cómo es su nombre entero entonces?- pregunté extrañado. La jovencita parecía tener unos ojos celestísimos en contraste con su cabello oscuro -Me refería a cómo eran sus curvas, precisamente- bromeé y solté una carcajada. Abrió la puerta del ascensor y me dejó pasar -Muy caballeroso de su parte- dije haciéndome la princesa y le guiñé un ojo en chiste, después reí un poco.
Willie bromeó sobre que todos los londinenses esperaban ansiosos nuestra reencuentro -Eso no se duda amigo, por lo menos mi amigo el vagabundo lo esperaba- dije divertido y reí. Es más, Willie me animó a escribir mi propio libro -Ya verá que será de eso, sería restringido para menores de edad- bromeé.
Mientras contaba las cosas que me pasaron se mostró muy sorprendido, y podía entenderlo, no pasa seguido que te estafen de esa manera. -Sí, allí nos conocimos- afirmé e hice una mueca. Escuché a William casi insultar de bronca, yo también estaba muy enojado pero después de sufrir tanto trataba de no pensar mucho en eso -Gracias por entender, Will- le agradecí sincero mientras dejaba que me llenase la copa -Algunas mujeres son peligrosas, créeme- confesé. Escuchó como le contaba sobre el club nocturno y me preguntó si continuaba con el hábito de ir -Algo así- dije quedándome absorto en mi bebida, luego le di un trago y le sonreí a William. Reí con el en la historia del travesti y la del vagabundo. Me preguntó interesado si seguía hablándome con el buen señor -De vez en cuando, no tiene teléfono ni celular pero a veces se pasa por mi casa y toca timbre, hablamos de la vida. Un hombre muy amable..- dije divertido. Willie me contó que sabía de varios bares y lugares buenos para frecuentar, sonreí con emoción -A ver cuando nos pasamos juntos, eh- dije alegremente. Me tomé toda mi bebida de una y sonreí como idiota. -Cuéntame un poco sobre tus vacaciones con tu familia ¿Cómo andan todos?- pregunté interesado mientras le pedía con gestos si por favor me rellenaba la copa. No sabía si tanto alcohol podría hacerme mal, pero la pasaba bien por las noches en compañía de mujeres y algunos amigos que me hice ahí, además podía olvidarme de mis problemas y pasarla bien..

Notaba que ella también estaba incómoda, bueno, mi relación con Margaret era mala pero podría ser peor, como la relación entre ella y Hannah, cuando se veían podías sentir la tensión. Margaret debe odiar a Hannah, ella besó a su novio. La verdad es que sí... eso estuvo pésimo y aunque odies a tu hermana, no se le hacen esas cosas, va más allá de todo eso, seguramente Margaret se sintió realmente mal aquella vez pero como sea, no iba a ponerme de su lado tampoco. Explicó que había sido profesora suplente en Hogwarts, me sorprendí un poco. - Oh - hice otra pausa - Interesante. - en realidad no lo era. - ¿De qué materia? - no me interesaba en verdad, pero demostraba ser algo... cortés. - He estado bien, ¿y tú? - respondí a su pregunta. Se fue por unos minutos, la observaba sirviendo whisky de fuego en su vaso. ¿Margaret? no recordaba que ella tomara, tal vez era sólo la ocasión. Volvió y pensé que debía esperar a que ella sacara otro tema de conversación pero luego recapacité y me di cuenta de que podría ser que ella no diga nada y quedemos las dos en silencio... una al lado de la otra... muy incómodo. Así que me adelanté y dije - ¿Continúas la relación con tu novio? - pregunté curiosa.